El protagonismo de la muleta lleva décadas eclipsando los dos primeros tercios, que la mayoría de las veces son un enojoso trámite que hay solventar cuanto más rápido mejor. Contados son los días en que el toreo de capote nos emociona, que el tercio de varas se hace conforme a la importancia que siempre tuvo y que los banderilleros copan el interés del tendido. Sin embargo, hace ya tiempo que una cuadrilla trata de reivindicar su papel de ser, además de ayudantes de su matador, el complemento imprescindible para que la lidia sea completa. Y para ello no cuentan solo con el permiso de su jefe, sino que es éste el impulsor. Me refiero, claro está, a Tito Sandoval, Marco Galán, David Adalid y Fernando Sánchez, y a su matador, Javier Castaño. Conocidos en anteriores tardes en Madrid, pero también muy famosos en otras plazas, como las de Francia o La Maestranza, donde ya sonó la música en su honor en la pasada Feria de Abril. La vuelta al ruedo de esta tarde en Las Ventas no es el premio por su labor individual en el 5º de la tarde. Es el reconocimiento a una trayectoria y al esfuerzo común de unos hombres que además de grandes toreros, tienen una enorme afición. Y es un golpe de autoridad en la mesa por parte de los modestos que debería remover el establishment intocable del taurinismo vulgar, interesado y anodino que nos asola.
El matador sujeta al quinto de la tarde, mientras su cuadrilla da la vuelta al ruedo
-A ver, Cadahalseño, si usted nos saca de dudas, aunque no sea de pueblo marinero. ¿Son los mismos peces? Porque si son los mismos, vaya historia esta de la tosta de matrimonio que nos ha sacado Remi.
.
Yo tenía prisa, así que cambié el tercio: -Mejor nos la comemos y no les preguntamos, no sea que nos convenzan de que los dejemos vivir. Por cierto, ¿usted había visto alguna vez dar una vuelta al ruedo con el toro vivo?
Me hizo caso y le pegó un buen viaje a la tosta:
-Pues sí, sin ir más lejos a Esplá después de un tercio de banderillas aquí en Las Ventas.
Lo dijo con expresión indefinida: -No sé, no sé, que usted hay veces que le echa imaginación a sus recuerdos. Pero dígame, ¿qué le ha parecido?
Tras un segundo rebaje de la tosta, se limpió la boca y respondió:
-Si le digo la verdad, no lo sé. Por un lado, me parece bien que la plaza reconozca la labor de una cuadrilla. Pero por otra, es un tiempo muerto ajeno a la liturgia tradicional del toreo. Y si en algo hay liturgia, además de en la misa, es en una corrida de toros. Por otro lado, tampoco podemos decir que hayamos visto ni el mejor puyazo ni los mejores pares de banderillas de los últimos años. Así que no le puedo responder.
No era habitual en él el eclecticismo, y me pareció que no tenía en cuenta otras cuestiones muy importantes: -Es cierto lo que dice, pero ver una plaza entusiasmada en unos tercios, casi siempre despreciados, y con unos toreros de plata (y de oro, por el picador) que habitualmente se consideran meros ayudantes del matador, es algo que emociona. Y si, además, es un equipo de cuadrilla y matador que van al unísono y que tratan siempre de arriesgar, dando importancia y expectación las distintas partes del espectáculo, creo que todos debemos congratularnos. Yo, por mi parte, no he podido evitar la emoción y por primera vez en la temporada he sentido el cosquilleo en el vello de los brazos, en ese momento de comunión entre la masa y los protagonistas. Y esta vuelta, además, se la debíamos a Adalid desde la pasada Feria de Otoño, con aquellos pares al sesgo escalofriantes. Le diré más. Vengo tiempo siguiendo a David Adalid, y sé que la afición le sale por los poros. Ha habido un detalle que da idea de su afición y de su conocimiento. El cuarto había derribado al caballo, y el toro se iba hacia el de puerta. Adalid, atento en un toro que no era el suyo, le hizo fijar la atención con un leve toque de capote a cinco metros, que evitó que el toro siguiera su marcha.
Terminó de dar cuenta del matrimonio:
-Una tarde que habrá sido histórica por ese hecho, y no por el juego de los de Fernando Cuadri, que ha sido decepcionante. El primero, suavón y soso en todos los tercios, haciendo sonar el estribo y repuchándose en el caballo, y no dando más emoción que cuando Fernando Robleño cayó en su cara y los 628 kilos de "Jabato" se desplomaron sobre él. ¡Qué sartenazo le atizó después el madrileño!
-Por cierto, que volvemos al mérito de aquellos que se empeñan en dignificar la profesión de subalterno y no de los que hacen todo lo contrario. Usted lo ha dicho, ha sido un toro chochón, además nada ofensivo de cara, y, sin embargo, para el Ecijano y Juan Cantora debía de ser una fiera terrible. Muñoz Infante les ha castigado haciéndoles pasar una cuarta vez a pesar de llevar ya cuatro garapullos clavados.
Pidió auxilio a Olga:
-Princesa, dos copas de cerveza para apagar el fuego, que este matrimonio debía de tener mucho salero.
Volvió a la conversación:
-Tampoco ha tenido suerte Robleño con ese cinqueño corrido castaño, que dice don Fernando Cuadri que es una vuelta atrás genética. No sé. El caso es que ese toro que ha hecho su segundo y definitivo viaje de Trigueros a Madrid, pues ya vino el año pasado y cogió billete de vuelta por una cornada, ha desarrollado sentido, ha empujado en el peto con el hocico en la montura y ha estado frenado y hasta probón en la muleta. Y luego se ha tragado la muerte y alguno hasta ha pensado que era bravo, y era que todo lo había reservado durante su lidia.
-Y de nuevo la cuadrilla tiró por la calle de en medio, esta vez, Ramón Moya y Cantora.
Apagó la sed echándose al gargabero media copa de cerveza:
-Javier Castaño ha tenido el lote más lucido, pero eso no quiere decir que fueran boyantes. El segundo, noblote, era templado y de corto recorrido, no se tragaba el tercer muletazo y acabó parándose. Por su problema en la mano, trató de matar recibiendo, y acabó con la cruceta tras dos pinchazos. Lo que no me gusta nada es el grito de karate al ejecutar la suerte suprema.
-A diferencia de la otra cuadrilla, David Adalid y Fernando Sánchez se lucieron en tres buenos pares, sobre todo primero y segundo y junto con Marco Galán, que hizo una eficaz brega, saludaron.
De un sorbo dejó la copa bailando:
-El quinto planteaba el problema de salir distraído de los pases y puntear siempre. Con la zurda se acopló mejor a ese embestir deslucido, pero se paró y se vio precisado a recurrir al arrimón, para que en un derrote le cortase el cartílago de la nariz, sin más consecuencias que dos puntos, según me ha soplado una buena amiga que lo vio por MolesTV. Fue habilidoso con la espada, dejándola desprendida tras dibujar un arco. Ha estado siempre dando la cara, sin mentiras. Como siempre. O sea.
-Tampoco fue bueno en el caballo, pues fue remiso al peto. Mucho hubo de insistir Tito Sandoval, toreando a caballo, para conseguir dos entradas. En medio, hubo otra al relance y por dentro, que Tito no quiso que contara, evitando el puyazo. Sí propició el buen tercio de palos, con un primer par de Adalid dejándose ver, aunque clavando un poco pasado, un segundo de Sánchez llegando andando muy en corto, un tercero de Adalid que chocó con los anteriores, cayendo un rehilete al suelo y un cuarto, tras pedir permiso, contundente. Los siete garapullos quedaron reunidos. La brega de Galán, de terciopelo.
Vació la copa y se echó atrás en el sillón, como saciado:
-Luis Bolívar ha pechado con un tercero que era un marmolillo y ¡albricias! ha abreviado al ver que no ofrecía posibilidad alguna. El sexto, de nombre ilustre, ha acometido, pero sin codicia, seguía las telas despaciosamente, pero salía distraído. Dio la sensación de que algo más sí podía haberse aprovechado. Tampoco ejecuta bien la suerte suprema. Entra sin marcar los tiempos, apuntando muy alto con el estoque y ello le hace que o pinche o quede tendida.
-Tampoco sus banderilleros estuvieron bien. Por contra, Ismael Alcón trató de hacer bien la suerte, moviendo y moviendo su caballo porque el sexto tardeaba. Lo que no hubo en toda la tarde fue toreo de capote.
No respondió. Se levantó para despedirme con los ojos acuosos. Me abrazó con fuerza:
-Usted tiene prisa. Yo me quedo a declararme de nuevo a Olga, que esto si sería un matrimonio en condiciones y no la tosta. Me temo que no volveremos a vernos, y no me pregunte por qué. Ha sido todo un placer hablar con usted, amigo.
Me separé de él: -Le espero en otoño, y no quiero excusas. Si se casa con Olga no me invite, que mi médico me ha prohibido las bodas.
Me despedí de Remi y de Olga y salí con las manos en los bolsillos, tratando de cambiar el chip, que esto absorbe demasiado tiempo.
Yo tenía prisa, así que cambié el tercio: -Mejor nos la comemos y no les preguntamos, no sea que nos convenzan de que los dejemos vivir. Por cierto, ¿usted había visto alguna vez dar una vuelta al ruedo con el toro vivo?
Me hizo caso y le pegó un buen viaje a la tosta:
-Pues sí, sin ir más lejos a Esplá después de un tercio de banderillas aquí en Las Ventas.
Lo dijo con expresión indefinida: -No sé, no sé, que usted hay veces que le echa imaginación a sus recuerdos. Pero dígame, ¿qué le ha parecido?
Tras un segundo rebaje de la tosta, se limpió la boca y respondió:
-Si le digo la verdad, no lo sé. Por un lado, me parece bien que la plaza reconozca la labor de una cuadrilla. Pero por otra, es un tiempo muerto ajeno a la liturgia tradicional del toreo. Y si en algo hay liturgia, además de en la misa, es en una corrida de toros. Por otro lado, tampoco podemos decir que hayamos visto ni el mejor puyazo ni los mejores pares de banderillas de los últimos años. Así que no le puedo responder.
No era habitual en él el eclecticismo, y me pareció que no tenía en cuenta otras cuestiones muy importantes: -Es cierto lo que dice, pero ver una plaza entusiasmada en unos tercios, casi siempre despreciados, y con unos toreros de plata (y de oro, por el picador) que habitualmente se consideran meros ayudantes del matador, es algo que emociona. Y si, además, es un equipo de cuadrilla y matador que van al unísono y que tratan siempre de arriesgar, dando importancia y expectación las distintas partes del espectáculo, creo que todos debemos congratularnos. Yo, por mi parte, no he podido evitar la emoción y por primera vez en la temporada he sentido el cosquilleo en el vello de los brazos, en ese momento de comunión entre la masa y los protagonistas. Y esta vuelta, además, se la debíamos a Adalid desde la pasada Feria de Otoño, con aquellos pares al sesgo escalofriantes. Le diré más. Vengo tiempo siguiendo a David Adalid, y sé que la afición le sale por los poros. Ha habido un detalle que da idea de su afición y de su conocimiento. El cuarto había derribado al caballo, y el toro se iba hacia el de puerta. Adalid, atento en un toro que no era el suyo, le hizo fijar la atención con un leve toque de capote a cinco metros, que evitó que el toro siguiera su marcha.
Terminó de dar cuenta del matrimonio:
-Una tarde que habrá sido histórica por ese hecho, y no por el juego de los de Fernando Cuadri, que ha sido decepcionante. El primero, suavón y soso en todos los tercios, haciendo sonar el estribo y repuchándose en el caballo, y no dando más emoción que cuando Fernando Robleño cayó en su cara y los 628 kilos de "Jabato" se desplomaron sobre él. ¡Qué sartenazo le atizó después el madrileño!
-Por cierto, que volvemos al mérito de aquellos que se empeñan en dignificar la profesión de subalterno y no de los que hacen todo lo contrario. Usted lo ha dicho, ha sido un toro chochón, además nada ofensivo de cara, y, sin embargo, para el Ecijano y Juan Cantora debía de ser una fiera terrible. Muñoz Infante les ha castigado haciéndoles pasar una cuarta vez a pesar de llevar ya cuatro garapullos clavados.
Pidió auxilio a Olga:
-Princesa, dos copas de cerveza para apagar el fuego, que este matrimonio debía de tener mucho salero.
Volvió a la conversación:
-Tampoco ha tenido suerte Robleño con ese cinqueño corrido castaño, que dice don Fernando Cuadri que es una vuelta atrás genética. No sé. El caso es que ese toro que ha hecho su segundo y definitivo viaje de Trigueros a Madrid, pues ya vino el año pasado y cogió billete de vuelta por una cornada, ha desarrollado sentido, ha empujado en el peto con el hocico en la montura y ha estado frenado y hasta probón en la muleta. Y luego se ha tragado la muerte y alguno hasta ha pensado que era bravo, y era que todo lo había reservado durante su lidia.
-Y de nuevo la cuadrilla tiró por la calle de en medio, esta vez, Ramón Moya y Cantora.
Apagó la sed echándose al gargabero media copa de cerveza:
-Javier Castaño ha tenido el lote más lucido, pero eso no quiere decir que fueran boyantes. El segundo, noblote, era templado y de corto recorrido, no se tragaba el tercer muletazo y acabó parándose. Por su problema en la mano, trató de matar recibiendo, y acabó con la cruceta tras dos pinchazos. Lo que no me gusta nada es el grito de karate al ejecutar la suerte suprema.
-A diferencia de la otra cuadrilla, David Adalid y Fernando Sánchez se lucieron en tres buenos pares, sobre todo primero y segundo y junto con Marco Galán, que hizo una eficaz brega, saludaron.
De un sorbo dejó la copa bailando:
-El quinto planteaba el problema de salir distraído de los pases y puntear siempre. Con la zurda se acopló mejor a ese embestir deslucido, pero se paró y se vio precisado a recurrir al arrimón, para que en un derrote le cortase el cartílago de la nariz, sin más consecuencias que dos puntos, según me ha soplado una buena amiga que lo vio por MolesTV. Fue habilidoso con la espada, dejándola desprendida tras dibujar un arco. Ha estado siempre dando la cara, sin mentiras. Como siempre. O sea.
-Tampoco fue bueno en el caballo, pues fue remiso al peto. Mucho hubo de insistir Tito Sandoval, toreando a caballo, para conseguir dos entradas. En medio, hubo otra al relance y por dentro, que Tito no quiso que contara, evitando el puyazo. Sí propició el buen tercio de palos, con un primer par de Adalid dejándose ver, aunque clavando un poco pasado, un segundo de Sánchez llegando andando muy en corto, un tercero de Adalid que chocó con los anteriores, cayendo un rehilete al suelo y un cuarto, tras pedir permiso, contundente. Los siete garapullos quedaron reunidos. La brega de Galán, de terciopelo.
Vació la copa y se echó atrás en el sillón, como saciado:
-Luis Bolívar ha pechado con un tercero que era un marmolillo y ¡albricias! ha abreviado al ver que no ofrecía posibilidad alguna. El sexto, de nombre ilustre, ha acometido, pero sin codicia, seguía las telas despaciosamente, pero salía distraído. Dio la sensación de que algo más sí podía haberse aprovechado. Tampoco ejecuta bien la suerte suprema. Entra sin marcar los tiempos, apuntando muy alto con el estoque y ello le hace que o pinche o quede tendida.
-Tampoco sus banderilleros estuvieron bien. Por contra, Ismael Alcón trató de hacer bien la suerte, moviendo y moviendo su caballo porque el sexto tardeaba. Lo que no hubo en toda la tarde fue toreo de capote.
No respondió. Se levantó para despedirme con los ojos acuosos. Me abrazó con fuerza:
-Usted tiene prisa. Yo me quedo a declararme de nuevo a Olga, que esto si sería un matrimonio en condiciones y no la tosta. Me temo que no volveremos a vernos, y no me pregunte por qué. Ha sido todo un placer hablar con usted, amigo.
Me separé de él: -Le espero en otoño, y no quiero excusas. Si se casa con Olga no me invite, que mi médico me ha prohibido las bodas.
Me despedí de Remi y de Olga y salí con las manos en los bolsillos, tratando de cambiar el chip, que esto absorbe demasiado tiempo.
Cuadro de puntuación de la corrida de Cuadri
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
Viento de noreste y color azul intenso en el cielo
Manón inmortaliza a Tito Sandoval en presencia de Luis Miguel Leiro, Fernando Sánchez e Ismael Alcón
Doma de mulilla
Los que fueron a ver el ambiente
Cuadri llena Las Ventas
Patatas de lujo en la grada del 3 para despedir la Feria 2013
Alfonso Doblado pica a "Jabato" a caballo atravesado
Fernando Sánchez (el banderillero) y Tito Sandoval hacen la puerta
Fernando Sánchez (el varilarguero) coge a "Ebanista"
Luis Miguel Leiro levanta la mano a "Puntero"
Francisco Plazas no pudo compensar el empuje (con el hocico) de "Brigada"...
... que, en la segunda vara, siguió con la gaita levantada
Tito Sandoval clava delanterito a "Pilarico" en su primera entrada
Y evita picar en la segunda entrada porque vino por dentro al relance...
... para así poner la segunda vara en condiciones
La cuadrilla de a pie inicia la vuelta al ruedo...
... y en la puerta de caballos se les une Tito Sandoval
Ismael Alcón levanta la vara después de picar bien a "Aragonés"
Hoy también se quedó la gente a despedir a los toreros
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