Para la gran mayoría de espectadores y para toda la crítica, el ideal del toro es el torito desmochado y feble que, tras un simulacro de tercio de varas, acuda con prontitud, nobleza y humillación a la muleta del torero. Pero hay un sector de aficionados que buscan un toro de lidia en el más amplio sentido de la palabra, un toro serio que tenga fuerza para aguantar tres puyazos, que se mueva y demuestre acometividad en su embestida, que sea exigente y no colaborador para el torero. De la primera clase de toros "artistas" se crían muchos y pueden verse casi todas las tardes. De la segunda de toros "de lidia", van quedando cada vez menos ganaderías y apenas hoy se corren en las plazas.
El Legionario se agarra en el cuarto de la tarde, de Valdellán
La corrida de toros de Saltillo y Valdellán ha sido como un oasis en el desierto del descaste actual. Toros de imponente presencia que han soportado alevosos tercios de varas y ni han doblado una pezuña, ni se han parado en el último tercio, moviéndose y acometiendo con movilidad a la muleta. Casta, más en Valdellán, y nobleza, más en Saltillo, que han mantenido el interés del escaso cuarto de plaza que se ha congregado para ver el desafío ganadero y que al finalizar el festejo ha sacado a saludar a los dos mayorales.
Para su lidia, ha hecho el paseíllo una terna acostumbrada a lo duro, que ha tenido suerte dispar: Fernando Robleño ha protagonizado el triunfo, al arrancar una oreja con valentía y oficio ante el galán de Valdellán que se corrió en cuarto lugar; José Carlos Venegas se ha llevado la bronca del respetable por permitir a Gustavo Marcos masacrar al extraordinario tercero de Saltillo, y las luces y sombras del confirmante, Cristian Escribano, que se llevó una oreja del primer Saltillo por el estoconazo que recetó, pero no acabó de redondear su faena, ni supo sacar partido al buen sexto de Valdellán.
Comencemos con lo más lamentable, ese funesto tercio de varas a 'Horquitillo', el tercer saltillo, que salió haciendo un extraño en el capote de Venegas, para después seguirlo con nobleza y humillación en celebrados repetidos remates. En la primera vara, empujó con fijeza en el peto, soportando un puyazo bajo que Gustavo Marcos no rectificó y en el que se recargó sin disimulo, tapando la salida del cárdeno. No se le colocó bien en suerte para el segundo, en el que volvió a ser pegado a placer. Un toro para verlo colocado de lejos para un tercer puyazo que, sin embargo, Robleño metió al relance, mientras Venegas reclamaba airadamente al alguacilillo el cambio de tercio, después de haberse inhibido en la masacre que su picador infligía al toro. Con razón, el público abroncó al jienense cuando intentó brindarle el toro, después de hurtarle un tercio de varas que se antojaba espectacular. A pesar del castigo, 'Horquillito' aún tuvo fuerzas para regalar templadísimas y humilladas embestidas por ambos pitones. La gran ovación al toro en el arrastre y la bronca al matador y al picador resumen todo. Muy frío tuvo el ambiente para el quinto, de Valdellán, un toro serio y ofensivo de cara, que le permitió lucirse con el capote y al que también barrenó Tomasete en la primera de las tres varas, en las que se repuchó y salió suelto. El de Beas de Segura intentó estar firme con la muleta, pero quedó la sensación de que el graciliano tenía mucho más. Se tiró a matar casi con desesperación, pero encontró hueso.
Sigamos con lo mejor, la gran faena de Fernando Robleño a 'Navarro' de Valdellán, un pavo berrendo en negro, cuyo comportamiento de salida no hacía presagiar nada bueno, pero que fue mejorando en el caballo, cumpliendo en sus tres entradas, bien picado por El Legionario. Lástima que tampoco lo pusiesen de largo para la tercera. Comenzó bronco la faena de muleta y acertó con valor y oficio el madrileño a suavizarlo, para sacar buenas tandas por la derecha y una final por naturales de mucho mérito. El pinchazo evitó al usía la presión de abrirle la puerta grande. El segundo de Saltillo fue el toro más deslucido del encierro, que comenzó saltando al callejón, manseó en el caballo y quedó sin codicia y con la cara alta en la muleta por el derecho e imposible por el izquierdo. Lo mató feamente de rinconera tras pinchazo. En el sexto destacó la media verónica de remate de su quite.
Confirmaba alternativa Cristian Escribano, otro habitual de corridas duras, que enlotó un primer saltillo de buena lámina, distraído en el capote, y con el que se le fue la mano a Adrián Navarrete, para acabar saliendo suelto del peto. La faena fue de más a menos, desde unas buenas series con la diestra de inicio a las muchas dudas con la zurda. El estoconazo, con el pero del desarme, le valió para cortar una oreja al toro de su confirmación. El sexto de Valdellán salió abanto y se quedó en el peto, aunque cabeceando, remiso en la segunda y tercera entradas. En la muleta acometió con viveza, pero el getafeño no supo solventar lo pegajoso del toro que en lenguaje moderno, "reponía", perdiendo continuos pasos y cortando las series. Se le fue un toro importante, al que no mató con acierto.
Destacaron con los palos Ángel Otero, que saludó por el tercer par al primero, y Raúl Cervantes, que hizo lo propio por los pares al sexto, además de César del Puerto asomándose al respetable balcón del cuarto. De picadores sólo anduvo afortunado El Legionario, como ha se dicho. En corridas de este tipo, con esa vitola de "desafío ganadero" es vital el tercio de varas y, por ello, es muy importante que los picadores sepan dosificar el castigo y "torear" con el caballo para con el cite provocar la arrancada de los toros. Desgraciadamente, casi todos los varilargueros no han estado a la altura del compromiso que hoy tenían, especialmente el mentado Gustavo Marcos, que debería estar una buena temporada sin montar un caballo en esta plaza.
¡Qué alegría volver a presenciar una corrida de toros de lidia!
LA TARDE CONTADA EN IMÁGENES (Próximamente)
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