Talavante pasea sus trofeos
Se anunciaban hoy los teloneros del cartel grande de la feria, y llenaron la plaza. No está mal. Desde luego, un toro, Cervato, de El Ventorrillo, y un torero, Alejandro Talavante, han calentado el ambiente para la esperada cita de mañana. Quizás más de la cuenta. Veremos.
Hube de abrirme paso en "El Rincón de César" para alcanzar la barra. Allí, fiel y puntual, aguardaba don Venteño en un hueco habilitado al efecto por Remi, el camarero. Me saludó sonriente:
-No se lo esperaba, ¿verdad?
-Según. Si me habla de El Cid y Perera, sí, porque con ésta llevan tres y dos temporadas, respectivamente, vagando por los ruedos. Así que de ellos no volveré a hablar. Si se refiere a Talavante, tras verle el domingo pasado, esperaba algo de él, pero no con tanta intensidad. Si alude a El Ventorrillo, entre lo de domecq, es de lo más encastado. Que, casualmente, iban a coincidir un Talavante especialmente inspirado y un toro especialmente encastado y noble, pues no, en eso no confiaba.
Se me antojó que rumiaba contrariedad.
-Ya ve cómo triunfa el estilo tomasista. Aunque me da que si esta faena la hace José Tomás, hoy cae el rabo. Y menos mal que no le han dado la vuelta al ruedo al toro. ¿O usted cree que le debían haber premiado con el pañuelo azul?
Me acerqué a él en tono confidencial: -Yo vengo hoy a que me ilustre usted, porque tengo ciertas contradicciones.
Pegó una carcajada:
-Olvidé ponerme la sotana, hijo.
Reí yo también, percatándome de mi frase: -No hablo de ese tipo de contradicciones, padre... Ahora en serio. A este codicioso Cervato no le hemos podido ver en varas. En la primera acometió violentamente y humillado y catapultó de su silla a Tulio Salguero, que casi completa el salto del ángel. Tras ajustarse Talavante en un quite por chicuelinas, volvió al caballo humillado, pero marró el varilarguero, tardó en señalar, y encima lo hizo trasero, y se deshizo rápidamente la reunión. Y aquí nace mi contradicción: un toro que pudo ser bueno en varas quedó inédito, y digo inédito porque sin sentir la puya cualquier toro puede cumplir en el peto. Lo cierto es que acometió bien, pero no pudo hacer pelea. Y eso tiene una segunda derivada. Si se hubiera picado, ¿habría dado el mismo juego en la muleta?
Me miró casi paternalmente:
-Nunca lo sabremos, amigo. Pero desde luego quedó crudo, aunque el primer topetazo en el peto era para haberlo dejado descuajeringado. Yo le hubiera puesto por tercera vez en suerte, y ahí hubiera demostrado, o no, su bravura. Sin verlo en el caballo, Cervato perdió cualquier oportunidad de dar la vuelta al ruedo.
Pedí otra ronda: -Mire, ese dato ha sido positivo, porque parece que esta plaza aún mantiene un hálito de seriedad. No sé cuánto durará. Pero a usted no le veo contagiado por la euforia del público.
Cerró los ojos, quedó callado. Después dijo:
-Tengo demasiados años para exteriorizar más emociones que mis inofensivos cabreos. Pero, de todas formas, no había razones para tanto. Hubo series que sí fueron intensas, porque el extremeño estuvo casi temerario, pero sereno y asentado, toreando extraordinariamente por naturales ajustados y largos; y pases de pecho sin enmendar. El toro, sardo y descarado, era alegre y codicioso; como dicen ahora, "transmitía". Pero hete aquí que, tras unos inicios de faena excelentes, primero con la derecha y, sobre todo, después con la zurda, se puso a hacer malabarismos, porque esos pases cambiados por la espalda y otras extravagancias de distinta especie, son el más difícil todavía, propios de otro tipo de espectáculos que se dan en esta plaza, pero en invierno.
Le dejé explayarse.
-Tanta valentía, determinación y buen hacer con la zurda tuvieron premio, porque tras una última serie de corte ojedista, acertó, al encuentro, a hundir en lo alto el estoque hasta las cintas. Y tuvo la suerte de que el pitón de Cervato no caló en su barriga en la única oportunidad en que no obedeció al toque, arrollándolo, porque si no, hoy estaríamos hablando de otra cosa.
No tenía nada que rebatir ni añadir, así que me fui por las ramas: -Hablando de la pinta, es la primera vez que leo eso de "falso girón" que dice el programa.
Se puso en plan doctoral, que barrunté no era sino puro descubrimiento google:
-Eso es una excentricidad de algún veterinario de Las Ventas, porque no es la primera vez que bautizan así a un accidente cromático. Lo hicieron con otro toro, que curiosamente resultó excepcional, como el Rabosillo de Palha. Los vulgares hombres de a pie lo llamariamos simplemente "mancha en el lomo".
Quise apurar su opinión sobre la puerta grande: -Entonces, para usted, ¿las dos orejas son justas?
Hoy bebía degustando la cerveza y no arrojándosela al gargavero:
-A esto de los despojos se le da demasiada importancia. En mi humilde opinión, el premio es justo, por equitatiivo, pero también justito, por ajustado; y digo esto porque su toreo de capote, ese quite por chicuelinas, no fue ni mucho menos excelso, y le sobraron jerigonzas a la faena. Le apunto también que estuvo inmutable en el quite por dos gaoneras y media al segundo.
Miró el reloj:
-Se nos ha ido el tiempo hablando de Talavante y no hemos hablado de lo demás.
-Sí, que hoy nos echan el toro al corral...
Volvió a interrumpir:
-Hablando del toro al corral. Vamos a hacer historia este año: ocho corridas sin ver a los pulcros cabestros de Florito. Entraremos en el "giliguiness".
-Vamos al grano, que nos dan las uvas. La corrida de El Ventorrillo tuvo dos partes: una primera con tres toros que dieron oportunidades, y una segunda muy apagada, aunque fue el cuarto el que mejor peleó en varas, empujando fijo y humillado en sus dos encuentros. Puede ser que tanto castigo le pasara factura y quedara aplomado y soso. Es cierto también que los tres últimos no estaban en el tipo juanpedro: hacía arriba el cuarto, aleonado el quinto y grandón el sexto. Todos tuvieron de común su salida fría.
Me dio la impresión de que me hacía poco caso, más atento al trapío del sector femenino del grupo vecino. Proseguí el monólogo: -En el apartado cuadrillas, destacaron con los palos: Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero, que saludaron en el segundo, Julio López estuvo hábil y eficiente en el tercero, y expuso y se lució Juan Sierra en el quinto, pero lo deslució tomando el olivo con demasiada precipitación. Falló Alcalareño banderillenado al primero. Bien en la brega Valentín Luján en el tercero, que luego se negaría a la orden de Talavante de banderillear por el pitón izquierdo, y muy mal Fernando José Plaza en el sexto. Por el lado de los varilargueros, aguantó bien el espartinero Ruiz Román el empuje del primero, le citó bien, pero clavó trasero en el segundo encuentro.
Le despedí, haciéndole volver a la realidad: -Como no sea en un festival de Benidorm...
Me dio la impresión de que me hacía poco caso, más atento al trapío del sector femenino del grupo vecino. Proseguí el monólogo: -En el apartado cuadrillas, destacaron con los palos: Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero, que saludaron en el segundo, Julio López estuvo hábil y eficiente en el tercero, y expuso y se lució Juan Sierra en el quinto, pero lo deslució tomando el olivo con demasiada precipitación. Falló Alcalareño banderillenado al primero. Bien en la brega Valentín Luján en el tercero, que luego se negaría a la orden de Talavante de banderillear por el pitón izquierdo, y muy mal Fernando José Plaza en el sexto. Por el lado de los varilargueros, aguantó bien el espartinero Ruiz Román el empuje del primero, le citó bien, pero clavó trasero en el segundo encuentro.
Pagué la cuenta a Remi y tiré de él para distraerlo de su querencia. Salió murmurando:
-Me quedo con ganas de volver a los ruedos...
Le despedí, haciéndole volver a la realidad: -Como no sea en un festival de Benidorm...
Se paró en seco y me afeó el comentario:
-No sea usted cruel con las canas, cadahalseño
Y fuese.
Cuadro de puntuación de la corrida de El Ventorrillo de 17/05/2011 en Las Ventas
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
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