domingo, 26 de mayo de 2013

De raseros y Reglamentos. Las Ventas, 26 de mayo de 2013

Los seguidores de este humilde blog ya conocen mi debilidad por el personaje. Me refiero, claro está, a don Julio Martínez, ese presidente que tiene por costumbre ciscarse en el Reglamento Taurino cada tarde que sienta sus reales en el palco de Las Ventas. Cuando no aprueba toros sin trapío (art. 55.1), mantiene en el ruedo animales no aptos para la lidia (art. 84.1). Son "pequeños" detalles que rebajan sustancialmente la categoría de un coso. Hoy ha decidido pasarse por el forro de sus caprichos el democrático art. 82.2 "la concesión de una oreja se realizará por el Presidente a petición mayoritaria del público". Yo, que soy un simple espectador pagano, puedo opinar libremente que la petición de oreja para Alberto Aguilar era generosa, y también he constatado que esa petición era mayoritaria, sin duda ninguna. Pero cuando alguien es Presidente del festejo, no tiene libre decisión, sino una estricta obligación: cumplir y hacer cumplir la Ley y el Reglamento. Si no lo hace, como se empecina don Julio en demostrar cada tarde, la autoridad competente debe echarlo definitivamente fuera del palco.

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Chechu se desploma tras la cogida en el toro de su confirmación
Foto tomada del blog de Rafa Carlevaris

La tarde agradable se ha ido tornando fría y las gentes han cogido el camino más derecho a su casa. Si unimos a eso que hoy es domingo, se explica que en el Rincón de César estuviésemos en familia. Tan en familia que Remi compartió con nosotros las cervezas de rigor, acompañadas esta vez de unas croquetas de cabrales suaves y recién hechas. Don Venteño venía de riguroso protocolo de primera comunión. Traje y corbata de tonos pastel y en la mano un chubasquero verde botella. Los excesos de la celebración pretendía compensarlos con total abstinencia vespertina, para fastidio de Remi, que había sacado las croquetas con toda la ilusión del mundo. Traté de compensar, exagerando la valoración: -Increíbles, Remi, ya quisieran las estrellas Michelín ofrecer en su carta una exquisitez como esta.

El viejo aficionado tenía ganas de posar su esqueleto en el catre:
-Bueno, déjese de gastronomia, y al toro.

Remi frunció el ceño, pero, de natural pacífico, decidió no contrariar a su fiel cliente. Yo entré al trapo: -Pues en corto y por derecho. Dos toros, primero y tercero, absolutamente descastados; uno, el segundo, reservón; otro, el cuarto, manso y complicado; el quinto, bravo en el caballo y apto para el lucimiento; y el sexto,  encastado.

Creí que me iba a hacer alguna apostilla o reconvención, pero quería abreviar:
-O sea, una corrida mansa y deslucida de Montealto. De los toreros, le diré yo. Chechu ha pecado de novato con ese pobre y parado animal, cornalón y de silueta parecida a un jabalí, con el que lo único que se puede llevar alguien que se empeñe en mantenerse delante, es una cornada, porque un pase no tenía. El Capea es como la alergia al polen, un algo molesto y forzoso cada primavera, sin saber por qué viene ni cómo evitarlo. Alberto Aguilar se ha inventado un toro y a base de inteligencia, aguante y tesón ha ido metiendolo en el canasto, ayudando al toro y sabiendo resolver sus problemas, hasta lucirse con la zurda. Como la estocada, aunque pasada y desprendida, ha sido suficiente, lógica es la rotunda petición de oreja, apéndice justo por estar muy por encima de "Fandanguero" y, además, porque que no quede agraviado con los precedentes de esta Feria.

-Efectivamente, si hemos de medir a todos por el mismo rasero, he de darle la razón.

Sonrió:
-Ya sabe que no me gusta que me dé la razón, que para eso Remi se basta y se sobra. Pero repase usted los que se han llevado despojos, salvado sea Iván Fandiño, y verá como se ha premiado la pura estética, el destoreo o el toreo bajo la lluvia. Si los presidentes, ellos solitos, han puesto el rasero a la altura del betún, el palco no puede hacer otros días distingos, y menos con las más modestos. Y a Alberto Aguilar le han agraviado, después de haber estado por encima de sus tres enemigos. Ya he opinado del segundo. Hizo un buen quite por chicuelinas en el tercero de El Capea. El cuarto no hizo otra cosa que defenderse pegando tarascadas y gañafones. De un derrote a poco le lleva un ojo. Y al sexto lo recibió con larga cambiada de rodillas y lanceó bien por verónicas, aunque con la muleta no pudo sacar series rotundas, habida cuenta de que el toro iba algo rebrincado y reponía. Pinchó en lo alto, entrando por derecho, para cobrar después la estocada que pasaportó a "Novillero". Ahora me repasa lo que han hecho Perera, Bautista, del Alamo, Silveti, Manzanares y Castella, que han llevado el mismo premio, y lo que ha hecho Talavante que ha salido por la Puerta Grande, y dígame si hay o no afrenta con Alberto Aguilar.

Remi hizo el último intento porque su admirado don Venteño catase, al menos, una croqueta:
-Mira Remi, no te pongas tan plomo como los toreros al uso, y deja ya de intentarlo, que el toro no tiene un pase. Y usted, Cadahalseño, diga lo de sus subalternos que este cura se va.

Hice un repaso mental y este fue el resultado -Los picadores, en general, mal. Se aplaudió con fuerza a Francisco Javier Sánchez por citar bien en el sexto, pero no supo consumar el puyazo. Bien los peones de Alberto Aguilar: Raúl Ruiz, Rafael González y Jesús Robledo "Tito" y los banderilleros de Chechu, El Jaro y José Antonio Prestel. Por cierto, el sexto, que correspondía a Chechu, no fue banderilleado por su cuadrilla sino por los referidos Rafael y Tito.

No había concluido mi frase cuando ya don Venteño enfilaba hacia la puerta, levantando la mano derecha en señal de despedida. Me quedé con Remi hablando de quesos. Falta de fijeza se llama a eso.

Cuadro de puntuación de la corrida de Montealto
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
 al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)

Extenso y excelente reportaje gráfico de la tarde en el blog de Rafa Carlevaris

La torre de TVE que no emite señal de toros, a pesar de todas las promesas

El viento soplaba del este. La policía guarda la Puerta Grande.
El comisario había tomado medidas en un día de modestos

Fernando Cruz presentó parte facultativo de encontrarse indispuesto

Nublado antes de un pequeño chubasco

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Jesús Vicente con la escopeta cargada (Foto de Rafa Carlevaris)

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José Antonio Prestel se asoma al centro del balcón  (Foto de Rafa Carlevaris)

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Francisco Javier Sánchez da los pechos al segundo  (Foto de Rafa Carlevaris)

A Carlos Pérez se le va la mano con el tercero

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Juan Carlos Sánchez no sujeta al cuarto, con la puya, baja  (Foto de Rafa Carlevaris)

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"Colgado" mete los riñones  y Manuel Vicente se recargaría con la puya caída
 (Foto de Rafa Carlevaris)

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Francisco Javier Sánchez, pie a tierra por el empuje del sexto
 (Foto de Rafa Carlevaris)

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No siempre humilló el sexto
 (Foto de Rafa Carlevaris)

La petición de oreja en el  sexto fue mayoritaria

Alberto Aguilar se va por la puerta de caballos

Ángel Otero, Prestel y "El Jaro", sin su matador

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo en lo del "presidente", por llamarle de alguna manera. Dº Julio Martinez, ya me demostró en el hogar del jubilado de Cadalso junto a Gozalo de Villa (Gonzalito), que escucha muy poco al aficionado, demostrando cierta arrogancia y egontricidad, y en las Ventas, no es la 1ª vez que se "columpia" ya que a Alberto Aguilar lo vieron in-situ 20.000 personas y sacaron 15.000 pañuelos aproximadamente ..ó..más!!...coño que pinta un "ser" así de presidente???..y que quede constancia que lo comento con todo mi respeto a unas personas que llevan gran parte de su vida intentando mantener el orden entre los ciudadanos, pero la fiesta de los toros es otra cosa. Un saludo de tu quinto Peke.

cadahalseño dijo...

Así es, querido quinto. Ya se sabe que no hay quinto malo, y menos en la quinta del 76. Fuera de bromas, consigues un pleno en el fino análisis que haces de la personalidad del inefable don Julio. Y hablando de "Gonzalito", ahí lo tienes en la foto de Chechu, que a Rafa Carlevaris no se le escapa casi nada. Un abrazo.

Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...