Me extrañó no verle al llegar al "Rincón de César", porque imaginaba que más de tres toros no habría aguantado. Oí su resuello antes de verle llegar.
-Discúlpeme, me taponaron la salida.
Le respondí con sorna: -No me diga que se ha quedado a aplaudir a la terna.
-Le advierto que no esperaba otra cosa de ninguno de los tres. Pero antes de nada, necesito urgentemente mi tercio.
-Ya está pedido. ¿Qué salvaría de la tarde?
Trató de atusarse sus largos y blancos cabellos.
-Los primeros del escalafón pueden estar tranquilos, porque éstos no les van a robar ni un contrato. Vea si no. Con este dechado de "to-rea-bi-li-dad" han sido incapaces de triunfar en una plaza tentada de aplaudir lo bueno y lo malo con la misma intensidad. Aunque lo cierto es que a estos tres no se les puede pedir más, porque no dan más de sí. Bueno sí, algo sí: se les puede exigir una cosa tan elemental como la de hacer quites, porque hoy ha habido menos quites que circulares invertidos; sólo uno de Uceda Leal en un toro que encima no era suyo, y tan rácano como de dos chicuelinas y una media.
Hizo una pausa para trasegarse más de la mitad del tercio de un sorbo, y aproveché para entrar al relance: -El de Usera anda más preocupado de quedar bonito que de otra cosa. El caso es que empezó bien en su saludo al primero en los medios, pero fue de incapaz de evitar que el toro se fuera a su querencia y cayera en las manos del picador de puerta. Y en el cuarto se preocupó tanto de la postura genuflexa, y se olvidó que lo importante al recibir es parar al toro, por no decir que después le dejó entre las rayas al colocarlo ante el caballo.
Me pareció que no prestaba mucha atención a mis palabras, más atento a agenciarse otro tercio.
Proseguí: -Siempre me ha gustado su forma de matar, por derecho y arriba. Y, sin embargo, no ha tenido su tarde: una media, un pinchazo, una estocada desprendida, un desarme y cuatro golpes de descabello.
Me interrumpió:
-Para mí, el problema de Uceda es que torea demasiado envarado, y aunque juega bien los brazos, la cosa queda artificial. Lo que me cabrea es que parezca un rejoneador.
-Para mí, el problema de Uceda es que torea demasiado envarado, y aunque juega bien los brazos, la cosa queda artificial. Lo que me cabrea es que parezca un rejoneador.
Esto no lo pillé: -Explíquese.
-Fijese que no hay serie de la que no salga empinándose, sacando pecho y mirando a los espectadores que le caigan más a mano, que tal pareciera que acabase de realizar el no va más de la historia del toreo. Esto queda ridículo cuando su oponente es un carretón inválido, como el primero, o el colmo de la sosería, tal que el cuarto.
Traté de rematar el apartado Uceda Leal: -Si al menos fuera breve...
-Ese defecto lo tienen hoy casi todos los toreros. Y mira que esa cualidad le ha permitido a Juan Mora, en una sola tarde, programar la temporada más rentable de su vida. Pues como si oyesen llover.
-Abellán sigue sin mancharse el terno...
Se aflojó el nudo de la corbata antes de responder:
-Ha aprendido a aliviarse, y eso que hoy al menos ha lucido al segundo, dándole distancias, pero a mí eso de torear tan en redondo que el toro parece un borrico de noria...
-Pues al personal eso le pone, si no mire como aclamaban a Rubén Pinar en el sexto cuando "centrifugaba" al toro con más transmisión de la corrida, aunque sólo por el pitón derecho; por el izquierdo salía distraído.
Aprovechó mi charla para pasaportar su segundo tercio (y no precisamente de banderillas). Añadió:
-Ese chico es de lo más tosco que ha parido la tauromaquia, y ya es decir.
Me atreví a responderle: -Desde luego no es un estilista, pero esta tarde le he visto mejor que en otras ocasiones: supo obligar en el recibo al tercero, que metía la cara, pero no pasaba y lo situó bien ante el caballo. Desde luego que abusó del "teletoreo" y de vaciarlo hacia fuera. Coincido en que anduvo populista en el sexto, un animal que se entregaba en la muleta por el derecho. Vamos, que se le fue.
-¿Lo ve? Es vulgar, como Abellán, y la gente respondíó más y mejor cuanto más vulgar toreó. Si Quevedo fuera torero de hoy, cambiaría su frase: puesto que paga el vulgo, es justo torearle en necio para darle gusto.
Miré el reloj: -Perdone, pero se me hace tarde y no hemos hablado de los toros de Vellosino.
-En menos de un minuto. Bien presentados de cabezas, y peor de lo demás: alguno zancudo, como el primero, y un elefante, el quinto, que no debió aceptarse en Las Ventas. Mire usted, de trapío se peca tanto por defecto como por exceso, y si alguien pretende que ese toraco está en el tipo Domecq-Arribas, que me lo explique. Con esas hechuras malamente podía pensarse que pudiera embestir.
Intenté que abreviara, al tiempo que pedía la cuenta: -¿Y de comportamiento?
-Ya lo habra visto usted. El primero, como ya dije, un carretón inválido; el segundo, manso en el caballo y pastueño en la muleta; el tercero, el único que empujó en el peto, pero sólo en el primer puyazo, acabó sin fondo; el cuarto, sin pelear en varas y descastado; el altísimo quinto, al que zurraron en varas, donde manseó, siempre a la defensiva, sin emplearse; y el sexto, abanto de salida, cabeceó en el caballo y salió suelto, para terminar entregándose humillado por el pitón derecho. ¿No le parece?
Habia algún matiz que añadir, pero no eran horas: -De todas formas, para mí lo único torero lo hicieron los banderilleros: Manuel Molina, completo en brega y palos; un par de El Chano, clavando en el balcón y saliendo con apuros (le veo con menos facultades), suficiente para saludar; y otro de saludo de Manuel Montoya, andando con las manos bajas, cuadrando en la cara y saliendo toreramente.
Trató de corregirme:
-Sí, pero también fallaron Juan Rivera y Miguel Ángel García en el tercero. Por cierto, que estuvo muy feo lo de Juan Rivera en su tercer par, clavando una al rejoneo, sabiendo que, por tener el toro sólo dos rehiletes en los lomos, obligaba a su compañero a volver a entrar. Y no era una alimaña. Aunque lo pésimo fue para los dos picadores de Abellán, Jabato y Ruiz Soro, que, a medias, quisieron asesinar al quinto.
-Completamente de acuerdo. Discúlpeme que me esperan para cenar.
Me estrechó con fuerza la mano:
-Le espero mañana, pero a ver si discrepamos en algo, que si no a estas conversaciones les falta el picante, como a los toros modernos.
-Se hará lo que se pueda.
Cuadro de puntuación de la corrida de Vellosino el 11 de mayo en Las Ventas
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
2 comentarios:
Bueno, bueno, bueno. Esto es otra cosa. Eso de croniquear en plan diálogo me ha impactado. De 2, 2.
Quiero todas así, es como ponerle picante a los callos, sin él ni son callos, ni pican, ni ná.
No me las voy a guardar porque estarán ahí para siempre. Gracias Jose Luis
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