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jueves, 31 de mayo de 2018

La corrida de Garcigrande contada en imágenes. Las Ventas, 30 de mayo de 2018

 Lleno de no hay billetes en tarde de viento, nubes y claros

 El primero salió sin fijeza y el confirmante se limitó a intentar pararlo

'Fanfarrón' hacía honor a su nombre y entró 4 veces al caballo sin apretar en ninguna 

 El caballo se echó de los cuartos traseros y Gustavo Martos tuvo que echar pie a tierra

Primer par del venezolano

Ceremonia de confirmación. Padrino: Ponce. Testigo: Castella 

En la faena de muleta hubo dudas pero no historia 

  El segundo de Garcigrande se lesionó una mano

 Sobrero cinqueño de diferente encaste

 El segundo bis mostró la calidad de su embestida ya en el saludo

José Palomares no tuvo empacho en tapar la salida. Esto no se protesta

 Tras la segunda vara, Ponce comprobó la suavidad de 'Billetero'

 Pase típico de inicios de faena del valenciano

 El de Chiva alargó la faena con un toro acabado

Después de mucho tiempo vimos el techo azul... aunque acabarían cayendo unas gotas

El tercero cabeceó en el peto

 'Dardo' también echó la cara arriba en el par de Vicente Herrera, paisano del usía

 El de Domingo Hernández acometía con más genio que casta...

 ...y Castella acabó desbordado

Las asistencias cuidan de alguien muy parecido al diputado Posada

 El cuarto empujó con fijeza y riñones al caballo...

 ...y en cuanto Manuel Quinta aflojó el brazo, 'Francachelito' lo derribó

 José Padilla pasando apuros

El de Garcigrande pidió el carnet a Ponce

Don Gonzalo de Villa, un presidente de pañuelo fácil

 El quinto "abrazó" por la cintura a Castella en el saludo...

 ... y lo tuvo a su merced, afortunadamente sin graves consecuencias

 'Juglar' fue poco castigado por José Doblado

 El toro demostró su calidad en el quite del confirmante

 Lo mejor de Castella fue el inicio, toreando bien de rodillas

 El toro hacía el avión por el izquierdo, pero el francés cargó la faena sobre la diestra

 Estocada cobrada por derecho, que sirvió de excusa al placo para concederle las dos orejas

 Último de la tarde

 Andrés Nieto también echó pie a tierra

 El mejor par del venezolano

 Inicios de faena dando ventajas al toro...

 ... pero 'Adueñado' no se dejaba hacer monerías, y la muleta salió 4 veces de la mano del confirmante

 Buena estocada, en su especialidad

160 minutos de corrida, un sinsentido

Más sobre la tarde en Exigente corrida de Garcigrande

miércoles, 30 de mayo de 2018

Exigente corrida de Garcigrande. Las Ventas, 30 de mayo de 2018

Cuando se anuncian figuras en el cartel, muchos aficionados esperan toparse con un encierro flojo, bajo de casta y derrochando nobleza. No ha sido el caso de la corrida de Garcigrande de esta tarde en Las Ventas, con toros que se han salido de ese guión previsible, y al mismo tiempo han dado oportunidades de triunfo. La terna, en distintos grados, ha estado por debajo de los toros.

El cuarto de la tarde realizó uno de los mejores tercios de vara de la Feria

Los bares de los alrededores notan en negativo la larga duración de las corridas, que invita a muchos espectadores a poner directamente proa a su casa. Por esa razón, el Rincón de César no alcanzaba la media entrada. En su mesa, don Venteño daba cuenta de un plato de lacón ahumado, acompañado de patatas fritas. Tomé asiento a su lado retirando el programa de mano y mostrándoselo.

- A las buenas tardes, usted que le ha visto más, ¿tanto fumaba Manzanares padre para que la caricatura sea con un pitillo en los labios?

- Y yo qué quiere que le diga. Yo le veía en la plaza toreando y no sé más. Supongo que se echaría un cigarrillo en el callejón, como tantos otros, pero no creo que fuera su signo de identidad. Pregunte mejor a Jerome Prodet que es el autor.

- No tengo el gusto, así que me quedaré con la duda. No creo que sea algo que no me deje dormir. Pero mejor vayamos al tema que mire la hora que es. Es increíble que una corrida dure 160 minutos.

Sonrió y me puso la mano en el hombro.

- Amigo Cadahalseño, siempre le veo estresado y no es bueno para la salud. A mí no me meta prisa. Metasela a estos toreros que son incapaces de redondear una faena en veinte pases a un toro con pujanza y se empeñan en llegar a cien con toros apagados, y proteste a los que encima los aplauden.

- No perdamos tiempo y vayamos al grano. ¿Qué le ha parecido la puerta grande de Sebastian Castella?

- Otro despropósito de este presidente. Es un chollo el hombre. Esta temporada han salido cuatro matadores de toros por la puerta grande y los cuatro los ha sacado él: Álvaro Lorenzo, Talavante, López Simón y Castella.

- Por cierto, siempre acompañado del veterinario Carlos Fernández Zapata, que comenzó siendo compañero mío de abono. Pero no se me vaya por las ramas y al toro.

- A usted se lo voy a decir yo. El francés había estado a la deriva con su primer toro, de Domingo Hernández, un toro con mucho genio en todos los tercios y de embestida descompuesta, al que ha sido incapaz de domeñar y que ha acabado subiendosele a las barbas. Y no se le ha ido al corral de milagro, porque ha dado un mitin con la espada. El quinto ha sido un toro que se ha movido mucho, que metía la cara con codicia y al que se le ha picado muy poco. En el saludo no le dio salida con el capote y esa fue la única causa de la voltereta, porque precisamente hacía el avión por el pitón izquierdo con el que le enganchó. Sólo me gustó como toreó Castella de rodillas, por cierto que así inició las faenas de muleta a sus dos toros, olvidándose de sus clásicos pases cambiados por la espalda o los estatuarios. Después no supo cuajar esa embestida clara y vibrante, con toreo despegado y superficial con la derecha, dejando para el final, cuando el toro se aplomó, echarse la tela a zurda, el pitón del toro, como se demostró en los dos circulares por ese lado con los que cerró dos tandas de derechazos. La estocada sí fue buena, entrando muy por derecho. Esto pueden ser dos orejas en Nimes pero no deberían serlo en Madrid.

- Hombre, creo que ha pesado mucho en los tendidos la impresionante voltereta que le dio con el capote y la forma de rehacerse. El toreo no puede ser ajeno a la impresión que ello produce. Quizás es una de sus grandezas y no deberíamos subestimarla. Vamos, que si a usted o a mí nos pasa una cosa parecida, todavía estaríamos en reanimación.

Me miró con el rictus contraído y antes de contestar bebió un trago de su Galicia 1906.

- Cada uno es esclavo de sus emociones, y yo soy el primero que se descubre ante esta gente. Pero el riesgo es consustancial al toreo y sobreponerse es una obligación del torero. Y porque son capaces de  eso, ellos están el ruedo y nosotros pagamos por verlo desde el tendido. Yo lo que valoro es lo que le he dicho y como le he repetido tantas veces, estando por debajo de las posibilidades de un toro no se puede salir por la puerta grande, además sin dar un lance y sin torear al natural. Bueno, poderse se puede si don Gonzalo de Villa está en el palco.

- No discutamos más de eso, y vayamos con Enrique Ponce. Ya le adelanto que hoy no ha estado como otras veces, sobre todo con ese cuarto que de hacer una buena pelea en varas, muy fijo y empleándose en el peto, ha ido estropeándose en el segundo tercio, esperando a los banderilleros y ha acabado defendiéndose con mal estilo, pegando tornillazos. A toros así, el valenciano ha acabado dominándolos en otras ocasiones y hoy no ha podido, y encima lo ha despenado de una bajonazo.

De nuevo puso cara de fastidio.

- Vamos a ver, Cadahalseño, Ese toro tenía mucha casta y ninguna nobleza. Vamos, que pedía el carnet. Y Ponce se lo ha mostrado, plantándole cara sin aspavientos, con aplomo, pero lo que no puede hacer es milagros. Así como al francés, el tercero le desbordó, el de Chiva se terminó imponiendo, como quiso demostrar gráficamente parándolo y tocándole el pitón con la mano. Y recuerde que fue un toro que salió esperando en toriles y frenandose en los capotes.

- Yo no lo veo así, pero bueno... Y tampoco con el sobrero de Valdefresno, que era un carretón, hizo esa faena preciosista que acostumbra con esta clase de toros. Eligió mal los terrenos, poniéndose donde más molestaba el viento, y cuando quiso irse a resguardo, el toro se había acabado. Algo imperdonable en torero de tanta experiencia.

- En eso no le voy a quitar la razón. Y más por lo que ya dije antes. Si un toro se apaga, o echa la persiana, como dicen algunos, se corta la faena y a matar, no a seguir quitando las moscas a una animal agónico y a aburrir al aficionado.

Miré el reloj y se lo mostré al viejo aficionado.

- Tenemos que abreviar nosotros también. Queda el otro.

Se le dibujó una sonrisa en la cara.

- ¿Es que no va a decir su nombre? Mire que es usted rencoroso.

- Ya le expliqué la causa la tarde de Toñete y no la voy a repetir. En cualquier caso, el día de su confirmación ha explicado el por qué fue novillero puntero: la espectacularidad, por su contundencia no por su ortodoxia, con las banderillas y la seguridad con el estoque, aunque haya pinchado una vez. En lo demás le queda mucho camino por andar.

- A mí me han decepcionado dos cosas. Su primero era descastado y en dos ocasiones se ha frenado. Colombo en las dos ocasiones se ha movido y no ha aguantado. El sexto, por el contrario, era un toro encastado que requería mando y, vale que pueda equivocarse una vez citándolo de lejos de rodillas, pero una vez que compruebas su brusquedad, no intentes lo mismo. Y cuando ya has visto como volaba la muleta dos veces, cuídate de quedar desarmado de nuevo dejando la muleta en la cara, porque el resultado es que te la vuelva a enganchar. Es lo que siempre se dice. Una cosa es torear y otra dar pases. Y este sexto era encastado, pero alegre en su embestida y repetidor, un toro exigente pero muy agradecido si se le hubieran hecho las cosas bien. Pero bueno, es joven y tiene tiempo para aprender. Lo preocupante son aquellas dudas.

Lo último lo dijo mientras se levantaba. Hicimos un gesto de despedida a Remi y salimos hablando de la extraña y coral corrida de mañana, en la que el venezolano tendrá un sólo disparo para enmendar lo de esta tarde.

Cuadro de puntuación de la corrida de Garcigrande (4), Domingo Hernández (1) y Valdefresno (1)


jueves, 7 de octubre de 2010

Dos promesas sólidas y un gran utrero. Guadarrama, 5 de octubre de 2010



Este verano me hablaron de la seriedad taurina de Guadarrama y, como se trata de un bien escaso, me interesé por su feria y elegí un atractivo mano a mano entre dos novilleros punteros, castellanos ambos, que se anunciaban con seis hierros distintos, aunque solamente de los encastes predominantes: Domecq y Núñez. Y allí, acompañado de Paquita, me planté antes del encierro, que con buen criterio se hace después del mediodía.

Esperando al camión de los toros, aprovechamos para fotografiarnos con Víctor Barrio. Después presenciamos en la calle el despejado encierro, compramos las entradas (a 10 €, precio este sí verdaderamente popular), vislumbramos el sorteo desde la última fila del tendido y tomamos un por qué antes de dar debida cuenta de las sustanciosas viandas que, con eficaz servicio, paladeamos en La Chimenea. No falto café y copa (pero sí el puro) en una agradable terraza, resguardados de un sol casi veraniego.

En la plaza, tres cuartos de entrada en los tendidos y casi lleno en el callejón. Ausencia grata de charangas peñistas y, en medio del tendido, una banda de música no uniformada a la que se adhirieron con entusiasmo el “tambor” y la “gaita” (léase dulzaina) que durante las horas previas nos hicieron evocar los sonidos del carnaval cadalseño.

A las 17.35 salieron los dos alguacilillos que encabezaban el paseíllo, a los sones de “Puerta Grande”, aquel pasodoble con que iniciaba TVE sus retransmisiones de corridas de toros ¡qué tiempos aquellos, cuando la televisión pública cumplía su función esencial de servicio público! Lo hizo desmonterado Jonathan Sánchez Peix (Juan del Álamo por nombre artístico) , al igual que un sobresaliente del que ignoro su nombre porque no vi cartel donde se anunciara. No sólo fue ignorado por el papel, sino que los dos diestros hicieron lo propio y no dieron pie para que hiciera al menos un quite. No había programa con los datos de ganado y cuadrillas, omisión salvada en parte con una tablilla anunciadora de los datos de cada novillo.

El primero de la tarde lucía el hierro de Ganadería del Tajo, segunda marca de la anunciada Ganadería de la Reina, pobre de cara, que se empleó en el capote, metiendo bien la cabeza, pero con escasas fuerzas. Perdió las manos al entrar al caballo, pero empujó fijo, aunque con la cara a media altura. Juan del Álamo se estiró por tafalleras, larga a pies juntos y natural aseados. En palos, Oracundo se vino un poquito abajo. La faena se inició con pases por alto a pies juntos, a la que siguieron unas tandas de toreo en redondo muy templadas, acordes con la nobleza del utrero, aunque algo despegadas. Bajó el nivel cuando se echó la muleta a la zurda, al rajarse el animal y quedar ya muy corto. La estocada fue buena de ejecución y colocación, pelín tendida.

Víctor Barrio se fue a los medios a recibir por tafalleras y espaldinas al segundo, un novillo de El Cortijillo, segunda marca de la anunciada de Alcurrucén, de astas caídas y abrochadas. No fijaron al burel y se fue al caballo por los adentros, del que salió con un refilonazo; vuelto al peto, no terminó de emplearse. Se echó el segoviano el capote a la espalda con unas gaoneras de mano baja en las que el animal se quedó cortito. El segundo tercio fue bueno, aunque Pianero anduvo aplomado. Barrio inició la faena de rodillas con pase “de grumete” (este término es mío, que nadie lo busque en otro sitio), perdiendo la muleta; repitió la suerte, y fue ahora el novillo el que perdió las manos. Nada merece contarse de la faena, porque el novillo era una auténtica borrega con la que el novillero estuvo a placer toreando prácticamente de salón. Lo liquidó en los medios de una estocada hasta las péndolas , pero que necesitó dos golpes de verduguillo.

Mal presentado estaba el tercero, de Núñez del Cuvillo, con unas astas llamativamente gachas, especialmente la derecha. Se comportó bien en los buenos lances de recibo, mal rematados ya en los medios. Entró al relance en la primera vara, empujando, pero cuidándole el piquero; volvió por su cuenta al caballo de donde salió sin recibir la caricia de la puya. Persiguió en palos y David Sánchez, tras clavar pescuecero un rehilete, no supo esquivarlo, ni nadie cortó al utrero, que haciendo hilo acabó estrellando al peón contra la barrera, donde le tuvo a su merced, sin más consecuencias que el fuerte golpe porque, como ya dije, no era ofensivo de defensas. Acreditó Peleón su flojera y falta de casta en la muleta. El salmantino lo agarró muy en corto por ambos pitones para aprovechar las medias arrancadas del animal y tan a gusto se encontraba con su nobleza que se puso pesadísimo dando pases a una silla. La estocada quedó desprendida y no necesitó de puntilla.

Subió el nivel de presentación con el cuarto del encierro, de la ganadería de Garcigrande. Lo recibió Barrio toreando de rodillas y lanceando después bien por verónicas. Se arrancó solo por los adentros al equino, y la puya quedó caída y trasera, sin que el varilarguero rectificara; Deformado cabeceaba sin emplearse. El quite esta vez fue por navarras. El tercio de palos fue excelente, y eso que el bicho había quedado con pies (lamentablemente no reconocí a los protagonistas). El brindis fue para el ahora famosísimo Juan Mora. Los inicios fueron castellistas, pero más templados los pases cambiados que los que suele recetar el francés, en los que burel perdió las manos. Toreó Víctor por ambas manos vertical y asentado, aunque algo centrífugo en algunos pases, a un animal de buena arrancada y humillado, pero al que costaba desplazarse. Sobresalió un precioso remate por bajo en el trasteo final. Muy baja quedó la espada.

Impresentable por achotado era el quinto, con el hierro de El Torreón en la piel, que además era en exceso flojo. Se simuló la suerte de varas, lo que no fue óbice para que perdiese las manos en el quite por gaoneras. Juan del Álamo dibujó el toreo con trazo fino, pero la pluma apenas tenía tinta. Eso sí, Bautista, que fue a más, lamía la arena en cada pase, y el mirobrigense lo exprimió con templadísimos y largos naturales y tanda final de derechas que provocó el clamor. Todo ello bajo la atenta mirada desde el callejón del ganadero, César Rincón. Despenó al choto de pinchazo sin soltar y estocada desprendida.

De buena presencia fue el toro de la jota (cuya música se acompaña con palmas al estilo aragonés), de Victoriano del Río. De nuevo lo saludó Barrio de rodillas (cosa que debería replantearse), para enjaretarle ya de pie tres estupendas verónicas rematadas con una serpentina. Lo llevó galleando al caballo, que salió de la primera raya para que su jinete señalara bien y sin castigar al novillo que empujó fijo, pero sin excesiva codicia. El quite fue de dos faroles (lance inapropiado) y una larga. Pareó bien Miguel Martín, que se desmonteró, con buena brega de Carlos Ávila. El buen comportamiento del morito en palos se evidenció aún más en la muleta, embistiendo con los cuartos traseros, con mucha transmisión. Lo aprovechó muy bien el sepulvedano en varias tandas por el pitón derecho, esta vez metiéndoselo más para adentro con pases templados y largos; no así los naturales en que le tropezó en exceso la muleta, pecando de cercanías. Terminó con manoletinas y una media que precedieron a una estocada trasera.

Ambos actuantes salieron a hombros y fueron muy pacientes firmando autógrafos antes de montarse en sus furgonetas.

En resumen, los dos espadas acreditaron su buen concepto del toreo, muy templado y estilista Juan del Álamo, más vertical y asentado Víctor Barrio, ambos con variedad y buen manejo del capote, y el primero aceptable con los aceros. Ahora bien, los novillos fueron excesivamente dulces, salvo el encastado sexto, en general flojos y de presentación demasiado baja, hasta el punto que tercero y quinto no debieron salir a la arena, si es que Guadarrama quiere mantener su fama de seriedad taurina.

No lo he dicho, pero en el cuadro de puntuación están anotados los ocho apéndices que se cortaron.


Cuadro de puntuación de la novillada del 05/10/2010 en Guadarrama






(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)


Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...