miércoles, 23 de mayo de 2018

Deshonroso saldo de Victoriano del Río. Las Ventas, 23 de mayo de 2018

Simón Casas Production, Plaza 1, o como se llame la empresa que detenta Las Ventas, ha comprado 14 toros a don Victoriano del Río para esta feria de San Isidro. Hoy han desfilado por el ruedo los seis primeros toritos. No sabemos si son los de regalo incluidos en esa megacompra, o, como me temo, sean el adelanto de lo que nos espera con los otros ocho. El vendedor tampoco se salva, ni mucho menos, porque la primera obligación de un ganadero que se precie es la correcta presentación de su encierro. Y lo que ha vertido don Victoriano por el desagüe venteño esta tarde es una tomadura de pelo a los aficionados, que nos hemos tragado con la boca cerrada.

El destoreo a toritos descastados campa a sus anchas por los ruedos de España
También en Las Ventas. Miguel Ángel Perera con el primero de Victoriano del Río

Lleno en la plaza y el Rincón de César a reventar. Ha sido misión casi imposible llegar hasta los dominios de don Venteño, que se afanaba en airear un sombrero que aún soltaba gotas.

- A las buenas tardes. Le veo muy seco para tan mojado como tiene el sombrero.

Cogió con la otra mano un poncho de plástico para enseñámerlo a modo de explicación.

- Tuve que dejar el sombrero fuera del resguardo y mire el resultado, y eso que me habían asegurado que la tela era superior. En fin, menuda mierda de tarde de toros. He perdido el dinero, el tiempo, la paciencia y el sombrero.

- De la parte taurina, a su edad ya debería estar vacunado.

- Déjese de coñas, Cadahalseño, que no está el horno para bollos. Aunque ya he perdido la esperanza de rebelarme a que me tomen el pelo. Pero además reincido, por lo que tengo que asumir que el principal responsable soy yo por seguir colaborando con el engaño.

 - No lo vea por ese lado, porque vaya o no vaya usted, en tardes como hoy se iba a llenar la plaza de todos modos.

Seguía más atento a su intento de secar el sombrero que a la conversación. La botella de Galicia 1906 seguía llena y no había tocado el plato de patatas alioli. Intenté pincharle.

- Cuando ha dicho "mierda de toros" ¿a qué se refería?

- ¿Usted que cree? Está claro que hablaba de la mierda de presentación y de comportamiento. El que tenía cara no tenía culata, y el que tenía algo de cuajo carecía de cornamenta. En tres palabras, falta de trapío para una plaza, no ya como Las Ventas, sino para ninguna plaza de primera. Y casi todos ayunos de casta. Claro que tampoco la tenemos ya los aficionados, y yo me pongo el primero, porque cada día tengo menos sangre también. Estamos tan educados como los toros, y eso que en el bando contrario nos tienen por torturadores y asesinos.

- El campeón de la falta de casta ha sido el primero, un auténtico borrego, con Perera fiel a su estilo despegado, inclinado y descargado. Y encima incapaz de clavar el estoque. Qué imagen tan deprimente la del toro aconchado y el extremeño con la cruceta en la mano.

El viejo aficionado, resignado, dejó colgado el sombrero en el respaldo de un sillón y se centró en la charla.

- Yo pienso que hoy ni estaba en la plaza. ¿No se ha fijado que no ha sido capaz de reaccionar cuando el cuarto perseguía a Curro Javier? Ni ha salido a cortar al toro ni ha dejado entrar al peón por la tronera del burladero.

- Es cierto. Ese toro había apretado en el caballo y en los inicios de la faena de muleta, aunque tardo, empujaba cuando entraba en la jurisdicción del coleta. Tuvo tres tandas, que desaprovechó Perera, porque a la cuarta se rajó. Pero estamos en el siglo XXI y se raje un toro o no, parece que hay que dar cien muletazos, aburra usted a mil como a veinte mil personas. Y para colmo tuvo de nuevo que descabellar. Este fue el primer figura.

- Usted, Cadahalseño, es de los que vende consejos que para usted no tiene. Si la tarde ha sido aburrídisima, ¿por qué no abrevia?

- Tiene razón. Baste decir que el segundo fue un inválido, inservible para cualquier atisbo de lidia, al que además le metieron un cuarto de banderilla en el agujero de la pica, y al que Talavante no acertó a pasaportar rápidamente. El quinto fue mal picado por Manuel Cid, con un primer puyazo bajo para rectificar a trasero, y el segundo más trasero aún; después fue a menos en banderillas y a nada en la muleta. Alejandro lo despachó con una media baja. ¿Le parece bien así?

Me escuchaba con poca atención y ni respondió.

- Entonces remato con el peruano. Lo empezaron jaleando desde las alturas en el saludo al tercero, porque había llegado la nube y el personal del tendido huía a la desbandada. Después la cosa se fue descafeinando y terminó con el toro retrocediendo y aculado en tablas. Lo que no entiendo es que lo brindase al público. El sexto, que salió sin codicia y manseó en el peto, despertó con las espabiladeras, doliéndose como toro de rodeo, y sacó genio en la muleta. Roca Rey comenzó con pases largos por abajo, pero pronto volvió a lo suyo, o sea, espaldinas, arrucinas, circulares invertidos y demás variedades circenses, para acabar en arrimón y estocada. Con estas cosas el personal flipa.

Volvió a coger su sombrero y se levantó.

- Natural, el chico es listo y les ha dado lo que han venido a ver. Ande, vámonos que acabaremos todos roncando: usted, yo y sus sufridos lectores. A ver si alguno me da las gracias por cortarle el rollo, y, de paso, me invita a caña y pincho de tortilla.

Cuadro de puntuación de la corrida de Victoriano del Río



2 comentarios:

Anónimo dijo...

La persecución fue a Curro Javier

cadahalseño dijo...

Gracias, anónimo lector por el quite. Corregido queda y en el post de las imágenes aparecerá la secuencia completa de la carrera

Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...