lunes, 30 de septiembre de 2013

El sobrero siembra el caos. Moralzarzal 30 de septiembre de 2013

El tercero de la tarde, un jandilla de color entre melocotón, jabonero y albahío, se había descepado el cuerno derecho al estrellarse violentamente contra el peto, y el usía, sin amparo reglamentario, había ordenado su devolución. Miguel Ángel Silva optó por correr turno, sustituyéndolo por el sexto y dejando para el final al serio sobrero, de nombre "Malagueto", con el hierro de Carmen Segovia. Y con este llegó el caos. La percepción, ya de salida, era la de un novillo burriciego que al llegar a jurisdicción arreaba hacía otro objeto más lejano o iba directamente al bulto. Fuese ello cierto, o fuese pregonado, lo cierto es que era un malaje. Y a esto, por excepcional, ya no estamos acostumbrados. No digo que haya de estarlo Silva, que ha debutado esta temporada con picadores. Lo digo por su cuadrilla, gente avezada, y sus mentores. Nadie denunció al palco el probable defecto visual ni el presidente, de oficio, ordenó la devolución, como era preceptivo, pues era evidente que el animal no era apto para la lidia. Es decir, esta tarde la autoridad se ha pasado el Reglamento por el forro de sus caprichos, ordenando la devolución de un novillo que se inutilizó durante la lidia, y manteniendo a otro no apto para la lidia. Y pasó, afortunadamente lo más leve que podía haber pasado: que todo quedara en sustos y carreras, por grandes que unos y otras fueran.

Como el bicho correteaba sin fijeza ninguna por la arena, se le picó brevemente primero por el de puerta, y después por el titular, sin que en ninguna de las dos varas se empleara el animal. Quedó, pues, crudo, para banderillas y ahí hizo pasar las de Caín a alguien tan acreditado como Juan Navazo, que en ninguno de sus cinco intentos consiguió acercar un arpón; arrolló en un arreón a Mazzantini, que ya no recuperó la color hasta que salió de la plaza; y desbarató la colocación de cualquier torero que por la arena osó aparecer. David Peinado, Chetu, en un alarde de oportunidad, osadía y técnica (a la media vuelta) consiguió dejar dos rehiletes, que sirvieron de excusa a la presidencia para cambiar, de nuevo antirreglamentariamente, el segundo tercio (ya en el cuarto  cambió con solo tres palos). Si el animal no era apto para la lidia ha de sustituírsele; en caso contrario, la lidia ha de desarrollarse conforme a lo preceptuado.

Le tocaba a Silva liquidar al regalito, solo un año después de que un eral de Adolfo Rodríguez Montesinos estuviese a punto de mandarlo al otro mundo en Hoyo de Pinares. Los cánones dan la receta de la lidia para estos casos: andar por la cara, partirle el espinazo con doblones de castigo y meter el estoque. Pero hete aquí que al zafreño no se le ocurre mejor cosa que intentar dar pases; lo de siempre. Tuvo la suerte de cara y el burel no le enganchó. Claro, tampoco dio un pase. Tras muchos voy-que-vengo se decidió a doblarse con el animal, pero escasamente y como con educación y timidez. Poco castigo para esta fiera corrupia, que le puso muy difícil la estocada. Dos veces hubo de dejar en el aire la muleta (como en los antiguos dibujos animados) y salir corriendo hacia el otro extremo de la plaza. En una tuvo más pies que "Malagueto", pero en la otra fue la valentía del tercero de la cuadrilla de Mazzantini (perdonen que no escriba su nombre, pero lamentablemente no se facilita un programa de mano), que con el solo auxilio de su montera le hizo un oportunísimo quite. Tras varios intentos, dados de cualquier manera, acertó con un bajonazo que tumbó definitivamente a esta prenda, cuando ya deberían haber sonado dos avisos.

Miguel Ángel Silva respira. "Malagueto", por fin, cae patas arriba

Nos habíamos acercado a la cubierta de Moralzarzal en una tarde lluviosa, con tiempo para degustar un excelente rabo de toro en El Albero, acompañado de un bacalao a la riojana, de ideal textura, aunque de salsa pelín ácida. Para ser lunes, no puede decirse que hubiera mala entrada: más de un cuarto, lo que equivale a casi dos mil espectadores. Como curiosidad, la tradicional banda de música había sido sustituida, tanto para toques como para música, por un terceto de violín, guitarra y voz que, con ayuda del sistema de megafonía, intentó hacerse oír. 

Relatado lo más comentado de la tarde, queda solo por decir que el encierro de Jandilla fue de aceptable presentación, algo afilados de pitones, y manejables en conjunto, aunque sin fondo, como ahora se dice.

Manuel Fernández "Mazzantini" volvía a Moralzarzal con 6 años en la categoría y 6 novilladas en la presente temporada. Intentó ser elegante, pero más pareció envarado y frío, abusando de ese toreo moderno de pierna escondida y trayectorias rectilíneas (o sea, pa'fuera). No se tome esto como defecto, cuando es lo habitual de nuestras premiadísimas figuras de hoy. De ellos lo habrá aprendido y a ellos querrá imitar. En el primero, demasiados enganchones en el saludo y prematuras chicuelinas cuando aún no había atemperado su embestida. Como el novillo era tardo, sosito y noble y el cordobés no buscó el salero, todo quedó en una cosa insípida. En el cuarto, de menos respeto, hizo un quite por navarras que remató de rodillas sin tener en cuenta que detrás se encontraba el caballo de puerta. Brindó a Uceda Leal y desaprovechó a un "Desliado" que hacía el avión por el izquierdo, empeñándose en derechazos sin sentido, más cuando el animalito se rajó con descaro. Tuvo la ocurrencia final de sustituir la muleta por una blanca toalla para la suerte suprema, no sé si porque este era el color de las primeras muletas o por el simple hecho de llamar la atención.

Francisco Sanz de la Casa "Curro de la Casa", retornaba a la plaza de sus triunfos, con 13 festejos esta temporada. No anduvo fino en el segundo, bien por los desarmes del capote, como en el quite por tafalleras, bien por los enganchones de la muleta. Novillo de poco recorrido, derribó al alcarreño al quedarse corto, pero sin hacer por él. No acertó con los aceros. Brindó su quinto novillo al violinista y comenzó con estatuarios en los medios a un "Enajenado" de aristocrática condición, rayana con el aborregamiento, para completar una faena de muleta en la que se encontró cómodo con las dos manos, empeñado en recetar circulares, ya sean normales o invertidos, y que alargó innecesariamente. Sólo destacó en lo artístico con un cambio de manos por abajo y largo. La estocada caída, quedando desarmado, no fue óbice para desorejar al novillo. Su toreo se hace cada día más lánguido. Y como le cuesta un triunfo sonreír, ofrece una imagen tristona no apta para deprimidos.

De Miguel Ángel Silva me he ocupado al principio. Llegaba con 8 novilladas en su primera temporada con picadores. Y le tocó el regalito referido. Antes se enfrentó al único jandilla, el tercero bis, que presentó problemas, violentito y abanto y que acabó rajándose en cuanto le pudo en una serie con la derecha. Tampoco acertó con el estoque.

Dos horas y media duró este festejo, más bien anodino hasta que el sobrero destapó la caja de los truenos, y puso esa emoción que tanto echamos de menos en los cosos taurinos. No es la que queremos, pero como la otra no la solemos ver...

Cuadro de puntuación de la novillada de Jandilla (5) y Carmen Segovia (1)

(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada,
 al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)

Curro de la Casa, el más madrugador

Llegada de Mazzantini, escoltado por Carmelo Jiménez

 Miguel Ángel Silva, seguido de Juan Navazo

Pancarta hospitalaria de la peña "El Toril"

La alguacililla, a lo Clint Eastwood

Solo Miguel Ángel Silva pasea desmonterado

El palco de la banda de música: cantaor, guitarrista y violín

Carlos Abella, el jefe del Cuento de AT, en su querencia.
 Puede apreciarse la naturalidad de su pose girada en el burladero

El chulo de toriles

"Incrustador", primero de la tarde...

... empujó con fijeza y sin poder en la única vara que tomó. Le taparon la salida, como siempre. 

Mazzantini, otro ejemplo más del destoreo de hoy en día
El mérito de la postura consiste en no perder el equilibrio, pues la excesiva extensión del brazo izquierdo traslada el punto de gravedad donde debiera estar la pierna del mismo lado (además, así cargaría la suerte, si es que eso interesa a alguien)

Mazzantini intenta, sin pasar, despenar a "Incrustador"

El burladero de los que "cuentan"... cosas

El tablillero

A "Impetuoso" le levantan la mano, con la puya trasera. Sólo esta vara, sin codicia.

Curro de la Casa, sin apreturas. Al fondo, el hierro del sobrero

"Forajido" perdió el cuerno en el topetazo contra el peto

Entre castoreños

"Ganga", tercero bis, de Jandilla

Único tumbo de la tarde, que fue por falta de pericia del piquero (al que parece detener justicieramente el monosabio)
En la segunda entrada le cogió bien el varilarguero, empujó el novillo, pero salió suelto

Miguel Ángel Silva se tira a matar

"Desliado", cuarto novillo de Jandilla...

...al que también hicieron la carioca, sin necesidad alguna. Entró dos veces y anduvo encelado en el peto

Picador y caballo, a diferente escala

El novillo se fue difuminando

"Enajenado", quinto utrero de Jandilla

Curro de la Casa siguió sin ceñirse

Parando bien a "Enajenado" que no cumplió en la única entrada al caballo

Arte abstracto

El picador fue a visitar al servicio médico

No querían decirlo, pero el sobrero era de Carmen Segovia (véase la esquina inferior derecha)

"Malagueto", una pesadilla

Carmelo Jiménez y Juan Navazo escrutan a "Malagueto"

Segunda entrada al caballo

Chetu consige heroicamente dejar el único par al malaje

Mazzantini, sin recuperarse aún del susto, tras ser arrollado por "Malagueto"

Así de campante estaba "Malagueto" al inicio del último tercio

A Silva no se le ocurrió otra cosa que intentar dar pases (!)

Silva se perfila para entrar a matar...

...y pone pies en polvorosa (obsérvese dónde arrojó la muleta) mientras Chetu intenta cortar al bicho

Un palco generoso permitió a Curro de la Casa salir a hombros del capitalista

Restos de la "civilización"

Los de Protección Civil y sus ocurrencias

Se celebran las fiestas de San Miguel

Papeles recolectados antes de la novillada

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...