viernes, 27 de mayo de 2011

La insufrible falta de casta. Las Ventas 26 de mayo de 2011

La volubilidad es una característica indisociable a lo taurino: por ejemplo, un toro puede cambiar radicalmente durante la lidia, el público puede pasar de abroncar a un artista a elevarlo al séptimo cielo sólo con un pase inspirado (de ahí nace el término "quite del perdón"), etc. También puede cambiar el juego de una ganadería de una tarde para otra. Ya transcribí el comentario de Fernando Cuadri sobre dos corridas de una misma ganadería celebradas el mismo día y a la misma hora, en plazas distintas, naturalmente, y una fue superior y la otra de matadero. Hoy la volubilidad se nos ha vuelto en contra: con dos antecedentes interesantes, como la ganadería hermana de Alcurrucén de ayer y la propia de El Cortijillo del año pasado, esta tarde ha estallado el petardo ganadero en Las Ventas.

La claridad de las últimas luces del día

Con una expresiva mirada Remi apuntó a la mesa del fondo. Allí estaba don Venteño sentado entre dos mozas de tipo rubio-teutón que bien podrían ser sus nietas. Al verme se levantó torpemente y me señaló una silla de otra mesa:
-Cójala y venga acá, que le voy a presentar a Erika y a Giselle. Erika, Giselle, este es un cadalseño, es decir, de Cadalso de los Vidrios, un pueblo de por aquí cerca, que debe ser de mentira porque no tiene patíbulo ni cristales. Yo, cuando fui, solo vi piedras, pinos y vino. Cuando me volví, quedaban las mismas piedras, los mismos pinos, pero bastante menos vino.

Las rubias, con caras de pan y de no enterarse de nada, reían nerviosamente como implorando que alguien se decidiese a sacarlas del atolladero. Traté de serenarlas: -Encantado señoritas, pero quien miente es este viejo cascarrabias, que no le gusta el vino, sólo bebe cerveza.

No había terminado la frase cuando comprendí que las teutonas no entendían palabra de español y me percaté de que don Venteño estaba para el arrastre, porque al ir a sentarse a poco se cae a un lado, al tiempo que con un brazo tiraba dos botellas que había en la mesa. Había que actuar urgentemente. También Remi se había dado cuenta, acudió diligente y demostró su don de lenguas:

-Plis fraulen, camón, de mister is kao. Cenquiu veri mach en gudbay.

Las rubias se despidieron con un gesto de alivio y salieron zumbando. Remi, orgulloso, me explicó:
-Es que estuve un verano currando en un bar de C'an Pastilla.

-Se nota. Por favor, sírveme una caña y trae un vasito de agua para don Venteño, que el café le subiría aún más la tensión.

-Al momento.

Me senté en la mesa, reordené las botellas y le pregunté: -¿Se encuentra bien?

Se irguió:
-No, porque este Remi me ha espantado a las palomitas... Le cuento. Estaban a mi lado en el tendido, veía que sufrían y al terminar el primer toro se han levantado . Yo me he dicho que no debían irse con una idea falsa y sangrienta de la fiesta, y me fui detrás. Conseguí con mi inglés castizo convencerlas de que tomasen algo conmigo, y entre Remi y yo hemos intentado explicarlas mejor lo que son los toros.

-Me temo que habrá sido peor el remedio que la enfermedad. Ande, tome un poco de agua.

Bebió un pequeño sorbo:
-¿Me he perdido algo?

-Pues sí. Un monumental petardo ganadero.

Se encogío de hombros:
-Ya lo ve, no somos nadie.

-Eso deben de pensar los hermanos Lozano. Pero es que hoy lo de El Cortijillo no hay por donde agarrarlo. Bueno, se salva el segundo, tan manso como sus hermanos en los dos primeros tercios, pero que se acabó entregando con codicia en la muleta. Lo aprovechó Morenito de Aranda en dos series ligadas de naturales muy por abajo, tras quitarle el defecto del cabeceo al embestir. Lo estropeó con una estocada arriba, pero atravesada, al no entrar por derecho.

Me pareció que no me hacía ni puñetero caso; estaba como ido. Era el momento de llevárselo: -Y no hay más que contar, así que mejor le acompaño a casa.

Traté de ayudarlo a incorporarse, pero se zafó orgulloso:
-Deje, que don Venteño es más fuerte que un palha.

No quiso despedirse de Remi, y salimos a la calle:
-Hombre, diga algo más, que esto se supone que es de toros, y se nota demasiado que no sabe cómo liquidar el asunto. Hágalo por mí.

Ya se sabe que los niños y los, ejem, alegres, siempre dicen la verdad: -Lo haré por usted y de un tirón. La presentación ha sido mala, cada uno hijo de su padre y de su madre, especialmente en cornamentas. Dos de ellos, segundo y cuarto, con unas caritas tan pobres que nunca debieron lucirse en Las Ventas. Y hasta salió alguno acabestrado. Escasos de fuerza, especialmente el primero, y aún más de casta. En fin, una mansada en toda regla, a la que apenas se picó. Diego Urdiales no tuvo opciones, a pesar de lo cual se puso más pesado que un collar de melones. De Morenito de Aranda ya le he dicho el segundo, y nada pudo hacer en el quinto.  Miguel Tendero forzando la figura y aliviándose en exceso, con dos toros que simplemente pasaban, más insípidos que el queso de Burgos. Y de cuadrillas, poco también: Manuel José Bernal picando al quinto, y Rafael García y Alberto Molina en los palos. Malas bregas de diestros y peones, hasta el punto que segundo, tercero, cuarto y sexto recibieron la primera puya en toriles.

Don Venteño abrió la cerradura de su portal. Estaba a lo suyo:
-Si me pilla la Erika con 20 años...

-Bueno, descanse que mañana quiero verle en forma.

No me respondió. Entró cantando:
-Adiós Lilí Marlen...

Cuadro de puntuación de la corrida de El Cortijillo el 26/05/2011 en Las Ventas

(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...