jueves, 19 de mayo de 2011

Una gran estocada y pare usted de contar. Las Ventas 18 de mayo de 2011

Hoy era la tarde que había que "estar" en Las Ventas. Eso supone la imposibilidad de transitar por los pasillos, porque hay que "dejarse ver" en las entradas a los tendidos, y saludar a todo quisque, allá reviente la gente. Como las modas pasan, hoy me he fijado que los "caballeros" ya no lucen clavel reventón. ¿Por qué?

El viento agita las banderas y los carteles electorales
El "Rincón de César" estaba atestado. Mucha gente guapa competía por ser el triunfador del concurso de loas a Manzanares. Con trabajo alcancé el fondo de la barra, pero no encontré a don Venteño. Tampoco Remi le había visto. Me acomodé caña en mano, y me dispuse a esperar. A mi lado un señor maduro despotricaba indignado contra "los del 7", que no son más que "una panda de reventadores que no tienen ni (piiiii) idea de toros" y que si no les gusta El Juli "que se queden en casa y no vengan a (piiiii) la corrida" (esto último, descontextualizado, da para unas risas). Otro señor asentía, creo que con la sana esperanza de que el pelma se callase, mientras una señora muy compuesta desparramaba la vista por ver si divisaba alguna cara famosa.

La llamada al móvil me pilló absorto mirando un cartel en la pared, de la Beneficencia en 1909 (5 toros del Duque de Veragua y 4 del Conde de Santa Coloma, para Bombita, Machaquito y Cocherito de Bilbao). Era él:
-Buenas tardes, cadahalseño, perdone el plantón, pero me es imposible ir hoy.

Ironicé: -No me diga que ha llevado a hombros a Manzanares hasta Manuel Becerra.

Me siguió el juego:
-Y después a El Juli hasta la Puerta de Alcalá. 

-A propósito le diré que yo no sabía es que hoy era el dia del pañuelo, y que don Julio Martínez lo celebrase con tanto entusiasmo. Cómo habrá sido la cosa que este señor, tan amante de indultar sobreros, ha devuelto un toro de Ortigao Costa, que perdió las manos en dos ocasiones y sin que apenas se lo pidieran; cuando ha habido tardes en que ha mantenido toros despanzurrados y toda la plaza se lo reclamaba.

Contestó, mientras el señor del traje seguía erre que erre con su perra de los del 7:
-Ese pañuelo es el que me ha hecho retrasarme, porque me he quedado discutiendo con los que defendían la justicia de la oreja a El Juli. ¡Qué vergüenza!

Quise poner orden en la charla, porque, como dice Sacristán, "lo primero, antes": -La primera vergüenza es que la ganadería que tiene más vacas de España, sea incapaz de completar una corrida de toros en San Isidro, por haberse llevado toros para Sevilla (o los haya reservado para José Tomás, quién sabe), y que pongan en la corrida central a un toro que fue sobrero la tarde anterior y que, según gente próxima a los delegados de autoridad, había sido desechado por los veterinarios.

El bullicio apenas me dejaba oír sus palabras:
-Mire cadahalseño, es una norma que cuando llegan las figuras haya baile de corrales. Pero eso a nadie le importa. Es una norma que salgan toritos impropios de una plaza de primera. Pero eso a nadie el importa. Es una norma que la presidencia se constituya en cooperador necesario en el forzoso éxito. Pero a eso nadie le importa. ¿De qué se sorprende, pues?

-Una cosa es que no me sorprenda y otra que me lo calle. Pero sigamos con otra cosa elemental. Por la dirección del viento, que cuaquiera puede adivinar mirando a las banderas (véase la foto), y por la situación de los papelillos, en la zona de la Puerta Grande, es inconcebible que Manzanares eligiese la zona del 5 para el saludo y la faena de su primer toro. ¡Y se lamentaba del flamear de la muleta! Y lo mismo Castella en el segundo, llevándolo a los medios. Gracias a que poco después dejó de soplar con tanta fuerza...

Don Venteño me interrumpió:
-Perdone pero tengo que dejarle. Si le parece le envío un correo con mis impresiones.

-Si no queda otro remedio...

-Se lo enviaré en una hora. ¡Ah! y si quiere, lo publica.

-Espero que la SGAE no me cobre derechos de autor por ello. Un saludo y mañana le espero.

Cumplió su palabra y esto es lo que decía el correo:

Estimado cadahalseño:

Perdone mi salutación tan tradicional, pero no me sale poner "Hola Pepe" o "Buenas noches", como si nos cruzáramos en el portal.

Bueno, vamos a lo que importa. Lo de El Juli ha sido de traca. Ha tenido un primero de Ortigao Costa, que era un ovino "con discapacidad", que se diría ahora, con el que se ha simulado la suerte de varas y el de Velilla ha simulado una faena, rematada por pinchazo y julipié en toda regla, como han dado en llamar a  esa suerte de matar consistente en pegar un salto de lado girándose sobre la pierna derecha, arqueándose al tiempo de clavar el estoque. Como al personal le encanta, Julián cree que es la forma correcta de matar, y no entiende que nadie le critique por ello. En el cuarto, que manseó descaradamente en varas e hizo hilo en palos  (sin que nadie cortara su persecución a los peones hasta el buraldero), realizó una de las faenas más mentirosas que haya podido verle, siempre torcido y largando para fuera a un toro noble y repetidor. Como esta vez el julipié fue a la primera, y sin que importase que la espada quedase caída, parte (minoritaria) del público pidió un trofeo y la mano activa hoy del usía lo concedió. ¿O no fue así?

Toca ahora Sebastian Castella. El segundo de la tarde era un novillete de Cuvillo, también endeble y con el que se repitió la parodia del primer tercio; le pareó bien Javier Ambel con las espabiladeras y "sirvió" para que el francés hiciese una exhibición de destoreo, con un susto al quedar descubierto por el viento (y elegir terrenos inapropiados, como usted muy bien ha dicho), y  sus tandas de tio vivo y arrimón incluido. Ni el efecto fulminante de la estocada honda despertó entusiasmos. Se animó a un quite en el cuarto, de chicuelinas largando mucha, demasiada tela. El quinto bis, de Carmen Segovia, fue manso como mulo en el caballo (hasta soltó una coz), pero acudió con buen son al capote de Castella, en un quite alternado de chicuelinas y tafalleras, rematado con media y revolera; anduvo lucido Chacón en banderillas; la faena, iniciada a su tradicional estilo en los medios, fue de poco a menos, porque el burel, que no humillaba, se paró. Se atracó de toro y el estoque cayó trasero.

Y vayamos con Manzanares. Como muy bien dijo usted, planteó la faena al tercero en terrenos donde más soplaba el viento. El toro, al que se cuidó en el peto, no era la tonta del bote, tampoco se le podía obligar, por lo que los pases, o trapazos, fueron de abajo a arriba, todos enganchados. Lo único bueno fue la estocada, recibiendo, aunque algo delantera. El sexto era un toro terciado, muy ofensivo y de preciosa lámina, con el que no se acopló en los lances de saludo; marró "Chocolate" y le pinchó en las costillas, empujó por los pechos y el piquero acabó dándose una costalada de aúpa (nunca mejor dicho) y el caballo tuvo que retirarse herido; en la segunda vara le cuidó Barroso, y el diestro omitió su quite (detalle este importante para valorar la justicia o injusticia de las dos orejas); en el segundo tercio evidenció su clase y permitió el lucimiento de Curro Javier y Luis Blázquez; aprovechó Manzanares con la muleta la anhelada condición de toro templado, noble y suave, es decir, "colaborador", al que el alicantino ayudó con tandas espaciadas y de poca exigencia, con la pierna de salida excesivamente retrasada, y abusando del toreo circular, aunque sólo con la diestra, porque los naturales fueron mediocres; sufrió una cogida sin consecuencias por abusar de la nobleza del Trapajoso en un cambio de mano. En definitiva, una sobredosis de toreo moderno, del que gusta hoy en día, y por el que Núñez del Cuvillo vende lo que vende.

Hasta aquí, una corrida para el olvido. Pero el final trajo la gratísima sorpresa. Manzanares se llevó al toro a los medios, mirando a toriles, se enfrontiló, armó el brazo, flexionó la rodilla izquierda, citó al toro con la muleta, esperó su arrancada, vació perfectamente con la tela la embestida del animal y dejó una estocada superior en las mismísimas péndolas. Sencillamente sensacional. A pesar de ello, la Puerta Grande sobró, porque faltó lo demás.

Esperando de su benevolencia un juicio poco severo a esta farragosa carta, se despide de usted, saludándole muy cordialmente

Don Venteño.


Cuadro de puntuación de la corrida de Núñez de Cuvillo el 18/05/2011 en Las Ventas

(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...