jueves, 8 de junio de 2017

Juan del Álamo y Alcurrucén se llevaron la tarde. Las Ventas, 8 de junio de 2017

Alcurrucén puso toros, Juan del Álamo puso toreo y ganas y don Trinidad puso la incompetencia. Hay quien piensa que la segunda oreja es decisión libre del usía, confundiendo potestad con libre albedrío. El Reglamento concede al presidente la potestad de la concesión de la oreja, pero no de forma arbitaria o caprichosa, sino valorando la actuación del torero en función de unos parámetros muy claros. Y ayer don Trinidad se pasó por el forro de sus caprichos todos y cada uno de esos parámetros.

Juan del Álamo abrió la Puerta Grande por el sistema de compensación

Estamos en la última semana del maratón isidril y, sin embargo, los fieles abonados no dan síntomas de cansancio. El Rincón de César estaba abarrotado y eso que en Las Ventas no se habia pasado de los tres cuartos. No estaba Remi en la barra y se notó. Es lo que tiene saber estar en todas las prfesiones, y no todo el mundo vale. Ignoré las malas formas del guayabito que le sustituía y me agencié el tercio de Mahou. En la mesa, don Venteño andaba enfrascado en su móvil.
-Buenas tardes.
Sin quitar la vista de la pantalla, hizo un leve gesto con la cabeza y continuó unos segundos escribiendo antes de aparcar el aparato en el bolsillo de su chaqueta.
-Buenas tardes, Cadahalseño. Perdone, pero estaba poniendo un comentario a una noticia de un portal con un titular que hablaba de atraco del palco, publicada sólo cinco minutos después de que el palco denegase la segunda oreja a Juan del Álamo.
Dudé cuál sería el sentido de su comentario.
-¿Comentario favorable o crítico?
-Mire usted, Cadahalseño, yo para aplaudir una noticia de un portal de estos no gasto una tecla. ¿Usted cree que sólo vean atracos cuando no se dan trofeos? No he leído nunca que invoquen el Código Penal en las mil variedades de fraudes que el mundo taurino es capaz de ofrecer. Ya sabe que a mí me la refanflinfa el tema de  los despojos, aunque usted le dé tanta importancia. Es lo menos importante del toreo y sólo sirve para las estadísticas y para tener entretenido al personal.
Medí mi contestación para evitar derrotes.
-Hombre, de alguna manera hay que valorar las actuaciones. Y si el resultado se mide por trofeos, tiene por lo menos utilidad.
Pareció no afectarle el comentario.
-¿Sabe? A mí me ha dado por pensar desde un punto de vista sociológico. Me explico. El pueblo ha hecho una petición unánime que la autoridad deniega. El pueblo, además de cabrearse, se la guarda a la autoridad y busca la ocasión para conseguir lo pedido, invocando otro derecho para alcanzar el mismo resultado. La autoridad no puede denegar este derecho y el pueblo consigue finalmente lo que pedía, y aunque las aguas se calmen, la autoridad queda desautorizada, valga la redundancia.
-Explicarse, no sé si se ha explicado, pero a lo que vamos. Me han gustado Alcurrucén y Juan del Álamo. Me ha decepcionado Joselito Adame y he visto a El Cid como esperaba.
Don Venteño andaba oteando el horizonte pero atento a mis comentarios.
-Así me gusta, Cadahalseño, que resuma. Yo, si quiere, le hablo uno a uno, empezando por el ganado. Siempre queda mejor recuerdo de todo cuando lo mejor se deja para después y se echa lo malo por delante. Hoy ha vuelto a pasar que los dos toros de peor condición, mansitos ellos, han sido los dos primeros, ambos parándose en la salida de toriles, quedándose cortos en el saludo, saliendo de naja del caballo y yendo al de puerta. El de El Cid se le quedó pegajoso y sin humillar y el de Adame, soso. Con el tercero cambió la tendencia. Salió muy cobarde, asustándose de los capotes, sin embestir. Yo me divierto cuando ocurre esto. El personal se lía a protestar, no saben por qué ni contra quién. Es una reacción visceral del pueblo cuando no sucede lo esperado. Después intentan justificar su protesta, y empiezan a ver toros ciegos, o creen que es manso y hay que devolverlo, en fin, qué le voy a contar. Y aquí vino mi primera sorpresa. Vi a Juan del Álamo con mucho aplomo, perdiendo paso y desengañando al toro, para incluso acabar el saludo lanceando con aseo a 'Licenciado', un núñez muy entipado, manso y con genio. Pasó cuatro veces por el caballo, se escupió en tres y se quedó en la segunda empujando el peto, para salir suelto. Se movió mucho en banderillas e hizo amago de buscar las tablas cuando el salmantino lo sacó a los medios. Pero se quedó. Oiga, qué cambio. Quedó fijo en el torero, pronto en la arrancada, entregado en el embroque, con ese tranco más de los núñez, y con duración. Acabó en los medios tragándose la muerte y derramando la casta que tenía escondida y que acabó esparciéndose.

Paró para echar un trago de agua. Dejé que continuase.
-Si le parece, luego hablo del torero. El cuarto fue bueno para el torero, pero con poca codicia. El quinto fue noble y para ser mejor aprovechado y el sexto, el único toro complicado. Ninguno de los seis hizo buena pelea en varas.
-Ha prometido hablar del torero.
-Efectivamente. Y hablar bien. Ya he dicho que Juan del Álamo supo hacer embestir al tercero en el saludo y plateó con inteligencia la faena en los medios, cuajando al toro por los dos pitones, ligando con ajuste, temple y gusto. No se retorció como era habitual en él. Mató de un estoconazo. Fïjese si me gustó que me levanté a tocarle las palmas. En el sexto demostró valor, muchísimo valor, porque fue un toro muy complicado, soltando la cara como ahora se dice, sin humillar y muy incierto. Expuso asentando los pies, Lo cazó, que no era fácil, aunque la espada quedó caída.
Era hora de ir abreviando y le interrumpí.
-Si no le hubiesen denegado la segunda oreja, la del sexto habría quedado en vuelta al ruedo, pero el público quiso compensar y lo consiguió.
-Ya se lo dije antes. Además, estuvo toda la tarde dispuesto en los quites. Tarde redonda del mirobrigense. No así la Adame, falto de ideas, sobre todo en el quinto con el que anduvo despegado. No brilló ni siquiera con el capote en las muchas veces que lo intentó. Y tampoco El Cid, que tuvo un toro para triunfar, el cuarto, que se le fue. Estuvo, sí, pero por debajo de la calidad de 'Antequerano'. Como siempre, mató al que no debía, el primero, y falló con éste.
Si le parece vamos saliendo, que hoy la corrida ha durado dos horas y medias y es tarde. Cogió su sombrero y haciendo un gesto cortés a la mesa de al lado, salió delante de mi.
-Ya tengo ganas de terminar e irme de vacaciones, Cadahalseño. Y me voy y no me dice dónde fue el fin de semana pasado.
No respondí y subimos calle Alcalá arriba hablando de nuestras cosas.

Cuadro de puntuación de la corrida de Alcurrucén (5) y El Cortijillo (1) 


LA  TARDE  TRAS  EL  VISOR

Tres cuartos de entrada en tarde calurosa y entoldada

El primero, de El Cortijillo, salió sin ninguna codicia

Tras la primera vara, 'Coplero' salió de naja al caballo de puerta, del que salió suelto

El Cid suele matar bien cuando no se juega los trofeos

Tablilla del segundo toro

De nuevo actuó el picador que guarda la puerta

Quite por chicuelinas de Juan del Álamo

Primer par de Miguel Martín

Cádiz, Madrid, Arganda y Cenicientos en la grada del 3

El segundo no se atrevía a embestir...

...hasta que Juan del Álamo le desengañó

Vino también al caballo de puerta y salió como se ve

Inicios de la faena de muleta, rodilla en tierra...

...y final de la misma forma

El broche de una gran estocada

Don Trinidad López no se apeó de la burra

Jesús Ruiz Román cita al cuarto para la segunda entrada...

...con buena respuesta por parte de 'Antequerano'

Apuros para Joselito Adame, que resbaló en la cara del toro

El Cid lució al toro

Conversación entre dos ganaderos

El quinto derriba a Óscar Bernal

Media de remate en el quite de Juan del Álamo

'Afectísimo' ignora a Fernando Sánchez

Alivios de Joselito Adame con la muleta...

...y con el estoque, tanto que hizo guardia

Cadalseños por Las Ventas

Maniobras para acorralar al sexto...

...que acabó derribando a Juan Francisco Peña

'Bocineto' recorta a Jarocho que tiene que pasar en falso

Un toro con mucho genio

La estocada quedó caída

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...