Un encefalograma es una prueba diagnóstica para comprobar la existencia de actividad eléctrica cerebral. Cuando tal actividad no existe, el resultado se denomina “encefalograma plano”.
Apliquemos metafóricamente el encefalograma a diversos aspectos de la tarde dizque de toros.
Presidente: el inefable don Julio Martínez, quizás el peor que haya ocupado el palco de Las Ventas (y ya tiene mérito la cosa). No suele, pero ayer dio muestras de alguna pequeña actividad “presidencial”. Medio minuto después de haber ya cambiado el tercio, en el que el animalito había certificado su absoluta invalidez, ordenó la devolución, pero para ello fue necesario que el torito cayese desmayado patas arriba –literalmente- en el segundo lance del quite que intentó hacerle Abellán. Pero no crean que asomó automáticamente el pañuelo verde; todavía se lo pensó don Julio y lo hizo con un gesto entre indolente y malhumorado. Eso sí, para compensar esta "osadía", en el siguiente toro, que había manifestado ostensiblemente su flojedad, nada más entrar por segunda vez al caballo, y mientras aún permanecía en el peto, sacó apresuradamente el pañuelo blanco. El resto de la tarde, ahorrando sobreros a la empresa. Encefalograma presidencial plano.
Martelilla: en los últimos años, la empresa colaba este rebaño en la primera de feria, esperando que le pasase lo más inadvertido posible al personal, ocupado en los rituales saludos y preguntas recíprocas sobre la salud y la familia de los abonados vecinos. Este año ha roto la tradición, pero no el pésimo resultado. Encefalograma ganadero plano de los cinco seudotoros de lidia, tanto en casta como en fuerzas.
Matadores: Dos toreros en curva descendente irrecuperable. Miguel Abellán ya ni siquiera sale rebozado de sangre y arena como una morcilla –sólo alguna lamparita roja-, y eso que mete los riñones… ¡cuando ha pasado la pala del pitón!; eso sí, se decidió a hacer un quite a un toro… ¡moribundo! como ya he dicho. César Jiménez, que pudo haber llegado a los primeros puestos del escalafón, se ha diluido definitivamente, quizás descentrado en emulaciones o imitaciones propias de segundones sin personalidad; se anunció con una ganadería y toreó dos distintas (un completo inválido de Navalrosal y un cornivuelto de Domínguez Camacho, más propio para toros de fuego en la calle, al que volvió loco con idas y venidas del tercio a los medios y viceversa). Arturo Macías, todo valor y ayuno de oficio, confirmó con una oveja y remató con una especie de vareada búfala (por la forma de sus abiertas astas), a la que no sacó un pase limpio; toda la tarde estuvo a merced del azar, que le respetó. Encefalograma torero plano e irreversible de los dos primeros nombrados y actividad en el corazón del mejicano, pero no precisamente en su cerebro (aunque éste, por novel, sí puede ser recuperado).
Subalternos: Encefalograma plano para las facultades físicas de Marcelino Felipe (NdeSR), que además se pegó un espectacular tripazo, que a mí todavía me duele. A Domingo Siro la obediencia desmedida a su jefe (Abellán) pudo costarle un serio disgusto, al caer en la cara del toro por tratar de mantener en pie al cuarto de la tarde, andando para atrás con el capote elevado como si fuera una sábana para tender. Señaló bien, y es noticia, Antonio Muñoz, en una corrida que picarse, lo que se dice picarse, ni hubo necesidad ni se picó.
Espectadores: El lector creerá, por lo relatado, que Las Ventas fue un polvorín a punto de estallar de indignación. Nada más lejos de la realidad. Algunas protestas educadas y muchos aplausos a la mínima oportunidad (y sin ella). Encefalograma plano de la afición de Madrid.
Claro, que todo esto no es nada si lo comparamos con el peor de los encefalogramas planos: el de nuestros dirigentes políticos, y a la cabeza el presidente, pero no el de Las Ventas, sino el del gobierno, un autista que ha actuado con dos años de retraso, cuando se podía haber curado la herida con un pequeño bisturí y unos puntos de sutura, y no ahora que hay que decidir si se amputa el miembro.
Después de la fatiga de escribir esto, que no me hagan a mí la prueba, por favor.
Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
Comentarios a esta entrada
No hay comentarios:
Publicar un comentario