miércoles, 19 de mayo de 2010

Desperdicios. Las Ventas 18 de mayo de 2010

El titular no tiene relación con Manuel Domínguez "Desperdicios", aquel diestro del XIX que cuentan debe su apodo a la frase que pronunció al entrar andando en la enfermería de la plaza de El Puerto de Santa María, después de que un toro de Concha y Sierra le diera una cornada y le dejase el globo ocular colgando: “Esto no son más que desperdicios”.

Los desperdicios a los que me refiero son los derroches que los tres espadas hicieron de la boyantía de los lisardos de don Lorenzo Fraile. Una tarde que es buena muestra de la penosa situación actual de la mal llamada Fiesta: ha habido material, cinco toros aptos para el triunfo, y en el cartel tres toreros de los de arriba del escalafón: pues bien, no se ha escuchado ni una ovación cerrada ni, por supuesto, se ha dado una mala vuelta al ruedo.

El domingo pasado, tres diestros, que sumaron 18 corridas en 2009, se dejaron ir algunos toros noblotes de Los Bayones y Pereda. Esa falta de rodaje puede hacer disculpable su fracaso. La terna de hoy sumó 146 corridas en 2009; así que ni por ahí pueden escaparse.

La corrida ha estado muy bien presentada, pareja de cajas y muy serios por delante, en especial los llamativamente astifinos 4º y 5º (¿sólo por las fundas?). En cuanto a su juego, puede resumirse en esa palabra de uso común entre los taurinos: servían. No eran toros poderosos ni bravos, salvo el último, sino nobles y con ese mínimo de movilidad y acometividad que permite el lucimiento de los de luces; toros modernos, o sea. Digamos, en definitiva, que en comportamiento han sido casi la antítesis de los saltillos de Moreno Silva de ayer.

Manuel Jesús "El Cid" quiere y no puede, y no saben ustedes cuánto me cuesta comprobarlo cada vez que lo veo. Si le caen hace tres años sus dos toros de hoy, la plaza se viene abajo. El primero salió soso y flojeando, apenas se le picó, y no acabó de romper en la muleta, probablemente porque el de Salteras tenía aún más dudas que el toro; lo mató de notable estocada. El cuarto, frío de salida, fue picado muy malamente por Juan Bernal, pero, tras un quite insustancial de El Cid, llegó claro, franco y repetidor por ambos pitones a la muleta del diestro, que eligió acertadamente los medios, pero que fue incapaz de conseguir una serie redonda; sólo dibujó un gran natural, eso sí, y trató siempre de citar honradamente dando el medio pecho, pero el buen son de Cartuchero era para descerrojar la Puerta Grande. Para colmo de males debió de cerrar los ojos al entrar a matar porque no atinó con el toro y salió trastabillado por la penca.

Sebastian Castella ha hecho el intento de torear; y debía concluir añadiendo "y punto", pero mejor me explico. Se había animado Sebastian en el primero de El Cid a hacer un quite, pero decir que era por "gaoneras" es casi pecado, porque ese lance, de corto recorrido, exige que se trate de embarcar al toro con el exterior del capote y llevarlo toreado hasta vaciar su embestida por detrás; el francés se limitó a mover el capote para llamar la atención del toro y procurar quitárselo bruscamente cuando llegaba a jurisdicción. En el segundo de la tarde, tras un enganchón de saludo, lanceó aceptablemente por verónicas; el toro se quedó en el peto en la primera vara, mas cabeceando, y se escupió en el segundo encuentro; Bailador llegó a la muleta justo de fuerza, noble y humillado y Castella tardó siete series, aunque no lo crean, en buscar el acostumbrado arrimón, al que sumó manoletinas y trincherillas. Pero la noticia es que intentó torear de largo durante seis tandas; eso sí, de forma aliviada y mecánica. Mató mal (si no alguna oreja le habrían regalado) y terminó entre las patas del animal después de haber sido encunado en un descuido. Lo peor de Castella, y ha de censurársele, fue su voluntad de mantener en la arena a un toro, el quinto, que no se sujetaba en pie y ni siquiera podía desplazarse. Muy mal hizo don Trinidad en no devolver al inválido, seguramente por esa absurda teoría que exclusivamente atiende para tal fin al hecho de que el animal claudique y lo haga de forma reiterada. No es eso lo que dice el Reglamento Taurino:
Artículo 84. 1. El Presidente podrá ordenar la devolución de las reses que salgan al ruedo si resultasen ser manifiestamente inútiles para la lidia, por padecer defectos ostensibles o adoptar conductas que impidieren el normal desarrollo de ésta.
Que el quinto era "manifiestamente inútil" para la lidia, por no poder siquiera desplazarse, ha quedado de sobra acreditado, por si hiciera falta, en la faena de muleta.

De Rubén Pinar pueden decirse mil cosas y ninguna buena. Hizo dos quites y los dos por chicuelinas mentirosas. Con el tercero de la tarde, tras una simulación de la suerte de varas, realizó toda una demostración de toreo vulgar (pases de guardabarrera, postura de alcayata en derechazos y naturales vulgares, periféricos y enganchados) para acabar desbordado y liquidando al animal de estocada baja. Lo peor para él vino en el sexto, un precioso toro veleto que salió abanto y sin clase, echando las manitas por delante y sin terminar de pasar en los lances de saludo; pero que mejoró notablemente después de una gran tercio de varas que protagonizó Daniel López y que conviene reseñar. Fueron dos entradas al caballo, y en la dos el picador echó la vara, señaló en el morrillo y sujetó con firmeza y sin barrenar el tibio empuje del cinqueño. Sobresalió también Manuel Montoya en palos, en especial por ese andar decidido con las banderillas en cada mano; el susto se lo llevó Juan Rivera al caer en la misma tronera del burladero. En la faena de muleta rompió Cubilón, noble, templado, codicioso, humillado, haciendo el avión por el derecho y yendo muy largo por el izquierdo; es decir, con todas las condiciones para ser toro de esos que, en Madrid, en San Isidro y con las cámaras de TV, llaman de cortijo, y de los de diez mil hectáreas de finca. Rubén Pinar tuvo la mala suerte (y nosotros también) de que le tocara a él en suerte. ¡Qué desperdicio!

Cuadro de puntuación de la corrida del Puerto de San Lorenzo del 18/05/2010 en Las Ventas


(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)


Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
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Me corto la coleta

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