Apenas una semana después de concluido el larguísimo serial isidril, se anuncia en las estribaciones de la Sierra de Gredos un hierro que hace una década fue santo y seña de la Feria madrileña, el portugués de Palha.
La sombra de los protagonistas de la tarde, en unos muros con más de 80 años de historia
El aficionado se desplaza a El Tiemblo, acompañado por su compañero habitual. Lo primero, el paso por taquilla, a un precio muy moderado de 12 euros la general de sol. En el cercano bar La Galería, se encuentra con habituales del tendido 7 venteño, que también han acudido al reclamo del hierro portugués, que congrega tres cuartos de plaza, algo más de 2.000 espectadores.
La tarde es soleada y agradable. Abre el cartel Francisco Javier Sánchez Vara, un veterano guerrero, además de torero de la ganadería, donde retienta toros que ya han sido toreado en plazas portuguesas. Junto a él, el torero de la localidad vecina de Cebreros, Luis González, y el segoviano Javier Herrero, dos matadores modestos que sólo pueden encontrar huecos en este tipo de carteles. Ninguno es nuevo en esta plaza.
Desgraciadamente no se reparten hojas con los datos de los matadores y cuadrillas, así como de los toros, algo más necesario cuando en la ganadería conviven dos encastes y sus nombres pueden dar pistas.
Los que han presenciado el habitual desenjaule matinal, le han hablado al aficionado de la espectacularidad de los testas. A medida que van saliendo los toros a la plaza, algunos pitones aparecen astillados y otros escobillados, lo que siempre conlleva sospechas al aficionado. Pero las manchas de cal o yeso en las astas evidencian que se han pegado en toriles contra los muros. La duda de la manipulación nunca podrá ser despejada.
Los toros mantienen el interés en el peto, algo inusual en estos tiempos. Solo un monopuyazo, y un toro de tres entradas al caballo dan idea de una de las principales cualidades de esta ganadería: su pelea en varas, que fue buena en general. El aficionado recuerda esos tercios de varas inexistentes, incluso en plazas de primera, que ya nadie denuncia y ni siquiera se comenta. Ha sido un feliz reencuentro con el primer tercio, donde antaño se medía la bravura.
Sin duda, la pelea en varas tiene un efecto en los toros, determinante muchas veces de su comportamiento en el último tercio, donde tres bichos acaban rajados. Es muy posible que dos de ellos (el cuarto desmostró su mansedumbre desde su salida), no lo hubieran hecho de haber recibido un picotacito.
A Sánchez Vara se le nota su veteranía y conocimiento de este ganado. Poco puede hacer con el noble, pero flojo y fatigadísimo primero, y menos aún con el manso cuarto, muy aquerenciado al muro (aquí no hay más tablas que las de los burladeros). Ello complica la ejecución del salto de la garrocha a Raúl Ramírez, y el segundo par de banderillas a Sánchez Vara, que resuelve sacándolo él mismo con el capote, que dejó plantado en los medios para colocar una par al violín. Hay un sobrero de regalo del ganadero, un toro con picante que pega un porrazo al picador, para terminar rajándose, al que el alcarreño despacha con la escasa luz de los focos.
Luis González enlota dos toros de muy distinta condición. El segundo es encastado, y lo parean dos banderilleros de lujo, Iván García y Fernando Sánchez, que saludan, por mas que el de La Iglesuela se vaya un poco del pitón. En la muleta cabecea y puntea la tela, y el cebrereño, lejos de corregir el defecto, lo lleva por arriba dejando que tropiece la muleta. El quinto, un playero ensillado, con culata de contreras, al que le sacude estopa el varilarguero, embiste con clase por los dos pitones, sobre todo por el derecho, pero Luis se muestra inseguro, perdiendo demasiados pasos y aliviándose en los pases. A los dos les clava el estoque, pero ninguno en lo alto.
Javier Herrero se enfrenta a un toro muy escobillado de pitones, al que barrena el picador, pero que, sin embargo, sangra poco. Al aficionado le parece que se juntan el hambre y las ganas de comer, porque el toro es parado y se defiende y el de Cuéllar deja que enganche la muleta. El sexto es corniveleto y algo tobillero en el saludo de capote. Entra tres veces al caballo, aunque en el tercero ha de situarse el picador entre los toreros para que acuda finalmente. Se agradece la generosidad, aunque ello conlleva que el toro, de nombre Bastonito, quede con escaso recorrido y Herrero vuelva a demostrar poco oficio. El toro acaba muriendo de pie en el muro, resistiéndose a doblar.
De noche, tras otra visita al bar, el aficionado y su compañero ponen rumbo a Cadalso de los Vidrios, satisfechos de un festejo en que el primer tercio ha vuelto a ser protagonista. Ya vendrán muchas más tardes de picotazo y a otra cosa.
Sin duda, la pelea en varas tiene un efecto en los toros, determinante muchas veces de su comportamiento en el último tercio, donde tres bichos acaban rajados. Es muy posible que dos de ellos (el cuarto desmostró su mansedumbre desde su salida), no lo hubieran hecho de haber recibido un picotacito.
A Sánchez Vara se le nota su veteranía y conocimiento de este ganado. Poco puede hacer con el noble, pero flojo y fatigadísimo primero, y menos aún con el manso cuarto, muy aquerenciado al muro (aquí no hay más tablas que las de los burladeros). Ello complica la ejecución del salto de la garrocha a Raúl Ramírez, y el segundo par de banderillas a Sánchez Vara, que resuelve sacándolo él mismo con el capote, que dejó plantado en los medios para colocar una par al violín. Hay un sobrero de regalo del ganadero, un toro con picante que pega un porrazo al picador, para terminar rajándose, al que el alcarreño despacha con la escasa luz de los focos.
Luis González enlota dos toros de muy distinta condición. El segundo es encastado, y lo parean dos banderilleros de lujo, Iván García y Fernando Sánchez, que saludan, por mas que el de La Iglesuela se vaya un poco del pitón. En la muleta cabecea y puntea la tela, y el cebrereño, lejos de corregir el defecto, lo lleva por arriba dejando que tropiece la muleta. El quinto, un playero ensillado, con culata de contreras, al que le sacude estopa el varilarguero, embiste con clase por los dos pitones, sobre todo por el derecho, pero Luis se muestra inseguro, perdiendo demasiados pasos y aliviándose en los pases. A los dos les clava el estoque, pero ninguno en lo alto.
Javier Herrero se enfrenta a un toro muy escobillado de pitones, al que barrena el picador, pero que, sin embargo, sangra poco. Al aficionado le parece que se juntan el hambre y las ganas de comer, porque el toro es parado y se defiende y el de Cuéllar deja que enganche la muleta. El sexto es corniveleto y algo tobillero en el saludo de capote. Entra tres veces al caballo, aunque en el tercero ha de situarse el picador entre los toreros para que acuda finalmente. Se agradece la generosidad, aunque ello conlleva que el toro, de nombre Bastonito, quede con escaso recorrido y Herrero vuelva a demostrar poco oficio. El toro acaba muriendo de pie en el muro, resistiéndose a doblar.
De noche, tras otra visita al bar, el aficionado y su compañero ponen rumbo a Cadalso de los Vidrios, satisfechos de un festejo en que el primer tercio ha vuelto a ser protagonista. Ya vendrán muchas más tardes de picotazo y a otra cosa.
Cuadro de puntuación de la corrida de Palha (6 + 1)
LA TARDE TRAS EL VISOR
Luis González se fotografía con un joven aficionado, escoltado por Iván García y Fernando Sánchez
Los mozos trabajan desde el el tendido
Josean Irastorza, director de la banda de música, anuncia el pasodoble "Sánchez Vara"
El alguacilillo
Minuto de silencio
Sánchez Vara "calienta" con la muleta
Raúl Ramírez "el Peque" estira los brazos
Media de remate del saludo de Sánchez Vara al primero
El nº 614 tuvo fijeza en el peto, con la cara a media altura
Sánchez Vara clava un par igualado arriba
Pase de pecho
El 7 de Las Ventas se trasladó a El Tiemblo
El segundo busca las vueltas al caballo
Quite por chicuelinas de Luis González
Excelente par de Iván García
El de Cebreros tuvo problemas para dominar al encastado nº 633
Aficionadas atentas y madre que no quiso perderse el festejo
Una minipeña al sol
El tercero salió con una brocha en el pitón izquierdo
Domingo Delgado de la Cámara observa la contundencia del picador
Natural para allá de Javier Herrero
Estocada habilidosa
Cadalseños por El Tiemblo
Natural para allá de Javier Herrero
Estocada habilidosa
Cadalseños por El Tiemblo
Cuarto de la tarde, enlodado
Este tenía la brocha en el derecho
Verónica del saludo de Sánchez Vara
Tardeó en la segunda vara, pero se arrancó
Limpio salto de la garrocha del argandeño Raúl Ramírez
Sánchez Vara supo resolver la querencia a los adentros del nº 445
Buena estocada en la querencia
La presidencia mantuvo criterio en los premios
El picador dio lo que quiso y más (y eso aburría a una espectadora)
Luis González no se confió por el izquierdo
Fernando Sánchez, muy florido
La peña más numerosa
La jota del sexto, y el polo de la ganadería en el tendido
El picador hubo de situarse delante de los toreros para que Bastonito acudiese por tercera vez
Pase de pecho defensivo de Javier Herrero
Muestrario de caras, aficionado de Las Ventas incluido
El toro de regalo descabalga al picador
Regalo del ganadero, que mató Sánchez Vara, entre dos luces
Los espectáculos de las fiestas de San Antonio
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