Con exquisito cuidado, o sea, fuera de las ferias a San Isidro y Otoño, Taurodelta aprovecha para cumplir con el pliego y darse un barniz "torista" anunciando un ciclo de novilladas en septiembre que denomina de encastes "minoritarios". Pues mire usted, a mucha honra, que con "el mayoritario" ya nos martirizan durante la "mayor" parte de la temporada.
Los tres novilleros con la montera puesta,
pero sólo 13 novilladas en 2011
La primera del ciclo ha sido una desafortunada novillada de Prieto de la Cal, que ya empezó con mal pie. De entrada, parece ser que el ganadero no había tenido ningún encargo de la empresa madrileña hasta bien entrado el verano. Por si fuera poco, se le rechazan dos de los reseñados. Y para remate, se acartelan tres novilleros que, según el programa oficial, sumaron en conjunto 13 novilladas en la temporada 2011; toda una garantía.
Era el primer festejo con el IVA al 21% (13 puntos más que en agosto). La concurrencia, poquito más de la habitual de festejos fuera de abono; o sea, unas 5.000 personas. Eso sí, muchos aficionados acudían con más ilusión que en otras ocasiones.
Al coger el programa (que se agotó, como es habitual, diez minutos antes del comienzo) la cosa pintaba bien, porque el primer novillo llevaba por nombre "Pajarraco, el mismo que el extraordinario toro de la corrida concurso de Zaragoza de 2009. Poco duró la ilusión porque el jabonero no podía mantenerse en pie. Si estaría inválido que lo devolvió don Julio Martínez, el "Mantenedor", eso sí ya en el tercio de banderillas.
Hasta Florito falló en la devolución de "Pajarraco"
El sobrero no era veragüeño, sino del encaste "mayoritario", en concreto de la ganadería de Espartaco que resultó ser el de mayor mansedumbre de la mansa tarde. Pero eso a nadie le preocupará, porque a quién le extraña que un núñez/domecq sea manso. Pues eso. Pascual Javier no intentó siquiera aprovecharle la querencia a toriles y mató mal.
El de Espartaco en terrenos de nadie
El segundo de la tarde, de nombre "Felino", manseó en los tres tercios, y terminó con el pitón izquierdo partido, brusco en la muleta y sin recorrido. Más bravo fue el novillero, que lo recibió decidido con tres largas cambiadas de rodillas en las rayas, y lo llevó galleando al caballo; después, Miguel de Pablo no supo resolver con la muleta las complicaciones del utrero, liquidándolo de un bajonazo, perdiendo la pañosa. Lo picó bien Ángel Velasco y la cuadrilla de a pie no anduvo afortunada
Saludo de Miguel de Pablo a "Felino"
El tercero, jabonero, salió sin codicia pero peleó en la primera vara; la segunda fue un simulacro. Más vivo en el segundo tercio y en los inicios del tercero, aunque calamocheante y a media altura, "Dormilón" se vino estrepitosamente abajo, y Miguel Cuartero, sin posibilidad alguna, se puso pesado, como es usual, y además mató mal. Picó bien Juan Sabariegos y anduvo muy atento y oportuno Curro Trillo a la salida de un par de banderillas.
"Dormilón" con el hocico en el estribo
El cuarto, castaño de capa y feo de lámina, tenía un nombre histórico en la ganadería: "Hocicón". Acometió de salida, mas sin entrega. Se quedó en el peto, pero sin más. Se coló por los dos lados, una vez a Pascual Javier y otra a José Ballesteros. Acudió en banderillas, pero sin perseguir. Llegó sin clase a la muleta, con la cara a media altura y sin recorrido, y el novillero le planteó una faena por el pitón derecho abocada a la nada. Si quedaría parado el animal que no hizo ademán siquiera de embestir al diestro cuando inexplicablemente este cayó en la cara después de marrar con el estoque. Picó muy mal, y barrenó, José Antonio Flor. Raúl Blázquez se lució en el primer par.
Pascual Javier da un pasito atrás en el recibo a "Hocicón"
El quinto de la tarde, levantado de pitones fue la excepción a una presentación muy astillana. Aparejado de capa, "Rompedor" rompió con sus hermanos en casi todo: a la diferencia de testa ya apuntada, hay que añadir que tuvo una salida de "veragua", muy codicioso, y humilló en la muleta y medio pasó. En el caballo se limitó a cumplir y anduvo parado en palos. Miguel de Pablo le saludó con decisión y jugando bien los brazos a la verónica, aunque el final fue enganchado. Con la franela planteó una faena sin distancias que fue a más, sobre todo lucido en las dos últimas tandas por abajo; quizás le faltó tirar un poco más del novillo en los pases. Lo pasaportó de media arriba.
Miguel de Pablo recibe por verónicas a "Rompedor"
El sexto, "Hocicona" (¡a quién se le ocurre!), fue un animal abanto, que se escupió en los cinco picotazos que recibió, se dejó en banderillas, y anduvo a la defensiva y sin casta ninguna en el último tercio. Miguel Cuartero lo saludó con pasito atrás y se limitó a quitarle las moscas con la muleta, matándolo de estocada delantera y caída de buena ejecución. Buena la brega, que no era fácil, de Carlos Esteban y bien Fernando Téllez con los rehiletes.
Todos salieron a pie
Lo cierto es que yo no iba con el interés de ver pases y más pases, a docenas o centenas, que para eso ya tengo toda la temporada. Yo principalmente quería que el tercio de varas fuese, por una vez, protagonista. Pero no hubo ni novillero, ni peón, ni picador, que fuese con esa intención, y menos aún que pusiera el más mínimo interés. Ni una sola vez se puso a los novillos en suerte. Y dice el flamante presidente de la Comisión Ministerial de Asuntos Taurinos, el "humilde" y "sencillo" don Juan Antonio Gómez Angulo, que "no nos vengan a decir que los franceses nos pueden dar lecciones". Sepa el Sr. Gómez que en una novillada de Prieto de la Cal en Francia, el tercio de varas habría sido el eje de la tarde. No en vano es un francés, André Viard, el que ha dedicado el número 16 de su revista Tierras Taurinas a este tercio, con el título de "El eje de la Fiesta", del que suscribo íntegramente la siguiente frase de su editorial:
Mientras que la ortodoxia del arte del toreo languidece ante un neo modernismo tramposo que sólo posibilita la pérdida de casta del toro, y mientras que Madrid pretende revitalizar el espectáculo a través de cursis actos culturales ajenos a su devenir, el primer tercio, elemento fundamental en la lidia y único referente de la autenticidad del toro y el espectáculo, se transforma cada día en un simulacro con fecha de caducidad próxima.
En cualquier caso, una mala novillada, una más de tantas; de hecho, en la temporada pueden contarse por cientos las corridas y novilladas de este jaez. Pero novillada de las que el ganadero debe tomar nota, porque el mundo no se acaba con ella; y los ganaderos serios sacan consecuencias; y las consecuencias suelen ser malas en estos casos para algunas vacas y algún semental. Ya comenté en el blog que don Celestino Cuadri, después de haber dejado la ganadería en manos de sus hijos, tras el petardo de la corrida de la Beneficencia de Madrid en 1984, esperó el regreso de su hijo Fernando a la finca con una lista de 61 vacas y un semental para mandar al matadero: “Llama a Moisés [un extremeño, tratante de ganados], no hace falta que te las pague, y que se las lleve al matadero”, le ordenó. No es necesario recordar la trayectoria posterior de la ganadería. Así que desde aquí quiero decirle a don Tomás Prieto de la Cal:
¡Ánimo, ganadero, le necesitamos!
(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
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