Muchos toreros llegan a Madrid con la idea de pasar el trámite y, si el toro embiste suavemente y por derecho, buscar el lucimiento y alguna fotografía con la oreja en la mano, que sirva para firmar algunos contratos más. Otros pocos vienen con la decisión de jugársela de verdad. Unos y otros pueden pasar por el hule, pero en el primer caso es menos contingente y no es más que un accidente laboral, y en el segundo es mayor el riesgo y representa el pago con sangre del tributo por decir la verdad del toreo. La verdad que ha dicho hoy Iván Fandiño en Las Ventas.
La buena cuadrilla de Fandiño (Miguel Martín, Jarocho y Jesús Arruga)
abandona la plaza sin su matador
Mucha gente esperó a aplaudir a la cuadrilla de Iván Fandiño cuando abandonó el ruedo a la finalización del festejo; esa cuadrilla a la que El Cid tuvo el detalle de brindar el toro que correspondía a su matador. Era el homenaje que todos querían rendir al vasco, herido en el embroque de la suerte suprema en el segundo de la tarde. En el Rincón de César no se hablaba de otra cosa, sin que pueda decirse que reinaba unanimidad en las valoraciones, porque un snob mantenía que "Grosella" se fue sin torear. Al snob se estaba refiriendo don Venteño cuando yo llegué:
-Siempre se achaca a los toreros que traen la faena hecha de casa, y la aplican con rigidez y abstracción de las condiciones del burel. Pues también hay aficionados que incurren en el mismo vicio y adaptan su visión a las filias o fobias que tengan de un torero o de una ganadería. Hete aquí el ejemplo.
Lo hablaba con otro parroquiano, hombre callado donde los haya, que asentía con la cabeza. Me uní a ellos: -Buenas tardes. Pues al relance de su comentario le diré que hoy me ha pillado con el pie cambiado la corrida de Parladé. Reconozco que venía con la idea de los corderitos de Norit, y me he encontrado con toros en general bien presentados, y con su casta o castita, que denota que en el encaste bodeguero duermen los genes del toro de lidia, por más que casi nunca despierten. A esto debía de referirse don Juan Pedro, que en paz descanse, cuando hablaba de que había entendido que había que corregir la selección.
El parroquiano también se mostró conforme con esto. No así don Venteño:
-Mire usted, cierto es que no han sido los toros bobos o artistas habituales, pero han dejado bien a su criador, cuando sostenía que la suerte de varas sobraba. Porque ya me dirá lo que se ha picado hoy.
El parroquiano manifestaba su aprobación con una sonrisa, mientras daba cuenta del canapé de bonito con cebolla con que Remi nos había obsequiado. Quise pasar al tema de la tarde: -Cierto es que no ha habido mucho castigo y que la salida ha sido abanta, aunque a Juan Bernal se le fue muy atrás la puya y se le fue la mano en la medida. Pero yo la habría firmado antes de empezar. Y también habría firmado asistir a una lección como la que ha impartido Fandiño, que ha demostrado que está en un momento dulce; se le ve con mucho sitio. Ya en el saludo con el capote se mostró decidido, ganando terreno, aunque el astifino "Grosella" no se entregó. Lo dejó muy entero, pues Rafael Agudo lo midió en la primera vara, y la segunda fue un simulacro. El morito, bien bregado por Miguel Martín, se dolió nada más sentir los arpones traseros del primer par de Jarocho, y acudió con alegría a los dos pares restantes que solventaron Arruga y el mentado Jarocho con notable. Se eligieron los terrenos del 4, que eran los apropiados por la dirección del viento, y allí Fandiño atornilló los pies y plantó cara al toro, con inicios por estatuarios, pases de guardabarrera o del celeste imperio, como cada cual guste llamar, para después ligar en los terrenos del toro tandas de derechas en las que fue corrigiendo el deslucido calamocheo, sin retroceder un centímetro las zapatillas, a pesar de la poco franca y muy agresiva embestida que tenía el juampedro. Fue faena firme, de valor y temple, no sin algún enganchón, y algún altibajo en los naturales. No se amilanó por el primer pinchazo y se volcó sobre el morrillo, saliendo con el muslo perforado por el pitón derecho del bicho, que doblaba mientras a Fandiño lo llevaban al hule.
Busqué en la cerveza alivio para mi garganta, esperando la reacción de mi amigo, que no se hizo esperar:
-A mi modo de ver, se equivocó la primera vez intentado matar en la suerte contraria. En la natural cobró la estocada, aunque no pudo sortear el derrote del toro. En cualquier caso, una gran faena, que reivindica la pureza del toreo y un golpe de autoridad en el escalafón de matadores.
A nuestro alrededor se daban detalles en centímetros de la cornada. Hoy solo se hablaba de Fandiño.
-Por desgracia, El Cid, mio Cid, sigue en su bache, por más que se esfuerce en salir. Mala suerte tuvo en el primero que ya pegó un volatín en el primer tercio por hincar los pitones en la arena. Quedó muy afectado del puyazo y en el último tercio volvería a hincar cuatro veces los cuernos en el albero. Parecía que en el cuarto iba a volver a los viejos tiempos, dando distancias y luciendo a un toro que metía la cara con clase y alegría, pero únicamente sacó una buena tanda en los medios, y se dejó ir una buena oportunidad.
Me cortó:
-Hablando del cuarto, previene el Reglamento que el reconocimiento de las defensas debe tener en cuenta las características zootécnicas de la ganadería a la que pertenezcan. Dígame usted si la cornamenta abierta y cornivuelta es característica del encaste Juan Pedro, o más bien es del Saltillo. Ergo, no debería haber salido al ruedo.
Nuestro acompañante hizo signos de aprobación. Proseguí: -En el sexto, que mató en sustitución del herido, solo tuvo la oportunidad del buen saludo por delantales, porque a la muleta llegó sin humillar ni pasar.
Don Venteño hizo ademán de salir:
-Bueno amigo, hábleme de las notas que haya tomado de las cuadrillas, porque Daniel Luque no merece la pena que se tome la molestia de escribir una línea.
Miré el papel: -Ya hemos hablado de José Bernal. Tampoco estuvo acertado Carioca, que marró y facilitó que el tercero derribara al jaco. También hemos apuntado la buena labor de la cuadrilla de Fandiño en el segundo, que repitieron de nuevo en el sexto Miguel Martín y Jesús Arruga. Destacó especialmente con los palos, Alcalareño. En la brega, de nuevo hemos de resaltar a El Boni, aunque con un pequeño fallo de coordinación con su matador en la deficiente colocación del sexto para la pica.
Ya en la calle, don Venteño preguntó a nuestro acompañante:
-Y a usted ¿qué le ha parecido?
-Y yo que sé. Yo vengo por ver el ambiente.
Cuadro de puntuación de la corrida de Parladé
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
Las banderas apuntaban hacia Toledo
Casi lleno en la Corrida Extraordinaria de la Asociación de la Prensa
Juan Bernal clava trasero al primero
Miguel Martín saca a Grosella del caballo de Rafael Agudo
Fandiño manda
"Grosella" tapa el paso a Fandiño en la suerte natural
"Fanfarrón" derriba sin que Carioca acierte a defenderse
Las defensas asaltilladas de "Bonito"
Montesinos recibiendo con el caballo atravesado
El Cid demasiado cerca en el puyazo al sexto
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