lunes, 30 de mayo de 2011

Ganado mular con esparavanes. Las Ventas 29 de mayo de 2011

El adjetivo "mular" era muy usado por Rafael Cabrera, para definir a aquellos presuntos toros "de lidia" cuyo comportamiento asemejábase al de una ruda caballería de campo. Y hoy ha habido grandes ejemplos en los de Samuel Flores. Lamentablemente, no es una novedad en los últimos tiempos que los samueles parezcan bueyes.

Y ya que me he referido a Rafael Cabrera, cómo lamento no poder leer sus detalladas crónicas. ¿Por qué silencian a los mejores? Me queda Domingo Delgado de la Cámara y poco más.

Imagen tomada de "bachiller.sabuco.com"

Fui hasta el "Rincón de César" detrás de dos aficionados veteranos, que iban contándose sus cuitas y renegando de la hora en que les entró este gusanillo, lamentando no haberles dado por los conciertos de música clásica, en los que invariablemente todo el auditorio aplaude al final, como si nunca la orquesta lo hiciese mal.

De nuevo me encontré a don Venteño sentado en la primera mesa, con una botella de cerveza sin encentar, y una tapa de crustáceos sobre lecho de salsa de mahonesa en canapé de panecillo, como bautizó Remi jocosamente a una rebanadita de pan con mahonesa y una gambita cocida. Le saludé, al tiempo que tomaba asiento a su lado: -Buenas tardes, por decir algo.

Me respondió con su mirada perdida hacia la calle:
-Pues no lo diga. ¡Remi, un vaso vacío, por favor! Es que no me apetece la cerveza, así aprovechamos la botella. Y tómese la tapa.

Me sorprendió tanto su desgana en beber como su arranque de austeridad.

-Me parece bien. Además, como domingo que es, ya tengo hecho el cupo. ¿Le apetece hablar de la corrida?

-No, pero me temo que usted se va a empeñar. ¿Acierto?

-Hombre, no lo vamos a dejar a estas alturas, cuando la feria está a punto de concluir, pero ganas me dan, desde luego.

Se volvió hacia mí, y como resignado contestó:
-De acuerdo, que por mí no sea. Al tema.

-Pues yo diría que la tarde se ha ajustado al guión temido, porque la mansada de Samuel Flores a estas alturas a nadie puede sorprender. Y completa, porque los toros rehuían capotes y petos, se dolían en banderillas, ponían los pitones por encima el estribo, y buscaban sin disimulo su querencia a toriles.

-Alguno se dolió tanto que parecía una mula con esparavanes. ¡Qué cabriolas al sentir los arponcillos y qué coces para defenderse en las ansias de la muerte!

-Y si unimos a ello las carreras atléticas de Padilla y Ferrera en banderillas, el cuadro completo de una película movida.

Me interrumpió ásperamente:
-¡Movida y mala! Es inaceptable que banderilleando los dos matadores, deba el de brega pegar mil capotazos para colocarles al animal. Y tanto par y tan poco bueno. Padilla sólo el tercer par, al sesgo, en el cuarto de la tarde. Y Ferrera, todo a demasiada velocidad y con ese horrible saltito al clavar, que deja deslucida la exposición de sus pares al quiebro y con re-quiebros. Me quedo con los pares de José Daniel Ruano al tercero, también de mucha exposición, y más toreros.

 En la mesa quedaba la muestra de nuestra desgana. Yo apenas había bebido un sorbo del vaso, don Venteño no se había llevado la botella a los labios, y la gamba seguía durmiendo en su lecho.

-A Ferrera le ayudó, en su aclamado segundo tercio al quinto de la corrida, la alegría del sobrero de Los Chospes, de la línea Algarra, un toro discreto de cara, cuajado y ancho de pecho, que manseó descaradamente en el caballo y que llegó rebrincado a la muleta, probablemente por el poco castigo, pero que tuvo posibilidades no aprovechadas por el extremeño de Ibiza, escondiéndole la muleta e incapaz de mandar y templar la embestida decidida del morito, de nombre tan poco agradable como "Impuesto".

 Se llevó la mano al bolsillo para buscar unas monedas. Mientras seleccionaba las precisas para pagar a Remi, me habló de César Jiménez:
-El que me desconcierta es el de Fuenlabrada. Cada cierto tiempo cambia de forma de torear. Cuando andaba con los Lozano, abusaba del toreo de rodillas. Cuando Joselito, se ponía desmayado y plomizo en faenas sin fin. Y ahora no sé a qué se dedica. Creo que ha perdido su personalidad, si es que alguna vez la tuvo. Le ha caído el único samuel manejable, el colorao tercero, otro manso, pero éste pasaba y se dejaba ligar, aunque sin codicia y sin humillar, y Jiménez ha estado toreándole por los suburbios. Lo mejor, el remate de su quite al quinto. Es de agradecer que al menos hagan el intento, porque es algo que empieza a ser excepcional. Eso sí, debería pensar en recortar un poco ese capote "de matrimonio" que usa.

Me despidió en la puerta:
-Lo que es imperdonable es tanto bajonazo infame. Y apenas se recrimina. Se está perdiendo todo, amigo cadahalseño. Y, lo que es peor, se nos va la vida sin casi darnos cuenta. Yo ya no estoy para luchar por esto, ni por nada.

Hice ademán de contestar algo para animarle, pero me volvió y me dio una palmada en la espalda:
-No diga nada y no me haga caso, que yo, como el toreo, ya no tengo solución. Vaya usted con Dios.

-Está bien, pero no se me deprima. Mañana no me falle.

Echó a andar despidiéndose con la mano. Y yo me alejé en la grata compañía de mi soledad.

Cuadro de puntuación de la corrida de Samuel Flores el 29/11/2011 en Las Ventas

(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Maestro nuestro paso por la feria, por lo menos digno. No tuvieron suerte lo que les deparó el "sorteo".
El martes lidiamos en Mora y espero estar recuperado de mi accidente, encierro campero, para disfrutar de Cuadri en las ventas.
ADOLFO CAMPOS

cadahalseño dijo...

Por las expectativas de recuperación, presumo que el accidente no ha sido de importancia.
Esperemos que los toros de Cuadri se parezcan poco a los últimos novillos que vimos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

El daño físico, un trompazo, te dura unos días, la imagen que me dura es un animalito de 400 kilos y fuera de si que viene hacia ti y no te deja colocarte. Esto es muy dificil.
ADOLFO CAMPOS

Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...