Uno está ya harto de la retórica de la defensa y apoyo de la fiesta de los toros, y de su deriva en comisiones, subvenciones, normas, declaraciones de bienes de interés cultural, saraos y otras zarandajas para lucro y lucimiento de los de siempre. Y al final todo acaba en ditirambos, complacencias o silencios con corridas impresentables en esas plazas de Dios, atestadas de toritos flácidos de todo, en especial de casta, con los que "triunfan" sin despeinarse las figuras de turno.
Y para sacudirme un poco de ese empacho, tal y como hacen aficionados de variados y lejanos lugares, incluso de Francia, viene bien acercarse en el ferragosto a un pueblo madrileño que con poco más de 2.000 habitantes y con un mucho de problemas económicos, es capaz de ofrecer al aficionado una feria de dos corridas de toros, una novillada picada y una becerrada. No fije sus ojos el poco avisado en la nómina de toreros, sino en los nombres de las ganaderías, con la seguridad de que su presentación estará muy por encima de la oficial clasificación del coso. De nuevo, solo una empresa, la de Raúl Montero, apuesta por esta feria, sorteando zancadillas no del todo justificadas, como la de José María Lázaro, a la que puso altavoz Moncholi en Telemadrid, y soportando críticas de quien, siendo torero local, ahora metido a empresario, no arriesga nada en su pueblo y prefiere el abrigo de la subvención municipal de los pueblos vecinos.
Sí, ya sé que planea la duda de "túneles", o lo que es lo mismo, del incumplimiento de los mínimos acordados por las asociaciones correspondientes. Pero también cabe preguntarse si esos mínimos no son los determinantes de que no se celebren festejos en muchas localidades españolas, donde la falta de apoyo municipal impide que se organicen. Si, habiendo toreros dispuestos a cobrar por debajo de esos mínimos, es preferible que no haya toros en buena parte de nuestro país, y que, por ejemplo, en Galicia y Asturias, los toros hayan quedado reducidos a las ferias de La Coruña, Pontevedra y Gijón. En fin, son reflexiones que merecen un análisis más prolijo que el que aconseja esta reseña.
En cualquier caso, los obstáculos no han impedido que la feria corucha haya echado a andar con una novillada de los Herederos de Antonio Ordóñez, propiedad del peculiar empresario de la noche madrileña, Pedro Trapote, a quien su afición ha llevado a adquirir esta ganadería y la de Toros de la Plata, además de los negocios hosteleros de la plaza de Las Ventas. Dice la papela oficial de la Unión y el cartel de la feria que la ganadería con el hierro del torero de Ronda es de procedencia Atanasio-Conde de la Corte, al haber eliminado lo anterior y formarla con vacas y sementales de Atanasio. Antonio Ordóñez tuvo también durante unos pocos años la ganadería de Carlos Urquijo, que ha acabado en manos del Niño de la Capea. Viene todo esto a cuento de que las láminas de algunos novillos no se compadecen con el fenotipo del encaste. Valga como ejemplo el sexto, un novillo de impresionante trapío, con un prominente morrillo y una encornadura astillana.
La sombra de lo murubeño proyectada en la barrera a la salida del sexto de la tarde
El encierro estuvo bien presentado, pero anduvo bajo de casta y de fuerza, especialmente el sexto. Solo el tercero ofreció embestidas vibrantes. En el peto solo demostró codicia el quinto, que llevó al jaco a las tablas, pero al que no pudimos ver en un segundo encuentro.
Faltó a su compromiso el novillero más interesante del cartel, Luis Gerpe, al parecer como consecuencia de una contusión por cogida en Las Ventas el domingo anterior. Suspenso a la empresa y a la autoridad por no obligar a exhibir en la taquilla el aviso correspondiente.
El ya talludito valenciano Juan Vicente, nuevo en esta plaza al igual que sus compañeros de cartel, sorteó un primero noblote y pronto, al que le faltó recorrido y que en el peto cabeceó y se repuchó. Anduvo con él vulgar, destemplado y desconfiado, abusando de las cercanías. El cuarto acusó un fuerte topetazo contra un burladero y los ímpetus del barrenero que le tocó en desgracia. Se rajaría en el segundo tercio. A ambos los despachó muy malamente.
Antonio Puerta, que al menos había toreado algunas novilladas en esta temporada, enlotó un segundo novillo inválido, al que casi ni se picó, con el que no cabía sino mantenerlo en pie, algo que no consiguió el espada que cayó en la cara del utrero. A pesar de todo, tuvo que oír un destemplado ¡cómo te se va a ir! (sic). El quinto, que adoleció también de falta de fuerzas, tuvo el defecto de echar la cara arriba para frustar en el último tercio las esperanzas de su buena pelea en la única vara que recibió. Con los aceros, el murciano anduvo horrible, especialmente en el alevoso bajonazo al quinto.
Carlos Galván sustituía a Gerpe, y demostró mejores maneras que sus compañeros de terna. Cortó la única y benévola oreja al tercero, un novillo codicioso y revoltoso, al que no dio la lidia que requería. Lo liquidó de estocada caída. No se amilanó con el galán que cerró tarde, al que lanceó airosamente en el mejor momento de la tarde. Sin embargó, tras castigarle el varilarguero, con carioca incluida, el bicho se rajó y no hubo más, sino las penurias que hubo de pasar el madrileño con el estoque y el descabello.
Por lo demás, se picó mal y los peones más que discretos, salvo honrosas excepciones, en especial, al de Raúl Cervantes, extraordinario en la brega del cuarto.
En definitiva, mal comienzo de feria, por el pobre juego de los novillos y la poca pericia de los novilleros.
Cuadro de puntuación de la novillada de Herederos de Antonio Ordóñez
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
La terna, destocada. El sol, casi vacío.
Juan Vicente saluda al primero...
... al que señalan en mal sitio
Aficionados cadalseños esperan en el callejón la salida del segundo
Tapando la salida al segundo
Media de Carlos Galván al tercero, que....
... oficialmente tiene procedencia Atanasio-Conde de la Corte
Haciendo la carioca al cuarto
Cuidadín, cuidadín
El quinto llevó a las tablas al aleluya
La empresa, Juan Vicente y Julio Aparicio en plan "marine"
Carlos Galván se estira a la verónica con el sexto...
y remata con media abelmontada
Para remate, otro ejemplo de como no se debe picar
2 comentarios:
Muy acertada la cronica.La verdad es que si querian este año hacer un concurso de suerte de varas,con ciertas actitudes no se yo....1 saludoPaquitopirata.
Es cierto, Paco, a casi nadie le interesa la suerte de varas, ni públicos , ni toreros ni casi casi, ganaderos.
Un abrazo
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