domingo, 18 de octubre de 2009

Desprecio a la afición de Madrid. Las Ventas 18 de octubre de 2009

Notas:
- El último festejo de la temporada en Las Ventas ha sido la lamentable constatación de que a Taurodelta y al Cuento de Arreglos Taurinos de la Comunidad de Madrid les trae al fresco Madrid, su (exigua) afición y la categoría de la Plaza de las Ventas.

- De entrada, dos hierros en el cartel, que acabarían siendo cuatro. Y menos mal, porque lo que salió de la ganadería titular era carne para matadero. De los seis corridos, sólo el de Pablo Mayoral que se mantuvo en la arena dio un juego acorde al nombre por el que se conoce su especie: toro de lidia. Hasta falló Florito con los cabestros y los colores de las divisas.

- No quiero hacer sangre con los novilleros, porque no tienen la culpa de que se les anunciara en Madrid, responsabilidad que recae únicamente sobre la empresa y quien se lo consiente. Así que punto. De los demás actuantes sólo destacaré a un veterano picador que demostró cómo se detiene a un toro con la puya antes de que se estrelle en el peto, pinchando en el morrillo y no en el lomo: Anderson Murillo.

- Terminó la temporada en un domingo casi veraniego, con menos de un sexto de plaza. Si excluímos empleados, turistas, invitados, parientes y amigos de los novilleros y algún despistado, no habría más allá de mil personas. Unos dirán que el cartel no invitaba a acudir a la plaza; otros que en Madrid no hay afición a los toros. Yo digo que unos y otros tienen razón.

- Se cerró una temporada para olvidar, salvo algunos acontecimientos que se cuentan con los dedos de una mano (y sobran dedos). Prometí al finalizar la feria de San Isidro que trataría sobre Peñajara, Rafael Corbelle y Andrés Vázquez. Ha pasado el tiempo y, con él, han quedado difuminados los hechos que había de comentar. Así que simplemente daré dos trazos.

- En la entrada relativa a la corrida de Peñajara no quise comentar nada sobre el comportamiento de los toros de esta ganadería porque me resultó muy extraño, máxime viendo como querían pelear en el peto a pesar de su absoluta invalidez. Por ello, centré mis críticas sobre el presidente del festejo que mantuvo a alguno de los toros, a pesar de ser manifiestamente no aptos para la lidia. Después se ha demostrado que todos ellos padecían una enfermedad parasitaria. Convendría releer ahora algunas de las crónicas de los periodistas "estrella", que aprovecharon la circunstancia para arremeter contra el ganadero, no muy del gusto de los "taurinos".

- Rafael Corbelle y Andrés Vázquez, a raíz de la cogida de Israel Lancho en la tarde de los Palhas, hicieron unas altisonantes e injustas manifestaciones contra don Joao Folque, que, si bien podían justificarse en caliente, no eran de recibo en frío. Del primer personaje (que fue un gran banderillero) no me sorprendieron, y más teniendo en cuenta que quizás pretendiera desviar la atención sobre su actuación aquella tarde, anunciando a un torero para una corrida que le venía grande, y, sobre todo, pidiendo y consiguiendo dejar crudo a un toro encastado y poderoso. Del segundo, por contra, no lo esperaba; pero lo cierto es que Andrés Vázquez (que fue torero de casta) no ha rectificado sus declaraciones en las que manifestó que los toros de don Joao son de media casta y que el ganadero ni siquiera se interesó por el estado del diestro herido. Se ha demostrado que el ganadero estuvo en la enfermería de la plaza y al día siguiente en el sanatorio donde estaba ingresado el diestro, pero el brujo de Villalpando, que yo sepa, no ha rectificado ni una coma de lo dicho.

- Próximamente, y para cerrar yo también la temporada, dedicaré una entrada al breve resumen de los datos publicados sobre los toros de las Las Ventas esta temporada 2009.

Cuadro de Puntuación de la novillada de Mercedes Figueroa del 04/10/2009 en Las Ventas.



(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación).


Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
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domingo, 4 de octubre de 2009

Tarde de toreros. Las Ventas 4 de octubre de 2009

- Cuando se anunció la feria de Otoño supuse que Victorino Martín echaría una corrida espectacular, para compensar la mediocre de San Isidrín. Nada más lejos de la realidad. Ya, al llegar a la plaza y ver el programa de mano, me topé con la mala nueva de que la corrida venía remendada (algo impensable en este ganadero). Y para mayor inri, la presentación de los cinco que salieron al ruedo (exceptuando al quinto) dejaba mucho que desear. Y no digamos el juego, si exceptuamos al segundo, complicado pero encastado y, por ello, emocionante. Para remate, el tercero fue devuelto a los corrales por falta de fuerza.

- La elección de la terna que debía enfrentarse a los albaserradas me pareció acertada sobre el papel. Y no me equivoqué.

- El primero de la tarde, de presencia justita, intentó saltar la barrera por el 8. José Luis Moreno no terminó de acoplarse con él y tuvo la fortuna de que su propio capote le hizo el quite cuando resbaló en la cara del toro. No consiguieron fijarlo y se fue al picador de puerta, que tapándole la salida le cuidó, a pesar de lo cual salió flojeando; tardeó en la segunda entrada en la que apenas le castigaron y de la que saldría suelto. Quedó muy soso y sin fuerza para banderillas, en las que le presidente –el inefable don Julio Martínez- hizo entrar una cuarta vez cuando el toro ya tenía 4 palos (cosas de don Julio). Los inicios de faena tuvieron torería, pero la falta de casta y de fuerzas, sin humillar, rebajó las virtudes de José Luis Moreno, con la muleta: temple, pureza en la colocación y al embarcar al toro con la panza de la muleta. Por el izquierdo fue menos claro el animal; destacó la forma de tragar de Moreno en un parón a medio pase; bueno fue el trasteo final con izquierdo, con trincherillas y pase del desprecio. La estocada quedó rinconera. El cuarto era veleto y abierto de cuerna, largo y rabicorto; no le forzó el andaluz en los lances. Mala pelea hizo en varas, sin emplearse, repuchándose y saliendo suelto; en palos destacó un buen primer par de Félix Rodríguez, pero en el segundo no encontró toro. Quedó con muy poco recorrido y perdiendo las manos cuando le obligó el diestro, que recurrió a un toreo excesivamente movido que, como se demostraría después no era necesario, pues el victorino, aunque sin clase, obedecía al engaño; los dos desarmes deslucieron aún más la faena. Tenía prisa don Julio y dio el primer aviso a los 9 minutos, antes de que Moreno recetase una estocada desprendida y tendida.

- El veleto segundo tuvo mucho picante en el saludo genuflexo y arrebatado de Diego Urdiales, que al final quedó desarmado. Zigzagueó ante el capote del riojano, que lo llevó bien por delante y lo dejó en su sitio, saliendo por la cara del caballo (esto lo apunto porque se ve en raras ocasiones). Empujó de lado por izquierdo, y Bernal le cuidó en las dos varas, de las que salió enterándose. El segundo tercio fue poco afortunado, porque Plumero no lo puso fácil. Comenzó Urdiales con mucha decisión y por abajo la faena con un toro al que había que llevar tapadito, porque no era nada claro y buscaba el corvejón por el pitón izquierdo; no se amilanó el espada y, en los medios (seguramente el único sitio donde se le podía ganar la batalla) pisando con firmeza los terrenos de verdad acabó por encima del toro, al que terminó abanicando, con desplante que, esta vez sí, es digno de aplauso. Tras pinchar en lo alto, enterró el estoque embraguetándose; el toro rodó. La vuelta al ruedo, que dio tras la petición no atendida por el palco, fue merecidísima. El quinto, nada aparatoso por delante, era alto y de bonita estampa. Salió corretón, buscando salidas e inquietando a los monos del callejón; cabeceó en el capote de Urdiales. En el caballo no se empleó y le cuidaron tanto que puede decirse que quedó sin castigo, lo que se notaría en la faena de muleta. No se confiaron los banderilleros con los palos. Lo inició obligándolo pero no pudo hacer pasar a este Galletero que había quedado bronco, con la carita a media altura y buscando siempre el traje de Urdiales. Vista la imposibilidad del lucimiento estético, el diestro lo macheteó a la antigua y con una estocada mandó al otro mundo a este regalito cárdeno.

- Sergio Aguilar se fue sin matar ninguno de la ganadería anunciada. El tercero fue devuelto por falta de fuerza, aunque no quiero pasar por alto el hecho de que don Julio Martínez ha mantenido este año en el ruedo por los menos diez toros más inválidos que este. El sobrero, de Julio de la Puerta era abierto y veleto. También con querencia a chiqueros, se vino por los adentros del sol al piquero de puerta, que le dio un refilonazo; al volver le agarró trasero, se fue el toro, volvió al peto y El Bala, contumaz, clavó atrás (y se lo premiaron con aplausos); la segunda vara se la puso el de tanda sin previa colocación, de la que salió el animal andando y humillado. Se lució Pablo Pirri en sus pares. Aguilar brindó al público y al cielo. El toro era soso y descastado, pero humillaba mucho y el madrileño en unas aceptables series con la zurda se lo pasaba muy cerca, tanto que llegaría a empalarle la pierna sin derribarle. La faena fue a menos, al pasar  a torear despegado y no conseguir el acople; el toro pareció terminar yendo su aire. Sergio pinchó entrando a toro corrido, repitió el pinchazo y terminó cazándolo con una estocada hasta las cintas en las agujas; tras el aviso, el burel buscó las tabas para echarse. De Carriquiri era el sexto, muy serio, un tío: hondo, bien armado, silletito, con pecho y culata. Buscó la huída antes de emplazarse. Se arrancó con poder al caballo y del topetazo derribó al caballo; muy atento Aguilar hizo un oportuno quite al caballo; por contra, en la segunda entrada, lo metió dentro al relance, se durmió el morlaco en el peto y perdió las manos al sacarlo; se animó el diestro a un quite por chicuelinas rematado con media y “revolerilla”. Bregó bien Pirri, andando para atrás y ahorrando capotazos. Volvió a brindar al público, pero la faena no tomó altura, a pesar del temple de Sergio, porque el toro entraba aborregado y con la cara a media altura; terminó con bernadinas y un estoconazo a ley pasando el fielato.

- Ciertamente fue una tarde desnivelada, donde los toreros pesaron mucho más que los toros. Sólo hubo emoción en los dos del lote de Urdiales, porque ambos eran complicados y porque el riojano anduvo muy firme con ellos. Aceptables estuvieron Jose Luis Moreno y Sergio Aguilar y se han ganado la repetición en la próxima temporada. Sin embargo, las dos tardes de Victorino en Madrid en ésta, unidas a algunas de otras plazas, son un serio toque de atención a Victorino, que debe servir de un revulsivo en el que confiamos.

En el blog de Rafa Carlevaris, de donde he sacado las fotos que ilustran estas notas, puede contemplarse un amplio resumen del festejo.

Cuadro de Puntuación de la corrida de Victorino Martín del 04/10/2009 en Las Ventas.



(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)

Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
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sábado, 3 de octubre de 2009

Madrid, ¡quién te ha visto y quién te ve! Las Ventas 3 de octubre de 2009

- Se anunciaba la ganadería "comercial" por excelencia de los últimos años, la del gusto de los toreros y, por ende, de la mayoría de los públicos. Y con ella, un Aparicio cuyo frasco de aromas sigue cerrado casi herméticamente por el tapón de la jindama; un Morante con la temporada cuesta abajo desde la cima de la primavera; y un Castella firme en su estilo. La foto, con la pancarta que denuncia el apego de las "figuras" a la comodidad de las reses, es de Lupimon.

- Los "artistas" (léase los toros) fueron fieles a su reciente fama y se portaron tal cual los han "fabricado": en general acudieron obedientemente a la llamada de los engaños, no se quebrantaron porque no fueron castigados, se hipnotizaron con las muletas; o sea, "sirvieron", por utilizar la palabra con que los taurinos expresan su satisfacción por el comportamiento de los bureles. Tanto se ajustaron al guión que se apuntilló al sexto 8 minutos antes de que transcurriesen dos horas desde el primer toque de clarines y timbales, y eso que Castella paseó el anillo con las orejas del tercero.

- Sin ningún ánimo recibió Julio Aparicio al flojísimo primero, albahío, bocinero y botinero, que se dejó en el caballo, sin más; el segundo tercio fue visto y no visto, como si los banderilleros lo hubieran contratado a destajo; el tanteo fue jaleado por una plaza con ganas de aplaudir, y quedó el animalito gazapón, flojo y al paso; lo cazó desde fuera y escupiéndose. Al cuarto lo recibió bailón y con pasito atrás; el tercio de varas fue un simulacro y el quite de Aparicio intranscendente; pareó con decisión Otero, aunque no acertó en la colocación, y bregó eficazmente Rafael González; la faena fue un catálogo de dudas de toro y torero y todo terminó con una rinconera.

- El segundo de la tarde salió ya tan ahormado que permitió a Morante de la Puebla lancear con gusto y con reposo, rematando con una gran media. Fuese el bicho con velocidad y al sesgo hacia el caballo, le rodeó y empujando por delante le derribó, saliendo de naja; intentó justificarse Morante con dos chicuelinas y en la segunda entrada la vara cae trasera y el animal se limitó a quedarse en el peto; volvió a intentarlo el coletudo, pero las verónicas fueron deslucidas. Se dolió el burel en palos, en los que destacó El Lili. Antes de poder saludar al usía, se le vino al diestro, quien en el tanteo le intentó corregir por abajo su embestida descompuesta; demasiado metido en rayas y con muchos alivios no acertó a superar el punteo del jabonero que, además, era revoltosillo; sin probar la zurda y después de dejar al cuvillo sin moscas le endosó, casi a toro corrido, una media caída y atravesada. Poca historia tuvo el quinto, un animal que se dejó en el caballo y que anduvo siempre frenado, al que permitió el de La Puebla que castigaran en exceso, con el que nunca estuvo decidido y que pasaportó con otra media atravesada y un golpe de verduguillo.

- Sebastian Castella enlotó dos toros aristócratas. El primero salió ya embistiendo con clase en el saludo con el capote. En su primera entrada regateó al caballo y empujándolo hacia atrás de lado, con un solo pitón y la cara alta, derribó al bruto más por la incapacidad de Doblado que por el empuje de Ventanero, que, más asustado que el piquero, huyó a terrenos de nadie; se lució el francés en las verónicas y en la larga de remate, favorecido por la extraordinaria suavidad del cuvillo; la segunda vara no pasó de un picotazo del que el toro salió suelto. Siguió noble Ventanero en el segundo tercio, desmonterándose Curro Molina tras dos pares a cabeza pasada. Tras el brindis al respetable, Castella repitió uno de sus acostumbrados inicios en los medios con tres cambiados por detrás, el de pecho, capeína y remate. Ventanero iba como la seda, boyante, con son y tranco, desplazándose y repitiendo, y Castella tuvo la principal virtud de templarlo y dibujar alguna trinchera de sabor, mas de perfil y con la pierna retrasada; poco a poco el francés fue acortando distancias hasta ahogar la embestida de Ventanero, que a pesar de los chiquicientos pases y de lo inadecuado de la distancia seguía embistiendo con nobleza insuperable hasta los últimos pases de guardabarrera, desdén y trincherilla. Colaboró este auténtico carretón hasta para cuadrarse y recibir un sopapo bajo. El Sr. Muñoz Infante volvió a devaluar la categoría de Las Ventas asomando el moquero por partida doble.

Colaboró también de salida el sexto en el lucimiento de Castella con el capote. Se durmió en el peto y se aplaudió el gesto de José Manuel Moreno de levantar el brazo; la segunda vara fue un leve picotazo y el público ovacionó al "picador" nuevamente por levantar el palo; intentó Aparicio el "quite del perdón" entre la bronca del "respetable", pero la cosa no tuvo más mérito que la voluntad del madrileño. Tras un tercio de banderillas en el que el toro seguía respondiendo, Castella inició su faena con unos telonazos en los que se empleó Ganador y quebrantó así sus justísimas fuerzas; sólo aguantó dos tandas, una por cada pitón, algo pegajoso; después vendría la locura colectiva con el inevitable arrimón, dos circulares invertidos (ver para creer) y el penduleo (sí, ése que tanto afearon a Dámaso Gónzalez). Cayó el aviso casi al tiempo del pinchazo hondo, tendido y caído y los cuatro golpes de descabello que impidieron un nuevo derroche apendicular.

- Aprendí a "ver" toros sobre 1980 en la grada del 8 de Las Ventas. Procuraba situarme detrás de unos veteranos y prudentes aficionados con abono en su primera fila de quienes sólo llegué a conocer la filiación de uno de ellos (nada menos que el colmenareño don Luis Vicente Fernández Salcedo); allí alargaba la oreja para escuchar sus sabios y concisos comentarios que no siempre concordaban con el parecer ruidoso del público. Esa cátedra era la depositaria de los principios del toreo clásico, del toreo eterno; y esos principios son el fiel medidor con que, dentro de mis insuperables limitaciones, intento valorar el toreo de cada tarde. Y no sé si será porque esos principios ya no rigen la tauromaquia actual o porque la ignorancia y la torpeza me impiden visualizarlos en el ruedo, pero lo cierto es que el contraste entre mi percepción y la reacción del público venteño se agranda día a día. No comprendo que sirva para abrir la Puerta Grande una faena en la que el diestro no acabó de cuajar la suave boyantía de un toro, citando de perfil y con la pierna contraria retrasada, ahogando su embestida y rematando con una estocada baja. No comprendo que se haga saludar a un banderillero que cuadró a toro pasado y dejó caídos los palos. No comprendo el aplauso a un picador... ¡por no picar! No comprendo que se abronque a un diestro porque se proponga ejercer su derecho -que debería ser también deber- de hacer un quite (sí, esa cosa que está en peligro de extinción). Y no comprendo que se jaleen circulares invertidos a un toro moribundo.

Esto ya es pasado, mas el futuro es desalentador. Se fue Rincón; se va Esplá (sí, Esplá, el del 5-J); y El Cid se encuentra "desaparecido". Se quedan mandando Tomás, Perera y Castella. Y llega Luque. Un panorama que invita a una depresión profunda.

Las fotos son una pequeña muestra del gran reportaje fotográfico de la tarde realizado por Rafa Carlevaris

Cuadro de Puntuación de la corrida de Núñez del Cuvillo del 03/10/2009 en Las Ventas.



(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)

Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...