sábado, 16 de junio de 2018

La de Peñajara de Casta Jijona en El Tiemblo, 16 de junio de 2018

El Tiemblo supone el estreno de la temporada taurina en el “Valle del Terror”, frisando ya el verano, en su sólida y coqueta plaza que va camino de cumplir su primer centenario, y lo hace con un cartel decoroso para la categoría de este coso abulense, que, por mor de estas cosas que desgraciadamente se dan en nuestro universo taurino, se transforma completamente en la terna de coletas. La corrida de toros de Peñajara la firmaron El Cid, Serafín Marín y Emilio de Justo, y ninguno de ellos la toreó. El Cid estaba cogido, pero ignoro las causas de las "caídas" de los otros dos.

Flor de gamón corrido en cuarto lugar

Por razones familiares, El Tiemblo es un pueblo querido para el aficionado, al que vuelve una vez más, tras un breve descanso de cinco días desde la finalización del maratón isidril. Con sol y calor, toma asiento muy cerca de la banda municipal que, bajo la batuta de un nuevo y joven director valenciano, se arranca con ese himno oficioso de Villena que es el pasodoble “La Entrada” de Quintín Esquembre. Junto a él su habitual compañero de fatigas taurinas, un aficionado de San Martín de Valdeiglesias, que también acude con bolígrafo para anotar el comportamiento de los toros, otro de Cebreros, y Antonio Jiménez, un ganadero corucho que posee un ejemplar único de toro enano. Por desagracia no se facilita programa de mano con los datos de cuadrillas y toros, aunque de éstos se muestra tablilla antes de la salida de cada uno.

La plaza presenta buena entrada y, como después se podrá apreciar, por las nubes de polvo que llegan a ocultar a los protagonistas, no parece que haya sido regado. En el tendido, comentan el juego de los toros de Peñajara el actual propietario de la ganadería, Antonio Rubio, junto al anterior, Rufino Martín.

El director de lidia es un habitual de la zona, que la afición de Madrid ha descubierto en la pasada feria, Octavio Chacón, que no brilla en su primero, un bonito ejemplar, noble y justo de fuerzas, que intentó empujar fijo en varas, con el que el gaditano no pasa de aseado, muy al hilo y monótono, que despacha con una rinconera. El palco, dadivoso, le concede dos orejas. El cuarto fue precioso de lámina, castigado en exceso por el varilarguero en un puyazo, a pesar de lo cual dio juego en palos y sirvió, como dicen el argot. Tampoco estuvo lucido y acoplado el de Prado del Rey, aunque no fue óbice para que el palco volviese a devaluar la categoría del coso regalando otras dos orejas, tras una estocada.

Manuel Escribano esta vez no recibe a portagayola a un segundo descarado, que se emplaza y escarba. Le endilgan un puyazo inmisericorde antes de que el sevillano protagonice un tercio de banderillas acelerado y de poca variedad. El burel acusa el castigo y se defiende con genio en la muleta de Escribano que, no obstante, consigue templar con mérito. Necesita de dos intentos con el estoque y se lleva un apéndice. En el quinto, otro bonito ejemplar, no pasó de discreto, aunque fue ese torero bullicioso que conocemos, especialmente con los garapullos; el de Peñajara galopó desde salida hasta mediada la faena de muleta, en que se vino a menos. La estocada precedió a ese nuevo regalo del palco en forma de dos despojos. Lo realmente sorprendente es la vuelta al ruedo que se dio al castaño en el arrastre,

Completa el cartel de sustituciones Francisco José Espada, que sortea un tercero que cabecea o, como se dice ahora, suelta la cara, y que empuja con la cara alta en el caballo. La brega no es buena y el segundo tercio se complica. Con la muleta, el madrileño no se confía, pierde demasiados pasos y ha de dar un golpe de cruceta tras una estocada. El sexto, con tipo de Ibán, tiene aún más genio, se repucha y cabecea en el peto, y la falta de dominio del de Fuenlabrada, con banderazos y sin bajar la mano, hizo que el bicho acabase pegando tornillazos. Para que no se fuera de vacío, el usía le donó una oreja.

Por dejar un resumen, bien presentada la corrida de Peñajara, que dio juego variado, complicado el lote de Espada, que anduvo casi a la deriva, aseado sin más Octavio Chacón, con el mejor lote, especialmente ese buen toro sardo que se corrió en cuarto lugar, y sólo destacable el mérito de Escribano con el segundo. Sobró tanto premio, exceso que solo provoca la devaluación de la categoría de la plaza.

LA  TARDE  CONTADA  EN  IMÁGENES

El anuncio de las sustituciones y módicos precios en taquilla

El cartel original

El cartel definitivo

El generoso palco

Tres cuartos de entrada en tarde soleada, calurosa y ventosa


Octavio Chacón, director de lidia

Cite ofreciendo los pechos al primero

'Mexicano' empujó fijo en el peto

Chicuelina de brazo alto de Octavio Chacón


Problemas para Vicente Ruiz, que resultó cogido sin consecuencias

Volatín perfecto

Pase de pecho mirando al tendido, moda que esperemos se pase pronto

Natural

Chacón pasea las orejas concedidas graciosamente por la presidencia


El anterior y el actual propietario, juntos en el tendido


Manuel Escribano

Manolo Escribano saluda al segundo

'Milagroso'

El picador pegó un puyazo inmisericorde

Labor de los mozos de espada en una plaza sin callejón

El de Gerena alarga los brazos

Derechazo templando la violenta embestida del de Peñajara

Aficionados venteños


Francisco José Espada

El tercero empujó con la cara alta

Muchos problemas no resueltos para Espada


Cope Pinares, presente en el tendido

Cartel del cuarto

Lámina de 'Pelo Azul'

Los toreros en línea con toro y caballo

Así humillaba el toro por el izquierdo...

...y así por el derecho


Aficionados de los pueblos limítrofes entre los espectadores

Verónica de saludo de Escribano al quinto

'Estola' cumplió en la única vara

Pase de pecho


El profesor José Ureña, director de la buena banda de música local

Sexto, con lámina de Ibán

'Cacatua' manseó en el peto

Tras el saludo reglamentario

Banderazo

Espada mete la ídem

Chacón y Escribano, en hombros de los capìtalistas

Cuadro de puntuación de la corrida de Peñajara de Casta Jijona

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...