Nunca es tarde si la dicha es buena.
Luis Francisco Esplá ha sido galardonado por el gobierno con la Medalla de Oro a las Bellas Artes. Vaya por delante que no soy un entusiasta de los premios y de las medallitas, porque bajo el barniz del aparente reconocimiento a algún tipo de mérito suelen esconderse intereses espurios: pagos recíprocos de favores, fines propagandísticos o simple satisfacción de vanas vanidades.
Pero puestos a conceder premios, es exigible que la designación del galardonado sea, al menos, justa. Y en este caso, no creo que nadie que sepa algo de esto, y no tenga su corazón atenazado por sentimientos inconfesables, pueda discutir el acierto del gobierno al distinguir al maestro alicantino, compensando así el imborrable bochorno del año 2009 de conceder la medallita a una medianía como Francisco Rivera. Y más cuando se trata de un torero que ha cimentado toda su carrera apechugando con el ganado más duro que pasta en las fincas de bravo.
Lo reprochable es la desafortunada justificación que ofrece la página web de la Presidencia del Gobierno:
¿Alguien sabe quiénes son los "sabios" que asesoran al gobierno en esta materia? Luis Francisco Esplá. Matador de toros. (Alicante, 1958). Es un matador de amplio repertorio y, además, un gran estudioso de la historia de la tauromaquia. De familia taurina, se puso por primera vez el traje de luces en 1975, a los dieciséis años, y tomó la alternativa un año después en Zaragoza, apadrinado por Paco Camino y con el “el Niño de la Capea” de testigo. En 1982 recibió el trofeo “Andanada” al mejor par de banderillas de toda la feria de San Isidro de Madrid.
Con lo sencillo que era motivar su concesión:
¡Por su TORERÍA!Y punto.
P.D. Lo gritó Miguel Moreno desde su delantera de andanada del 4, en la tarde del 7 de octubre de 2001, y se hizo eco de ello Joaquín Vidal en su crónica del día siguiente en El País:
Y eso apasionaba al público de Madrid: la torería, que es magia y liturgia; el pundonor del que hacen gala los toreros con profesionalidad y sentido del deber. Se lo decían a Esplá de viva voz: 'Tiene usted lo que les falta a los demás: ¡torería!'. O en corto y por derecho: 'Es usted cojonudo', a lo que contestó Esplá desde el centro del redondel gritando '¡Gracias!' sin perderle la cara al toro al que estaba porfiando un pase de pecho.
Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
Comentarios a esta entrada
1 comentario:
Grande Esplá!!
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