No hay muchas ganaderías que conserven la línea directa de Atanasio Fernández. De ahí el interés que mantiene el hierro de Dolores Aguirre, los atanasios sevillanos, toros de comportamiento muy definido por su movilidad y su carácter abanto en los primeros tercios, fijado por una ganadera bilbaína de mucha personalidad, que nos dejó hace cuatro años.
Los novillos regalaron estas embestidas, como la del cuarto a Fernando Flores
Acudí a la plaza con el recuerdo aún fresco de ese asaltillado 'Platino' de Victorino Martín en la Maestranza, uno de los toros más bravos que recuerdo, con todos los elementos que definen la bravura. Lo vi por televisión y me queda la pesadumbre de no haber podido saber cómo se hubiera arrancado en la segunda vara, pero Ferrera lo dejó en la segunda raya, y encima se lo aplaudieron. Claro que tampoco demandaron la vuelta al ruedo para este gran toro.
Pobre entrada para una tarde agradable en la que regresa una ganadería siempre interesante que llevaba seis temporadas ausente de Las Ventas. Y ya adelanto que no ha defraudado. Antes al contrario, ha mantenido el interés y ha ofrecido buenas oportunidades para los novilleros, que no han sabido estar a la altura. Cierto es que en la valoración general siempre pesan más los últimos novillos que los primeros.
Y el final ha sido lo más desastroso de la tarde. Un sexto inválido, sin genotipo ni fenotipo propios de esta ganadería, como si fuera un hijo ilegítimo de padre desconocido. Y un quinto, encastado, al que desgració Juan Manuel Sangüesa con un primer puyazo en la punta del brazuelo, mantenido mientras el novillo empujaba con fuerza levantando al caballo.
Sin embargo, los cuatro primeros novillos de Dolores Aguirre ofrecieron espectáculo y cumplieron en el último tercio. En el primero salieron con poca fijeza y no facilitaron el lucimiento con el capote, si bien hay que anotar en el haber de Javier Marín que supiera pararlos ganándolos terreno y fijándolos en el tercio. En el caballo mansearon, saliendo siempre sueltos y yendo hacía el caballo de puerta. Y en banderillas cambiaron continuamente los terrenos, complicando a los banderilleros.
Miguel Maestro lleva 15 años en el escalafón y sus dos contadas novilladas en la temporada pasada no justifican su presencia en Las Ventas. Y su labor tampoco la ha justificado. Su primero, con tres puyazos, había perseguido a su tío Julián Maestro en banderillas y comenzó el tercer tercio desplazándose, humillado y con franqueza en la muleta mientras el extremeño lo mantuvo en las rayas, y se vino a menos cuando lo llevó a los medios. Al melocotón cuarto, una rareza de pelo en este encaste, lo cogió miedo sin fundamento Pedro Gonçalves con los palos, dejando solo una en la primera entrada y tirándose de cabeza al callejón cuando el novillo estaba fuera de las rayas. Llegó calamocheante a la muleta, para ir centrándose y alegrando su embestida, pero Maestro no consiguió templarlo ni mandarlo en ningún momento. No tuvo acierto con el acero en toda la tarde.
Lo mejor de Javier Igea Sáinz, que vaya usted a saber por qué se anuncia Marín, fue la forma de parar a sus novillos, como ya se ha dicho. Lo peor, intentar hacer faena al quinto, inutilizado en su mano derecha por ese puyazo antes referido. El segundo fue el más parado en palos, pero tuvo movilidad y se desplazó en la faena de muleta, sin que el navarro acertara a aprovecharlo, especialmente por el izquierdo. Se tiró por derecho con el estoque, que quedó pasado.
Debutaba Fernando Flores, que enlotó un tercero, que era un becerrote indecoroso que ha puesto un lunar en el buen currículum de Jesús María Gómez, permitiendo que saltara al ruedo. Salió muy abanto, hasta el punto que tuvieron que aprovechar sus carreras para cruzarle el caballo por los adentros y meterlo al relance en la segunda entrada. A diferencia de sus compañeros, se ha hecho acompañar de una buena cuadrilla, que ha solventado con suficiencia el problema de la falta de fijeza del animalito que en el último tercio ha tenido el comportamiento clásico del manso de Atanasio, que se desplaza, humilla, repite con viveza y se abre en cada pase. Un novillo muy agradecido que solo requiere del novillero que lo lleve y no retire la muleta al final del pase. El pacense anduvo aseado con él, pero lo emborronó con el estoque de la peor manera posible: yéndose en cada intento. Al inválido sexto lo despenó de un feísimo metisaca en los bajos.
No hay muchas oportunidades de lucimiento para los novilleros en Las Ventas y cuando no se aprovecha supongo que el sentimiento de amargura es doble. Aunque dudo que ellos y su entorno tengan la misma opinión. Eso se lo hará más llevadero.
Cuadro de puntuación de la novillada de Dolores Aguirre
LA TARDE TRAS EL VISOR
Menos de una cuarto de entrada en tarde soleada y templada
Simao Neves le dio duro al primero...
...que después se fue al de puerta, donde Francisco Plazas también apretó
El veterano Julián Maestro, tío del novillero, tuvo que sali por pies en las dos entradas
La montera rueda por el tendido, mientras la ganadera aplaude el brindis de Miguel Maestro
Con el Mac adelantando el trabajo en la barrera
Javier Marín para al segundo
Apresa pica en buen sitio a Guindoso II
Marín se vuelca con el estoque
El becerrote cuarto, que no debió salir a la plaza
Miguel Martín cuadra en la cara
Fernando Flores pincha yéndose
Tablilla del cuarto de la tarde
Francisco Plazas reincide en un segundo puyazo trasero
Miguel Maestro con la mano en el extremo del estaquillador
y el novillo por fuera de los vuelos
Sangüesa mantuvo el puyazo en los bajos y desgració al quinto
La pica en segunda vara fue al otro costado
El sexto no se sostenía en pie
2 comentarios:
El que quedó inválido fue el quinto, no el sexto, como pone en la gráfica. ¿Si el sexto era encastado qué era el primero?
Saludos.
El quinto quedó lesionado por la vara en mal sitio del picador. El sexto era inválido de condición, porque apenas podía sostenerse en pie.
EL primero tuvo su punto de fiereza, como se refleja en el cuadro de puntuación, pero salió de naja en los caballos y buscó siempre terrenos de nadie. De hecho, tiene la mejor puntuación, rebajada después por haberse venido muy a menos en la segunda parte de la faena de muleta.
Un saludo, Pedro.
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