El Tiemblo supone el estreno de la
temporada taurina en el “Valle del Terror”, frisando ya el
verano, en su sólida y coqueta plaza que va camino de cumplir su
primer centenario, y lo hace con un cartel decoroso para la categoría
de este coso abulense, que, por mor de estas cosas que
desgraciadamente se dan en nuestro universo taurino, se transforma
completamente en la terna de coletas. La corrida de toros de Peñajara
la firmaron El Cid, Serafín Marín y Emilio de Justo, y ninguno de ellos la toreó. El Cid estaba cogido, pero ignoro las causas de las "caídas" de los otros dos.
Flor de gamón corrido en cuarto lugar
Por razones familiares, El Tiemblo es
un pueblo querido para el aficionado, al que vuelve una vez más,
tras un breve descanso de cinco días desde la finalización del
maratón isidril. Con sol y calor, toma asiento muy cerca de la banda
municipal que, bajo la batuta de un nuevo y joven director
valenciano, se arranca con ese himno oficioso de Villena que es el
pasodoble “La Entrada” de Quintín Esquembre. Junto a él su habitual compañero de
fatigas taurinas, un aficionado de San Martín de Valdeiglesias, que
también acude con bolígrafo para anotar el comportamiento de los
toros, otro de Cebreros, y Antonio Jiménez, un ganadero corucho que posee un ejemplar
único de toro enano. Por desagracia no se facilita programa de mano con los datos de cuadrillas y toros, aunque de éstos se muestra tablilla antes de la salida de cada uno.
La plaza presenta buena entrada y, como
después se podrá apreciar, por las nubes de polvo que llegan a
ocultar a los protagonistas, no parece que haya sido regado. En el
tendido, comentan el juego de los toros de Peñajara el actual
propietario de la ganadería, Antonio Rubio, junto al anterior, Rufino Martín.
El director de lidia es un habitual de
la zona, que la afición de Madrid ha descubierto en la pasada feria,
Octavio Chacón, que no brilla en su primero, un bonito ejemplar,
noble y justo de fuerzas, que intentó empujar fijo en varas, con el
que el gaditano no pasa de aseado, muy al hilo y monótono, que
despacha con una rinconera. El palco, dadivoso, le concede dos
orejas. El cuarto fue precioso de lámina, castigado en exceso por el
varilarguero en un puyazo, a pesar de lo cual dio juego en palos y
sirvió, como dicen el argot. Tampoco estuvo lucido y acoplado el de
Prado del Rey, aunque no fue óbice para que el palco volviese a
devaluar la categoría del coso regalando otras dos orejas, tras una
estocada.
Manuel Escribano esta vez no recibe a
portagayola a un segundo descarado, que se emplaza y escarba. Le
endilgan un puyazo inmisericorde antes de que el sevillano
protagonice un tercio de banderillas acelerado y de poca variedad. El
burel acusa el castigo y se defiende con genio en la muleta de
Escribano que, no obstante, consigue templar con mérito. Necesita de
dos intentos con el estoque y se lleva un apéndice. En el quinto,
otro bonito ejemplar, no pasó de discreto, aunque fue ese torero
bullicioso que conocemos, especialmente con los garapullos; el de
Peñajara galopó desde salida hasta mediada la faena de muleta, en
que se vino a menos. La estocada precedió a ese nuevo regalo del
palco en forma de dos despojos. Lo realmente sorprendente es la
vuelta al ruedo que se dio al castaño en el arrastre,
Completa el cartel de sustituciones
Francisco José Espada, que sortea un tercero que cabecea o, como se
dice ahora, suelta la cara, y que empuja con la cara alta en el
caballo. La brega no es buena y el segundo tercio se complica. Con la
muleta, el madrileño no se confía, pierde demasiados pasos y ha de
dar un golpe de cruceta tras una estocada. El sexto, con tipo de
Ibán, tiene aún más genio, se repucha y cabecea en el peto, y la
falta de dominio del de Fuenlabrada, con banderazos y sin bajar la
mano, hizo que el bicho acabase pegando tornillazos. Para que no se
fuera de vacío, el usía le donó una oreja.
Por dejar un resumen, bien presentada
la corrida de Peñajara, que dio juego variado, complicado el lote de
Espada, que anduvo casi a la deriva, aseado sin más Octavio Chacón,
con el mejor lote, especialmente ese buen toro sardo que se corrió
en cuarto lugar, y sólo destacable el mérito de Escribano con el
segundo. Sobró tanto premio, exceso que solo provoca la devaluación de la
categoría de la plaza.
LA TARDE CONTADA EN IMÁGENES
El anuncio de las sustituciones y módicos precios en taquilla
El cartel original
El cartel definitivo
El generoso palco
Cite ofreciendo los pechos al primero
'Mexicano' empujó fijo en el peto
Chicuelina de brazo alto de Octavio Chacón
Problemas para Vicente Ruiz, que resultó cogido sin consecuencias
Volatín perfecto
Pase de pecho mirando al tendido, moda que esperemos se pase pronto
Natural
Chacón pasea las orejas concedidas graciosamente por la presidencia
El anterior y el actual propietario, juntos en el tendido
Manuel Escribano
El anterior y el actual propietario, juntos en el tendido
Manuel Escribano
Manolo Escribano saluda al segundo
'Milagroso'
El picador pegó un puyazo inmisericorde
Labor de los mozos de espada en una plaza sin callejón
El de Gerena alarga los brazos
Derechazo templando la violenta embestida del de Peñajara
El tercero empujó con la cara alta
Cartel del cuarto
Lámina de 'Pelo Azul'
Los toreros en línea con toro y caballo
Así humillaba el toro por el izquierdo...
Verónica de saludo de Escribano al quinto
'Estola' cumplió en la única vara
Sexto, con lámina de Ibán
'Cacatua' manseó en el peto
Tras el saludo reglamentario
Banderazo
Espada mete la ídem
Chacón y Escribano, en hombros de los capìtalistas
Cuadro de puntuación de la corrida de Peñajara de Casta Jijona
Cuadro de puntuación de la corrida de Peñajara de Casta Jijona
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