domingo, 3 de junio de 2018

Miura vuelve a ser Miura. Las Ventas, 3 de junio de 2018

Tras el petardo de la corrida de Miura 2017, se esperaba con expectación el retorno de la legendaria divisa a Las Ventas, con una terna en la que figuraba Pepe Moral, que salió a hombros en la pasada Feria de Sevilla con este hierro, en un mano a mano con Manuel Escribano. La de hoy no se ha parecido en nada a la del año pasado, y sí a aquel buen encierro de 2016, una corrida de toros en todo el sentido de la palabra, incluso en la presentación, por más que algunos hayan sido injustamente protestados, porque todos han tenido trapío, es decir, acordes al encaste de la ganadería: mazorca gorda, largos, zancudos, finos, de vientre recogido. Alguno justo, es verdad, pero en tipo.

Román citando al sexto de la tarde

Al final de la barra del Rincón de César, don Venteño, con sombrero claro, charlaba con Remi. Interrumpí la conversación.

- Buenas tardes, ¿le han "okupado" la mesa?

Remi se adelantó al viejo:

- No, le estaba explicando que ha habido una comida de Corpus Christi y aún no he podido recogerla. Le he ofrecido otra, pero no se aviene a razones.

Don Venteño golpeó la barra, dirigiéndose al camarero.

-¡Cómo que no me avengo! Lo que pasa es que si vengo esperando una cosa, me gusta encontrarla. Con lo contento que salía porque he venido a Las Ventas esperando ver una de Miura, ¡y la he visto!

Intercedí.

- Venga, no pasa nada, hoy lo tomaremos en la barra, Remi, lo de siempre, por favor.

Remi respiró y marchó a por las cervezas. Don Venteño, refunfuñando, se agenció un taburete.

- ¿No se va a quitar el sombrero?

- De ninguna manera. Lo estreno hoy en honor a don Juan Miura, fundador del hierro y sombrerero de la calle Sierpes, hace casi dos siglos. Bueno, en honor a don Juan y a todos sus descendientes que desde entonces la han conservado y elevado a la categoría de mito, fijando ese carácter único que debería ser Patrimonio de la Humanidad.

- No sólo eso, incluso han conseguido que la Real Academia de la Lengua haya "humanizado" ese carácter de forma peyorativa al definir como "miura" a una persona aviesa de malas intenciones.

- Como la mayoría de los toros de hoy. El problema es que el personal quiere valorar a todos los toros, sean del encaste que sea, con el patrón de medir el toro uniforme que asola el universo taurino. Y ya no sólo lo valoran con el genotipo, sino también con el fenotipo. Y ello ha derivado también en que todos los toros tienen que cumplir con el requisito de la "toreabilidad", o sea, nobles y obedientes al engaño. Y lo que se salga de esa norma, no vale, hay que matarlo. Y si el torero no puede dar los 40 derechazos y 30 naturales, se le reprocha, sin detenerse a valorar las condiciones del bicho. Este es el panorama, incluso en Madrid. Si algo me ha cabreado esta tarde es que se silbe en la despedida a tres toreros que han tenido que pechar en tarde ventosa con la corrida más dura hasta el momento de esta Feria, sin volver la cara, con mejor o peor acierto, y jugándose la cornada. ¡Eso sí que no! La exigencia, para las figuras, que además vienen siempre con hierros cuidadosamente escogidos.

Muy oportunamente, Remi apareció con las dos botellas de cerveza y dos huevos fritos con patatas, que tan del gusto son de don Venteño. Devolvió su tenedor.

- Un huevo frito se lidia con un trozo de pan en cada mano. Como los toros, cada plato tiene su lidia.

 Y así hizo. Cogió dos trozos de pan y comenzó a dar cuenta de su huevo frito, macheteándolo.

- Dice usted que está contento porque ha encontrado los miuras que venía a ver, pero de los seis, a tres los han pitado y en otro ha habido división. O sea, que un sector de la plaza ha protestado cuatro toros. No parece que ellos hayan salido nada satisfechos.

- Por mí... Allá ellos. Yo a lo mío y lo mío es no aburrirme, que haya intensidad en el ruedo, que una corrida dure dos horas justas, porque no hay posibilidad de monerías, de paripés, de arrimones a toros descastados y agonizantes y demás suertes de engañabobos. Que los toros vayan al caballo, sin necesidad de darlos mil capotazos ni de que huyan al caballo que guarda la puerta. Y que las cuadrillas estén más que dignas, con bregas eficaces y pares exponiendo con toros que echaban la cara a las nubes. Que haya toros listos, que vayan orientándose, que no admitan que se les puedan dar 50 pases sin enterarse de nada. Si ellos prefieren lo contrario, serán felices porque esa monotonía es lo habitual en nuestras plazas.

 - Lo más parecido a ese tipo de toro ha sido el segundo, un toro noble, que se dejó pegar en el peto, sin empuje, que embestía suave por ambos pitones, con el que Pepe Moral sólo cuajó algunas tandas por el pitón derecho. Como no mató no hubo oportunidad de que se le pidiese trofeo. Por contra, el quinto desarrolló sentido y acabó siendo el más peligroso, buscando chicha a mitad de cada pase. El sevillano hizo lo que pudo...

Me interrumpió.

- ¿Ve lo que le decía de la maldita uniformidad de toros, toreros y públicos? A la hora de matar, el malage estaba casi imposible. Moral le pinchó sin soltar el estoque. Estos toros, a medida que los pinchas se ponen aún más complicados  porque ya saben por dónde les van a venir. Pues bien, en la segunda le consigue meter la mano, y porque queda caída la estocada, le pitan.

- No es fácil meterles la mano y eso ha dado lugar a tanto descabello como hemos visto. Quizás sea reprochable la forma descarada de irse de la suerte de matar de Román en el tercero, un toro que peleó bien en el peto y al que Pedro Iturralde le puso una gran segunda vara, echando la vara al morrillo, pero al que el valenciano no acabó de coger el aire. El otro toro que le tocó, el sexto, tuvo una salida espectacular, tanto por su imponente presencia, como por el salto al callejón.

- Pero no se confunda usted, el salto no fue de manso, sino que lo hizo en persecución del peón que se metió en el burladero. Precisamente he estado leyendo un artículo de la revista 'La Voz de la Afición' que me han entregado fuera de la plaza, en el que Víctor López recoge extractos del libro 'Teoría del toreo' de Amós Salvador, un político que sabía de Tauromaquia, y en uno de ellos dice que son manifestaciones de bravura la de acometer a cuanto se encuentra por delante, la de perseguir el bulto con codicia y deseo de coger, la de saltar la barrera detrás del que persigue, la de rematar en las tablas... Pero bueno, es un libro de hace más de cien años y los neoaficionados ya van por otro camino.

- Puede ser. A lo que iba. El sexto no acabó de apretar en el caballo, pero fue a más en banderillas para llegar muy encastado a la muleta de Román, que consiguió dos buenas tandas por el derecho, complicándose por el pitón izquierdo, el mismo por el que recortó en palos, y poniéndose ya muy difícil, a pesar de lo cual el valenciano le ofreció los muslos con valentía.

- Usted lo ha dicho, Cadahalseño, Román ha citado con verdad a un toro difícil. ¿Y cómo se lo han agradecido? Silbándole.

- El que ha tenido un lote complicado ha sido Rafaelillo. Sus dos toros requerían una lidia de toreo con los pies, perdiendo o ganando pasos, e intentó torearlos quieto como si fueran pastueños. Al final tuvo que recurrir al macheteo y no acertó con los aceros.

- ¿Usted cree que si desde el principio, los lidia como usted dice, no se le habrían echado encima? Siento estar muy pesado hoy con el tema, pero insisto en que todo se mide con el patrón de la Tauromaquia única, y los toreros o no saben o no quieren salirse de ella. Y recuerde usted dónde le puso el pitón el primero al entrar a matar, en la yugular, para luego pegarle derrotes en el suelo. Por cierto, que al lote del murciano le han dado seis puyazos, algo ya insólito.

- Mejor, si le parece, nos vamos, para evitar caer también en la pesadez de alargar los trasteos.

Dejó un billete de 10 euros y nos fuimos paseando por la calle Alcalá, hablando de los toros, de los toreros, del público, de Saltillo, de Cenicientos, de Manili y de Valderrama, el torero, no el cantaor.

Cuadro de puntuación de la corrida de Miura


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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...