Para la primera de las dos corridas de toros del serial se anunciaba la ganadería de Pablo Mayoral, de encaste predominantemente santacolomeño, con adiciones de Vicente Martínez y de Veragua. Un lío. Y sin contar con que los propietarios poseen también el hierro de La Laguna, este ya bodeguero.
Para su lidia hicieron el paseíllo diestros de poco cartel, a los que respeto solo por ello.
Se ha convocado un concurso de suerte de varas para las dos corridas de toros, para lo cual se limitó el anillo exterior con dos rayas frente a chiqueros. La intención es buena, no cabe duda, pero los tiempos no son propicios para la lidia a caballo, al menos en España. Francia es otra cosa.
Aflojó un poco la temperatura con la llegada de unas nubes pero el sol acabó imponiéndose.
Armónico, bonito y, por desgracia descastado sexto
Con tanta variedad de sangres no es fácil evaluar la presentación del encierro, pues el trapío viene determinado por el encaste. En cualquier caso, las láminas pueden calificarse de aceptables, aunque desiguales, con poca presencia del segundo, cornivuelto el tercero y espectacular sexto. Para nuestra desventura, con la excepción del buen tercero, ayunos de casta y mansos en el peto.
José Luis Torres tuvo fortuna con su lote, si por tal consideramos que sus toros fueron los más manejables (perdón por el palabro, pero así se me entiende mejor). El primero, escaso de fuerza y pastueño, le permitió correr la mano con la franela en un par de series, para quedar sin recorrido. Se atracó de toro con la espada, aunque salió desarmado del embroque. El serio cuarto no terminó de humillar en el saludo, derribó al de aúpa, para después dejarse dar repuchándose. Acudió sin codicia en el horrible segundo tercio de José Luis Pérez y Juan Carlos Tirado, y fue una perita en dulce en la muleta, desaprovechada por el cordobés con un toreo superficial y centrifugo. Volvió a quedar desarmado en la suerte suprema, entrando por derecho y pasaportando a "Faraón" de una estocada contraria y fulminante. Don César Gómez le regaló la segunda oreja. Para este viaje no eran necesarias las alforjas de un presidente de Las Ventas.
A Jairo Miguel, con 14 años, un novillo le partió el pulmón y casi el corazón en Aguascalientes. Desconozco las consecuencias de aquella espeluznante cogida en el ánimo del diestro y en su trayectoria profesional. Esta tarde ha pechado con lo peor de toriles. El segundo, con un pitón como una brocha después de un derrote en tablas, salió soso y sin emplearse. Empujó sin humillar y le dieron más de lo necesario, carioca incluida, en la primera entrada. Volvería por su cuenta al caballo dos veces más, sin recibir castigo. Se defendió en el último tercio punteando el trapo, y el cacereño erró al sacarlo por encima del testuz, agravando el defecto en vez de corregirlo. Defecto que le causo problemas para entrar a matar, hasta el punto que tuvo que descabellar tras cuatro pinchazos, con la complicidad benévola del usía. El quinto salió distraído y Jairo Miguel se desentendió de su lidia, por lo que hubo de ser Cerrato quien lo llevara dos veces al picador, ambas al relance y de las que salió suelto. Vovlió a equivocar la lidia con la muleta, empezando agarrado a tablas pasándosela por arriba, para después dejársela sin más en la cara. "Pomposo" anduvo a su aire hasta que se decidió a machetearlo. Lo liquidó con la cruceta tras tres intentos precedidos de una media trasera.
Pablo Lechuga repetía en Cenicientos, y no para bien, porque desaprovechó al mejor toro de la tarde, "Bolillero", un animal encastado y revoltoso que desarboló por completo al pinche en el saludo, que acabó huyendo tapándose con el capote. Empujó en el peto con la cara alta, y volvió tras el cambio de tercio. Muy codicioso en palos siguió buscando el engaño en el último tercio. Tardó Lechuga en cogerle el aire, tras nuevas huídas indecorosas, pero la embestida humillada del de Mayoral mereció mucho más. La estocada delantera, marcando los tiempos, bastó para que le pidieran el trofeo. Peor anduvo con el jabonero que fue desinflándose desde que sintió la puya, repuchándose descaradamente en la segunda vara. Le malearon en palos y acabó defendiéndose, sin que el madrileño hiciera otra cosa que ponerle la muleta en la cara, esperar el derrote y echar dos pasos atrás, sin intentar siquiera doblarse con él. Pinchó dos veces sin pasar y el animal se echó por su falta de casta.
Con el sol poniéndose por la Peña Buvera, pusimos rumbo al bar del Parro, como todas las tardes, donde la cerveza sirvió de eficaz remedio.
Cuadro de puntuación de la corrida de Pablo Mayoral
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)
Los hombres de negro
Policromía en el tendido
Ajustando los capotes de paseo
Miguel Álvarez cuidando el futuro
Alguacilillas
Torres y Jairo Miguel, nuevos en la plaza. Pablo Lechuga en el centro
César Gómez, sin corbata
José Luis Torres codillea
Mal estilo del primero en el peto
La afición de futuro aplaude a José Luis Torres en su vuelta al ruedo
El segundo...
... salió de naja
Tampoco empujó con clase el cornivuelto tercero
Salida del serio cuarto...
...que dio un tumbo
El quinto aparece desafiante...
...pero manseó en el peto
El pelo típico de los veraguas
Jairo Miguel se va en silencio
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