sábado, 29 de octubre de 2011

Cartel ganadero de lujo en Fuenlabrada

Miura, Pablo Romero, Prieto de la Cal y Victorino. ¡Ahí es na!


El cartel de las V Jornadas Taurinas de Fuenlabrada desde luego invitaba a coger el coche para acercarse hasta este macropueblo madrileño y tomar asiento en el amplio anfiteatro Tomás y Valiente. El tema era muy atractivo: "el toreo, bien inmaterial de la humanidad; encastes".


De maestro de ceremonias y moderador ejerció con brillantez Paco Aguado, que supo imprimir agilidad al debate. Junto a ello, la contundencia y amenidad de los ponentes consiguieron que se hiciese corta la hora y media larga de charla, seguida con expectante silencio por el respetable, solo roto para ovacionar algunas intervenciones. Aguado inició el debate poniendo de relieve algo tan elemental que parece mentira que muchos ignoren: para que exista el toreo, como bien inmaterial, es imprescindible que exista ese bien material que es el toro, cuya diversidad de encastes es imprescindible proteger.

Gran acierto de la Federación de Peñas Taurinas de Fuenlabrada y de su Ayuntamiento, dando voz a los ganaderos de encastes malditos, "exóticos" en adjetivación de Victorino Martín García, a los que dan la espalda los toreros, los empresarios, los ´periodistas y los públicos.


Y los ganaderos hablaron claro y alto. Estas fueron algunas de sus frases:

Eduardo Miura:

> Para durar hay que evolucionar. Es decir, si el público modifica sus gustos y demanda otro tipo de toro no queda sino evolucionar para sobrevivir. Y Miura no es una excepción, aunque manteniendo su morfología y algunas caracterísricas de comportamiento, además de esa mirada especial que les caracteriza. No es cierto que sus toros sean ahora más grandes, porque hace más de 60 años tiene datos de pesos de 350 kilos en canal. Lo que ocurre es que tras la guerra se bajó el volumen y volvió a aumentarse a partir de los 60.

> Los ganaderos vivimos del público que se retrata en taquilla y no de las subvenciones. Como decía su padre, lo importante del potaje son los garbanzos, y en lo nuestro los garbanzos es el público. Hace cien años el toro y el torero estaban a la defensiva, y eso hoy el público no lo admite y demanda una faena estética, lo que condiciona la selección ganadera.

> Si eres torero, lo eres para cualquier toro. No entiende que tenga que haber toreros especialistas en determinados encastes.

Tomás Prieto de la Cal:

> Cuando su padre compra la ganadería se la torean los dominguines, porque en aquella época se acepta este tipo de toro que sale ya derrotando, que pelea con fuerza en el caballo y que solo admite una faena corta.

Después cambia el toreo, pero no los veraguas, y eso los aleja del público, no de los aficionados. En Francia sí entienden este tipo de tauromaquia.

> No se puede ignorar al aficionado torista por empresarios, apoderados y periodistas, y hoy se le ignora absolutamente.
 
> Si quitamos el tercio de varas estamos matando una parte muy importante de la tauromaquia.

> Es necesario recuperar lo olvidado: encastes y novilleros.

> Los novilleros hoy no matan nuestros encastes.


Victorino Martín García:

> Hoy el toro es el gran desconocido. Representa la naturaleza, el campo. Por eso, el espectador rural es capaz de ver la corrida a través del toro, mientras el espectador urbanita la ve a través del torero.

> En el período de los años 40 a 60 se hace una contraselección, se rebaja la bravura y la cara.

> Hoy se exige un volumen al toro que es imposible, y una duración que no puede dar en los tres tercios.

> La puya actual es más mortífera, porque los filos se pueden vaciar lo necesario para provocar mucho daño. La prueba es que hoy cualquier toro sangra hasta la pezuña, cuando hace décadas era lo excepcional.

> La ganadería de Santa Coloma es más Saltillo que Ybarra, porque en cuanto el Conde compró la ganadería de Saltillo, vendió lo de Ybarra y solo dejó sementales de Saltillo. (De esto discrepó Eduardo Miura, porque fue el Conde de Santa Coloma el que mandó sementales al Marqués de Albaserrada. Según él, quien asaltilla Santa Coloma es Joaquín Buendía, y lo pone más cornicorto y brochito porque Manolete así lo quería).

> La tauromaquia es una seña identidad de un pueblo, que, al contrario de lo que harían otras naciones, nosotros la escondemos.

 Javier Morales (de la ganadería de Partido de Resina):

> Los pablorromeros son toros de 40 pases, por lo que hay que ponerse a torear desde el principio de la faena.

> Prefiere los de pelo negro, que era el predominante hace 50 años, a los cárdenos.

> Dos características diferenciales de su encaste son la amplitud de pecho y el menor disformismo entre macho y hembra.

> Han tenido problemas de saneamiento que incluso les redujo la ganadería hace 4 años a 40 vacas (hoy tienen 150). Sin embargo, ese problema ha permitido reducir el riesgo de consanguinidad porque los sementales han sido de ciclo corto.

> Es increíble que la televisión pública nacional no retransmita festejos taurinos.


Para concluir, y ya que se habló de la complejidad de embarcar y desembarcar a los miuras, enlazo con un vídeo de Canal Sur de 2009, en el que se ven los sudores de  Antonio Miura con "Peleón", uno de los toros destinados a Pamplona.

lunes, 24 de octubre de 2011

¡Qué mal despide Madrid a "su" Antoñete!

Ni el dia ni el horario eran propicios para poder acercarse a homenajear a Antoñete en su despedida definitiva: un lunes y de 10 a 4 de la tarde. No sé si podría haberse abierto la capilla ardiente ayer domingo por la tarde. Pero, con tanto tiempo desde su fallecimiento, se habría podido habilitar al menos medio ruedo para su último paseo. Ni una cosa, ni la otra.


He llegado a Las Ventas a las 3 y cuarto. Poca gente en los alrededores. Las banderas, a media asta, y el coche fúnebre ya preparado para el traslado. 


Tampoco había sido posible ubicar la capilla en la Sala Antoñete, porque parece ser que la ocupa una exposición tan importante que no podía desmontarse. Y se le ha encajonado en la Sala Alcalá.


En la capilla ardiente, tres cuartos de hora antes de las 4, el caos total, sin una fila organizada, conversaciones en voz alta, fotógrafos ametrallando a todo famosete que por allí quería dejarse ver, periodistas buscando más famosetes para meterles el micro en la boca, falta absoluta de respeto. Y el lector se preguntará: ¿y los miembros del Cuento de Arreglos Taurinos? Pues por allí pululaban buscando a quién abrazar, desentendidos de poner el más mínimo orden en el sarao. En la muy desenfocada fotografía superior puede adivinarse la absoluta desorganización.


En la calle, la gente llana, alejada de los taurinos, esperaba educada y respetuosamente la salida del féretro por la Puerta Grande.


Aquello parecía un homenaje a puerta cerrada, con la Puerta Grande a cal y canto hasta el mismo momento de salida del féretro.


Y cuando por fin (y porque no quedaba más remedio) se abrió el portón, la prensa gráfica, con su habitual prepotencia y general descortesía, ocultaba el ataúd a la vista de todos los que allí esperábamos.


No sólo han impedido verlo, sino incluso avanzar a la propia familia. En la foto, en primerísimo plano, a la derecha, el "responsable" de todo esto, abriéndose paso a empujones.


Y a menos de un metro de la caja han seguido fotografiando y grabando hasta que se ha introducido el ataúd en el coche fúnebre. Digo yo si los fotógrafos serían del National Geographic y han descubierto un insecto entre las vetas de la madera de la caja, para un documental de la 2. Si no, no me explico la necesidad de hacer mil fotografías de lo mismo, a un metro y con el mismo ángulo.


Y digo yo también que, a lo mejor, desde la planta superior alguno habría podido obtener imágenes panorámicas y, además, sin estorbar a nadie. Sin embargo, allá arriba sólo había una decena de personas, como puede apreciarse en la desenfocadísima fotografía.


Eso sí, fue meter la caja en el coche fúnebre y dejarlo allí solo, como abandonado. Fue el momento que el pueblo aprovechó para acercarse.

Ni un guarda de seguridad que alejase a los fotógrafos, ni un mínimo de organización. Está visto que no puede dejarse nada de la mano de los taurinos y menos aún del Cuento de Arreglos Taurinos que "gobierna" don Carlos Abella.

En la prensa digital y de papel quedará todo muy bonito, con la imposición de su medalla y todo. Pero Antoñete no merecía esta su despedida definitiva, como no mereció aquella como torero y que glosó así Alfonso Navalón:
Recuerdo la tarde de su despedida en Madrid con las taquillas reventando de millones. Manolo Chopera en "agradecimiento" al dinero que le había dado a ganar le preparo una encerrona cruel, para decirle adiós a su público preferido. Una barrida de corrales, con toros destartalados y sin ninguna garantía de poder embestir. Todo lo contrario que a Manolo Vázquez en su despedida de Sevilla con unos toros a su medida y todo a punto para un final glorioso y un dineral para llevarse a casa. Antoñete no pudo dar ni una vuelta al ruedo, estrellándose contra aquellos toros desabridos ante lo que era imposible el lucimiento. El público lloraba de indignacion ante semejante canallada y cuando acabo la corrida lo sacaron a hombros para demostrar que la ambición y el egoísmo de un empresario no pueden acabar con la historia de un gran torero. 
También hoy muchos de los que hemos acudido a despedir al maestro Chenel nos hemos ido indignados calle Alcalá arriba. Claro que los taurinos, los periodistas y los del Cuento de Arreglos Taurinos ni se han enterado. Ellos viven en otro mundo: el suyo, que no es el nuestro.

P.D. La noticia en otros blogs:

La broma final (blog Sol y Moscas)

La última Puerta Grande (blog de Manon)

El muerto al hoyo y el vivo al bollo (blog Salmonetes Ya No Nos Quedan)

En el adiós de un mito (Blog Hasta el Rabo todo es Toro)

Decepción a sí mismos (blog de Rosa Jiménez Cano)

Respeto y honor a los muertos (blog Toros Grada 6)

domingo, 23 de octubre de 2011

¡Adiós, maestro!

Ayer el maestro Antoñete le dio distancias a la vida.

Hay sobredosis de semblanzas de Chenel en la red y en la prensa. Yo me limitaré al recuerdo de la tarde más grande que pude verle: la del 7 de junio de 1985 con toros lisardos de "El Viti" y de Garzón en Las Ventas, junto a Curro Romero y dos extraordinarios subalternos: Manolo Montoliú y Juan Martín Recio.

El ABC de Sevilla le dedicó esta página (08/06/1985):


Y así lo contó Joaquín Vidal en "El País", bajo el título "El toreo, un clamor":
Las faenas de Antoñete eran de una autenticidad irreprochable. Las faenas de Antoñete, dos lecciones magistrales de la mejor tauromaquia, tenían sobre todo una carga de torería que aromatizaba, no ya las suertes, sino cada uno de sus movimientos. La soledad trágica que viven el toro y el torero, frente a frente en el centro del ruedo, curvos horizontes difusos a su alrededor, emanaba ayer una emotividad máxima. Crecido el maestro en su arte, transfigurado, a ritmo procesional, iba creando una obra hermosisima que se remontaba a sí misma en cada pasaje. El entramado de la faena era el toreo fundamental, por naturales principalmente, luego por redondos, y la ligazón de los pases de pecho instrumentados con hondura. (...)

Si el toreo es ciencia, ahí estuvo ayer Antoñete. Si el toreo es poesía, ahí estuvo ayer Curro Romero.
Y remato con un párrafo de Alfonso Navalón en su artículo "Molés pudo escribir la biografía de Antoñete"
Antoñete debió retirarse millonario después de aquella gloriosa reaparición cuando ya debería estar con zapatillas de felpa, butaca de orejas y batín de seda. Volvió con más categoría y más gloria que cuando era joven y despilfarró su carrera entre la golfería, la indecisión y esos huesos de cristal que se le rompían cuando tenía encarrilada una buena temporada. Antonio llenaba todas las tardes la Plaza de las Ventas, donde se crió al amparo de un humilde corralero. Antonio acabó en Madrid con todas las figuras de jóvenes poderosos que al lado del esplendor de su arte eran simples jornaleros. Paquirri, Capea, Manzanares, Espartaco y todos los demás quedaban convertidos en una caricatura cuando Antoñete se centraba en una de sus inolvidables faenas. Cuando ya la barriga no le cabía en la taleguilla y estaba asfixiado por el tabaco. Su secreto fue la colocación, el temple y un valor sereno que no tuvo cuando era joven. Junto a Manolo Vázquez demostró lo poco que valían las figuras jóvenes, cuando dos segundones de los años cincuenta les dejaban en ridículo, cuando le daba la gana a Manolo Vázquez solo había sido "el hermano de Pepe Luís" y Antoñete nunca pudo sacar la cabeza junto a Ordóñez y Luís Miguel. Pero 20 años mas tarde Paquirri y compañía eran vulgares artesanos del toreo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Otra "perla" del "heredero": hoy le toca a Prieto de la Cal

"Insoportablemente cruel. La letra del incombustible Calamaro sería la banda sonora con acento porteño de la escalera de Prieto de la Cal, sólo superada en esta Feria del Pilar por otra engañifa premeditada: la corrida de Benjumea. Los extremos se tocan. El torismo sin embargo cuenta con la maldita pátina de nuestro tiempos que todo lo salva: la demagogia.

El torismo radical acaba compartiendo una línea terrible con el animalismo antitaurino: el desprecio del hombre."
El vómito lo firma el hijo de Zabala en su crónica de la corrida de Prieto de la Cal en Zaragoza, publicada en "El Mundo" el 15/10/2011, y titulada "Robleño frente a la cruel demagogia".

Insoportable, cruel, engañifa, premeditación, demagogia, radical, terrible, desprecio. Todos estos epítetos ha conseguido embutir en dos párrafos. Yo que Pedro J. lo aparcaba en la sección sobre terrorismo y así, de paso, vuelve Javier Villán. Matar dos pájaros de un tiro. O sea.

El que a la pluma del aceite y del acíbar le haya salido esta vez la tinta con sabor a hiel no es casualidad; depende, todo depende. Esto no es de Calamaro, sino de "Jarabe de Palo", y viene al pelo.

Imagen tomada de YouKioske.com

P.D. Mi más cordial enhorabuena a don Fernando Cuadri y a David Adalid, por la tarde de hoy en Zaragoza.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Hasta el mejor escribano echa un borrón. Las Ventas 12 de octubre de 2011

La faena al quinto, Buscador, había sido importante. La firmaba un confirmante: el mejicano Fermín Spínola. Un estoconazo podría, incluso, haberle abierto la puerta grande. Pero la espada no solo no sumó, sino que le privó de pasear una oreja. Fue un horrendo bajonazo que emborronó la buena escritura de la muleta.

La tarde invitaba a ir a los toros: calor y sol de junio, y Frascuelo en el cartel con sus 63 años de vida y 37 de alternativa. Se añadía además que Damián Gil me había hablado bien del mejicano Fermín Spínola, al que pudo ver en Consuegra el pasado mes, y que confirmaba alternativa once años después de haberla tomado en San Luis Potosí. Por cierto, que en el 9 vi a Damián, en el 4 a Carlevaris y en el 8 a dos aficionadas cadalseñas.

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Fuego cruzado de fotógrafos sobre Frascuelo
Reportaje completo de la tarde en el blog de Rafa Carlevaris

Frascuelo es, con justicia, torero de Madrid. Y Madrid le hizo salir a saludar al deshacerse el paseíllo. Después, algunos trazos de torero clásico, ganas de principiante y mérito de estar delante de dos bureles de 526  y 593 kilos a dos años de la edad oficial de jubilación. Y Madrid le ovacionó cariñosamente en sus dos toros, segundo (bueno en el caballo y potable en la muleta) y cuarto (siempre a la defensiva), y al abandonar la plaza.

Andrés Palacios repetía cartel con Frascuelo, pues el pasado 7 de agosto habían actuado en Las Ventas con una corrida de Pereda. El de Albacete pechó con un lote infumable: un tercero justo de presencia, reservón y que debía tener la piel acorazada, porque rebotaron los cuatro primeros pares, y un badanudo sexto de Fraile Mazas, al que apenas se picó, distraído y que no bajó nunca la cara. Con ellos anduvo digno en sus saludos con el capote, aseado con la muleta y horrible con los aceros, hasta el punto de que pinchó cuatro veces al tercero (y descabelló sin clavar el estoque, ya ven cómo anda esto) y tres al sexto, antes de cobrar una corta atravesada y pasaportarlo finalmente con la cruceta. Aunque aparecerá en los anales como testigo de la confirmación de Spínola, lo cierto es que a los 5 metros que se retiró de padrino y confirmante, poco podrá atestiguar.

Gracias a don Trinidad, la empresa se ahorró un sobrero y Fermín Spínola confirmó en Madrid con un inválido. Y el inválido, que hizo dos intentos de saltar al callejón, pudo mandarle a la enfermería pero el derrote acertó a pasar entre las piernas del mejicano y lo encunó sin consecuencias. Poco pudo hacer con este descastado primero, pero debíó ahorrarse el citar al natural con la muleta más que oblicua, casi de canto. Al quinto lo lanceó con gusto. Le pegaron en el caballo porque se quedó en el peto, bien es cierto que cabeceando y repuchándose. Las banderillas quedaron desparramadas entre el suelo y la piel del lisardo, pero el tercio sirvió de buen augurio para su juego en el último tercio. La faena se inició con pases obligados por bajo, destacando uno genuflexo; siguió con dos buenas de naturales en los medios, muy humillado el morito, aunque en la segunda le faltó algo de corazón para ligar el tercero. Tragó sin embargo en un parón en la tanda por el derecho, pitón por el que consiguió despaciosos y ajustados pases en tres tandas que nos devolvieron al añorado toreo clásico. Bueno fue este cinqueño, pero sin la firmeza que le opuso el manito quizás habría desarrollado malos modos.

David Adalid clavando por dentro dejando un par reunido arriba
Imagen tomada del blog Larga Cambiada

Entre los subalternos sobresalió David Adalid, lo que no es noticia. Llevó a una mano al segundo hasta el burladero en dos ocasiones y destacó con los rehiletes en el cuarto, especialmente en un gran tercer par en que decidió arriesgar con el toro esperando y muy cerrado en las rayas; salió del balcón trastabillado y acabó en el suelo en la cara del toro junto al burladero del 8, desde cuya grada pude levantarme para aplaudir a tan gran banderillero, mientras se desmonteraba. En la parte negativa, no queda más remedio que citar: la mala brega de Torres Palacios, sin saber evitar que el quinto volviese al caballo nada más haber salido del primer puyazo y quedando desarmado en el segundo tercio; y el pésimo tercio de banderillas de José Antonio Muñoz y el Niño de Santa Rita en el sexto. De los piqueros, bien, aunque sin complicaciones, Agustín Collado en el quinto, y mal José Manuel Sangüesa picando muy trasero al cuarto.

Última corrida de la temporada en Madrid, con un quinto de entrada, y última de Taurodelta bajo la vigencia del actual pliego. Para despedirnos, la empresa debió de editar no más de cien programas de mano. Por primera vez en 25 años salí de la plaza sin llevarme el programa. No es esto lo peor de esta empresa que tan mal ha gestionado la primera-plaza-del-mundo, pero se lo apunto a los durmientes miembros del Cuento de Arreglos Taurinos, para que tomen nota, por si Taurodelta, o sus mentores, licita en el proximo pliego. El cierre lo echará la novillada del próximo domingo.

¡Esto es todo, amigos!

Cuadro de puntuación de la corrida de Valdefresno en Las Ventas el 12/10/2011

jueves, 6 de octubre de 2011

Damián Gil, fotógrafo de casta

Porque la vida te ha pegado demasiados cornalones, y siempre la has mirado de frente y sin perder la sonrisa. Y, además, porque te debía la foto. No es buena, pero vaya en mi descargo que el artista esta vez estaba del otro lado del objetivo.


lunes, 3 de octubre de 2011

Mucho ruido y pocas nueces. Las Ventas 2 de octubre de 2011

El toro es un animal bello, también por su armonía. Incluso en la cornamenta. Lo abierto y lo vuelto será  muy llamativo y espectacular, pero no es armónico.

Los pitones no cabían en la muleta de Rafaelillo

Los últimos claros del día y la temperatura invitaban a quedarse comentando la tarde en los alrededores de Las Ventas. Los bares se veían muy concurridos y el Rincón de César no era una excepción. Intentaba abrirme paso para entrar cuando una voz grave y algo ronca, inconfundible, me detuvo:
-¡Cadahalseño, venga acá!

Volví la vista y, en una mesa de la terraza, sentado, reinaba don Venteño. Y digo reinaba porque era de ver la felicidad que irradiaba. Traje claro, corbata y pañuelo a juego, sombrero blanco con el ala caida sobre la cara, apoyado con los antebrazos en la mesa, y en ella una cubitera con una botella de albariño "Pazo Piñeiro", dos vasos y dos platos y una gran fuente metálica repleta de mariscos. Su sonrisa, de oreja a oreja.
-Menos mal que ha venido, porque ya me temía tener que embaularme todo esto yo solo.

-No se preocupe, para estas tareas tan penosas siempre se encuentran voluntarios... o voluntarias. ¿Desde cuando está aquí?

-El otro día me quedé para hacer el encargo a Remi, con la prohibición de abrir la mui. Y por su cara de sorpresa, veo que ha cumplido. Échese el vino y póngase la servilleta que estos bichos son traicioneros y, aunque muertos, lanzan derrotes al pecho. Me salí en el quinto para tener todo preparado para este fin de fiesta. ¿Qué ha pasado en el último?

Empecé con las quisquillas. -Nada que relatar del sexto. Un toro ofensivo que salió sin fijeza, buscando la salida, que se quedó en el peto sin empujar; lo banderillearon a destajo y quedó gazaponcito y sin pasar, lo que hizo aflorar dudas en Serafín Marín. Necesitó un golpe de cruceta porque la media pasada y tendida, aliviándose, no valió.

Él había dado cuenta de un carabinero. Enganchó una cigala, la tanteó y la descabezó:
-Esta de las pinzas es una hembra magnífica. Se ha portado el jodido Remi. Bueno, ¿y qué me dice de los adolfos?

-Para empezar, que parece que Adolfo ha llenado el granero y ya comen. Fuera de bromas, la presentación ha sido aceptable, aunque desigual. Dos toros de testas abiertas y cornivueltas, muy aparatosos, y que, misterios de corrales, fueron al mismo lote: el de Rafaelillo. Bajaron la nota de la presentación el segundo y el quinto. Y de juego, pues una ensalada, con un poco de todo: una alimaña -el primero-, un buen toro, el cuarto, y los demás con poco fondo. O sea, llamativa fachada pero algo vanos por dentro. Y de edades, pues todo un muestrario: hasta tres guarismos en la paletilla, con dos toros de seis años menos un mes, segundo y sexto.

Dejó las pinzas de las dos cigalas a un lado:
-Estas me las llevaré a casa para trabajarlas con tranquilidad, hoy que puedo que estoy solo. Pero a lo que vamos. Yo deseo vivamente que de vez en cuando salgan toros aparatosísimos y marrajos, solo sea por compensar tanto minimalismo taurino y tanta borreguería como inundan nuestros cosos. ¡Coño, que ya es hora de recuperar la emoción que hizo nacer y crecer a este espectáculo! ¿Usted cree que con las corriditas de estos tiempos habría arrancado la fiesta? Así que vivan las perchas, las puntas y la mala leche. Como le digo esto le digo también que a la corrida le ha faltado casta, porque la poca que tenían se la han dejado en el peto.

Yo andaba enfrascado con las gambas rojas. -Estoy de acuerdo con usted, pero lo deseable es que las figuritas también pechasen con esto.

-No me sea pardillo, cadahalseño. Si les va tan bien con sus toritos bondadosos, y tanto se les ensalza y tanto se les paga, sería de memos jugársela con corridas duras. Pero a mí que luego no me vengan con que si figuras, que si toreros de época y gilipolleces de este jaez.

-Esa batalla está perdida. De todas formas esas velas son muy aparatosas pero nada certeras. Si el "Aviadorcito" hubiera sido apretado y cornicorto, a José Mora con los derrotes que le pegó cuando estaba en el suelo le habría enganchado por muy mal sitio, y se fue solo con la primera cornada en el muslo.

Liquidó la segunda cigala, se chupó los dedos.
-A propósito de esa cogida. Ese primero había sembrado el pánico, no sé si por pregonao o burriciego, y cuando Mora estaba a su merced en el suelo nadie fue capaz de echar un capote a los ojos del marrajo, ni de llevárselo después lejos, que hubo de salir el herido corriendo y cayendo antes de llegar a la barrera. Y lo peor de todo, allí el personal, con la excusa de ayudar al herido, se metió para el callejón, y cuando el toro fue a por el caballo de Antonio Muñoz en el uno, solo andaban por allí Abraham Neiro y Rafaelillo. Los otros dos matadores estaban metidos en el burladero del 8. Y no solo eso, en el tercio de banderillas Antonio Barrera abandonó su sitio en los medios para irse reculando a las rayas del 3.

-Lo que fue impresionante es la fuerza de ese primero, soportó cuatro señores puyazos, y quizás le faltó uno, porque llegó con poder al último tercio, aunque con menos humos, entre otras cosas porque Rafaelillo le echó dos pares, y se puso en un terreno que ya me gustaría a mí que pisaran las figuras con un bicho así, inlcuido el de Galapagar. Incluso lo intentó por el imposible pitón izquierdo. Y después de la estocada en todo lo alto, que clavó con mucho mérito y habilidad el murciano, murió con la boca aún cerrada. Y que no se me olviden los arrestos que le echaron Mellinas y el Niño de Santa Rita con los palos.

-Si es que estas cosas no se valoran. El castigo que llevó este con la puya es superior a la suma de todos los toros indultados esta temporada en España. Así nos va.

Dejé que siguiera con las quisquillas, que había dejado para el final. -Y tanto que no se valoran, que Rafaelillo no dio ni la vuelta al ruedo, y no soy sospechoso de "rafaelillista". Y en el cuarto, qué bien lanceó en el saludo, rematada con media a pies juntos y larga, aunque acabó desarmado. Aunque metió los riñones en el peto, se quedó después sin empujar y le cuidaron en la segunda vara. Tardó el diestro en encontrarle el pitón izquierdo, después de no acoplarse por el derecho. El animal se rajó en cuanto Rafaelillo le obligó y le pudo. Lo que quedó feo fue el metisaca en los sótanos, que bastó. Pero, amigo, sea en su descargo el fielato que tenía que pasar.

-No me han gustado Antonio Barrera y Serafín Marín, pero, ¡ojo! merecen el respeto de todo aquel que hace el paseíllo con este ganado. Barrera tuvo un segundo, noble, que embestía al paso y humillado, como albaserrada que era, aunque solo por el derecho, porque por el izquierdo carecía de recorrido. El veleto y silleto quinto anduvo a la defensiva, volviendose sobre los cuartos traseros, sin dar posibilidades al sevillano, al que incluso le pegó un viaje que rasgó la taleguilla. Y Marín se topó con un tercero, al que tapó sin ton ni son el piquero en sus entradas, que no quería otra cosa que quitarse la muleta de delante, pero al que llevándolo empapado y dando salida se le habría podido sacar alguna serie apañadita, aunque tenía otro gran defecto, que era la de salir con la cara alta en cada pase. Y practicó también la suerte del metisaca. Del sexto ya me habló usted antes.

Yo ya no podía más con la bandeja. Bien es cierto que a medida que han pasado los años, me va tirando más el puchero, cosas de la edad. -Bueno, ya no puedo más, tenga en cuenta que los domingos alterno en mi pueblo y no venía preparado. Pero supongo que Remi sabrá aprovecharlo. Por supuesto, quiero darle las gracias por tan sabrosa sorpresa. Aunque espero que no vuelva a saltarse el régimen en mucho tiempo.

-Es lo mínimo que podía hacer para celebrar que siga vivo, Y qué mejor que con usted, que me ha aguantado tantas tardes.

Aproveché que salía Remi, le ofrecí una copa de vino y le hice brindar también:
-Para paciencia, la que tienen mis lectores, por los que alzo la copa y brindo con este insuperable albariño. ¡Va por ustedes!

Cuadro de puntuación de la corrida de Adolfo Martín en Las Ventas el 02/10/2011


domingo, 2 de octubre de 2011

Tarde de toreros machos. Las Ventas 1 de octubre 2011

Se supone que la presidencia de Las Ventas, ocupada por comisarios de policía, pone especial celo en que el espectáculo transite por los caminos permitidos por el Reglamento Taurino. No obstante, es habitual que los presidentes -unos más que otros- tengan manga ancha en cuanto a la aplicación del art. 84.1El Presidente podrá ordenar la devolución de las reses que salgan al ruedo si resultasen ser manifiestamente inútiles para la lidia, por padecer defectos ostensibles o adoptar conductas que impidieren el normal desarrollo de ésta”. Hoy, sin ir más lejos, el cuarto toro era “manifiestamente inútil” para la lidia, por su “manifiesta invalidez”, pero el Sr. Muñoz Infante ha decidido no devolverlo. El apartado siguiente dispone: "2. Cuando una res se inutilizara durante su lidia y tuviera que ser apuntillada, no será sustituida por ninguna otra." El primero de la tarde se partió el cuerno al entrar al caballo y el usía se plegó a las protestas del público (que se agudizaban si el animal manseaba) y mandó salir a los cabestros. Dice otro artículo, el 80.4: "El espada podrá descabellar a la res únicamente después de haber clavado el estoque. En otro caso, deberá realizar nuevamente la suerte con el mismo". David Mora, en el segundo y el cuarto tiró de cruceta sin haber clavado la espada, sin que público o alguacilillos hicieran reproche alguno. Esto, en Madrid, imagínense en otros lares. Entonces, ¿para qué un reglamento?

Los dos supervivientes reciben el reconocimiento del público

La charla de la tarde habría de ser necesariamente breve, pues como sábado que era, debía partir rápidamente a mi pueblo. Por eso llegué raudo nada más terminar el festejo. Pero hete aquí que don Venteño apareció en el Rincón de César con mayor retraso del habitual.
-Perdóneme, pero hoy tenía que quedarme a aplaudir la salida de los toreros.

-No hay que perdonar nada. Pero hemos de abreviar, que tengo que irme volando a Cadalso de los Vidrios.

-No sabía que tenían aeropuerto. Por cierto, que no me invitó a la feria del Cristo.

-Mire, don Venteño. Está invitado a venir por allí cuando guste, menos en fiestas, porque usted cree que todas las plazas deben ser como Las Ventas, y como tiene la virtud de no callarse, acabaría regañando con más de uno. Y no es plan.

Pareció no encajar bien el comentario:
-Tomo nota.

-Bueno, que nos estamos desparramando y hoy no puedo darme ese lujo. ¿Qué le ha parecido la tarde?

-Francamente interesante. Podría haber sido soporífera, pero los diestros se han encargado de que nadie bostezara. A esto se le llama disposición. Y temeridad, quizás también. Que ninguno haya ido al hule solo puede explicarse con argumentos metafísicos.

Despaché mi caña de dos sorbos, hacía calor: -Yo creo que la tarde ha tenido muchos matices. En primer lugar, una corrida de Gavira muy desigual en presentación y comportamiento. Un reflejo de lo que tiene en el campo, por otra parte. De contrincantes, dos toreros que han salido a darlo todo desde el primer momento hasta la muerte del último toro, a veces sin mucho raciocinio, pero qué difícil es mantener la cabeza fría en estos casos.

-Se vio ya cuando Ivan Fandiño no dejó pasar la primera ocasión para replicar por chicuelinas un ajustadísimo quite artístico de David Mora en el primero bis de Lozano Hermanos. Por cierto que las chicuelinas, enganchadas, tanto de uno como de otro, fueron tan ajustadas que los pitones del colorao rozaron sus piernas y en una de ellas, Fandiño fue al suelo, haciéndose un oportuno autoquite con su capote. Ese sobrero había salido buscando el callejón con descaro y manseó en varas. Después quedó calamocheante y sin recorrido. Buena fue la estocada arriba, volcándose. ¡Hala! ya le he hecho la reseña del primero.

Estaba hablador, se veía que hoy no había salido defraudado. Decidí continuar analizando la labor de Iván Fandiño: -Ahí estuvo el primer susto del vizcaíno. En el segundo, al intentar unas gaoneras le enganchó de la taleguilla y hubo de recurrir al vaquero corto de repuesto el resto de la tarde. Y el peor de todos fue en el quinto, cuando se fue detrás del estoque y el toro le empitonó por el vientre y le dejó inmóvil y encogido en el albero. No me diga cómo el pitón no penetró en su cuerpo.

Me interrumpió:
-Entró a matar o morir. Fue un estoconazo que mató fulminantemente a ese impresionante quinto, "Fantástico" en la tablilla y 626 kilos en la báscula; un tío con toda la barba, apretadísimo de carnes y con dos velas que no verán los del G10 en lo que les queda de oficio. Sólo por esa estocada se daban clamorosas orejas hace unas décadas. Hoy me temo que se la han dado por lo trágico del momento.´

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El estoque hasta la cintas en lo alto y Fandiño catapultado por el pitón derecho.
Galería completa de imágenes: Blog de Rafa Carlevaris

-Pero es que no fue sólo la estocada. Es que el bicho se había escupido en los cinco encuentros al caballo, de los que en alguno salió coceando, y quedó con poder. Menos mal que Jarocho (que ya había pareado bien al primero) lo bregó con mucho oficio, a pesar de las dificultades, y Miguel Martín no le perdió la cara en palos, sobresaliendo en el tercer par. Esto le fue arreglando. Si Fandiño no fuera quien es y no hubiera venido a por todas, le habría tocado las orejas, y tras una de aliño le habría pasaportado con un bajonazo a paso de banderillas. Y no habríamos visto a "Fantástico". Porque el galafate, manso de libro en varas, era fiero y se arrancaba como un resorte a los cites de muleta. A la presencia y a esas arrancadas se sobrepuso Iván y le sacó tandas por el derecho. Por el izquierdo tenía más recorrido y el diestro le largó mucha tela. Al final se vino a menos y en las manoletinas finales se rajó.

Éstábamos concentrados en la charla y no reparamos en un grupito que lideraba un "enterao" para el que no "habíamos visto un pase en toda la tarde". Si le llega a escuchar don Venteño, la pelotera habría sido de comisaría. Metió baza:
-Es que si esta corrida la torean otros que yo me sé, salimos aburridos y echando pestes de la tarde. A Gavira estos dos le han medio salvado, porque del todo, es imposible. En lo que falló Fandiño fue en la lidia del tercero, un manso sin fijeza ni nobleza, que anduvo a su aire en los dos primeros tercios y que quedó gazapón y reservón en el último. Se imponía doblarse con él, corregirle el gazapeo y andarle por la cara; y no el intentar dar pases como hizo, muy voluntarioso, pero al azar de un derrote. En este falló con los aceros.

Calló y vació su vaso de agua, como para dar por concluida la parte de Fandiño. Cambié, pues, el tercio: -Bien, hablemos de David Mora. Le adelanto que uno de los recuerdos que me acompañarán siempre fue esa serie de lances que dio tras incorporarse del recibo a portagayola del segundo, con el toro aún sin saber dónde andaba, con todo su poder y apretando. Allí, en el tercio del 3, ligó unas verónicas apretadísimas, con el toro comiéndose el capote por ambos pitones, enroscándose en cada una de ellas, alrededor de la vertical del madrileño. Realmente emocionante.

Observé que le chispeaban los ojos:
-Hubo alguien a mi lado que miró si echaba atrás alguna zapatilla. Esta plaza se está llenando de ignorantes que se saben cuatro cosas que oyen, sin ser capaces de valorar las condiciones del toro. Estoy harto de decir a quien quiera oírme que el fiel medidor de la actuación de cualquier diestro es el toro. Pero, claro, como están acostumbrados al bobo moderno y a que los lances se dan cuando ya está picado y apenas se tiene en pie...

Mis previsiones de una charla rápida se estaban evaporando. -Ese feísimo segundo manseó ya en el caballo, y le perdonó la vida en el suelo a Fandiño, en el quite que antes comenté, con los pitones en el pecho sin derrotar. No persiguió en palos; feble, noble y de tirasoga en la muleta. El cuarto tampoco le dio opciones por inválido y descastado. En ambos alargó la faena de forma baldía y contraproducente. En ninguno de los dos clavó el estoque y, sin embargo, descabelló. Bueno, el cuarto se echó sólo y Víctor Manuel Martínez hubo de ejercer de matador.

Para liquidar la cosa, le pasé el testigo: -Maestro, le toca el sexto.

No se hizo de rogar:
-También era un pavo, pero menos aparatoso que el quinto. Le saludó con dos firmísimas verónicas, pero se le metió en la tercera. Aunque apretó en la primera vara, que cayó trasera, en la segunda no se empleó. Volvió a intentarlo David Mora con el capote, para mí su mejor faceta, esta vez con gaoneras, que quedaron deslucidas porque el de Gavira perdió las manos. Se movió poco en palos y en la faena, aunque se arrancó de largo a los medios, enseguida se paró y dio fe este "Notario" que no estaba por colaborar, volteando a Mora. A partir de ahí, como el madrileño quería llevarse algo en el esportón, lo intentó sin importarle el riesgo y todo fue una sucesión de "uys", jugándosela sin taparse, como requería la adversa condición del toro, que no pasaba y buscaba. Al final, acertó con una estocada habilidosa, de mérito dadas las condiciones del cornúpeta.

Se me había hecho de noche la tarde que más prisa tenía. Busqué a Remi para pagar, pero don Venteño me cogió la mano y me empujó hacia la puerta:
-Váyase ipso facto a su pueblo que se la está jugando y quiero verle aquí mañana.

Cuadro de la puntuación de la corrida de Gavira en Las Ventas el 01/10/2011


sábado, 1 de octubre de 2011

A don Fernando, in memoriam. Las Ventas, 30 de septiembre de 2011

Ayer faltaron él y Pedro, su sobrino. Era muy raro, por lo insólito de que don Fernando no estuviese con mucho adelanto sentado en el número 50 de la primera fila de la grada del 3. Siempre atento, educado, callado, haciendo el quite a cualquiera que no hubiera podido coger un programa, la revista de El Toro o la que la Comunidad reparte la tarde de la Beneficencia. Desenvolviendo su sempiterno bocadillo a la muerte del tercer toro. Bueno, un poco antes. Y celebrando su santo el 30 de mayo, provisto de unas botellas de vino y una pila de vasitos de plástico. Era un hombre bueno, saltaba a la vista desde el primer día que lo conocí. Y más de 25 años de vecino de abono lo han corroborado. Hoy me he enterado de que murió el pasado martes. Nos despedimos el 8 de junio, deseándonos un buen verano, como cada año. Ya no habrá más "hasta mañana", cuando desfilaba delante de mi asiento al finalizar cada corrida, y bien que lo he echado de menos esta tarde. Imagino cómo estará Pedro, y me hubiera gustado darle un abrazo. Descanse en paz.

Así hacía "Pompito" el avión por el derecho

Alcancé a don Venteño en la misma puerta del Rincón de César. Estrenaba un sombrero blanco que se quitó con la zurda para dejar salir a una hembra de mucho trapío y ya de cierta edad, inclinando la cabeza a la par que dibujaba disimuladamente un natural. Le susurré por detrás: -Ese codilleo.

-¡Ah, es usted! Ya ve, se me ha ido viva, casi como el cuarto a El Cid.

-Bueno, no se me adelante, que dejaremos eso para el final.

-A mandar. Ande, pídame el aguachirle ese azul que me voy a aparcar a la mesa del fondo.

Hice una seña a Remi y me senté con don Venteño. Sacó un pañuelo inmaculado y se secó el sudor.
-¡Vaya calor! Debe de ser cosa del cambio climático.

-No me hable del tiempo que para eso ya tengo el ascensor de mi casa. Dígame qué le ha parecido la corrida del Puerto de San Lorenzo.

Miró con cara de cansancio, mientras se guardaba el pañuelo en el bolsillo de la chaqueta.
-Pues que le podían haber aplicado la Ley de Dependencia, porque cuatro de los seis eran inválidos. Y ahí tiene usted a don Trinidad ahorrando dineros, con la complicidad de El Cid y Castella, que mantuvieron casi con pinzas al primero, segundo y quinto. Al sexto no le pudieron salvar, creo yo que porque les dio vergüenza tanta desvergüenza. Así que de esos tres ni una palabra.

-Hablemos pues del lote de Perera, y dejamos al cuarto para el final.

Apareció Remi con las bebidas y un aperitivo de chipirones a la plancha: -Aquí está el agua y la caña y unos chipirones de enfermo, que los he hecho yo sin gota de sal.

Refunfuñó don Venteño:
-Esos no son de enfermo. Son descastados como todo lo de estos tiempos: toros, afición...

Traté de que no se dispersara: -Gracias Remi. Un detalle.

-Al extremeño le ha tocado un tercero sin trapío, que sacó esa mansedumbre franca, rebrincada y móvil característica de los atanasios, aunque sin escarbar. Tuvo bastante con conseguir que no se le escapase a cada pase. Recorrió todos los terrenos procurando la quietud, favorecida por la tendencia siempre centrífuga de la embestida de "Playero", que no corrigió, mostrando siempre los vuelos externos de la muleta. Se alivió con el estoque y se "lució" con la cruceta. No me dirá que no se lo doy en bandeja.

-No me quejo. Y ya que se ha embalado, vamos con el sexto.

-El sobrero de Los Bayones era acapachado y recortadito. Salió revoltosillo y manseó en varas, se frenó en palos y llegó a la muleta flojo y entrando al paso. A Perera le bastó una estocada pasada.

Dejé que bebiera un sorbo: -Bien, nos queda lo importante: Nuestro queridísimo Manuel Jesús.

-Y dice bien´por lo de "queridísimo", que yo he sido "cidista", pero ya sabe que hace años que no es "mio Cid". Y hoy ha demostrado que hay rescoldos de su época dorada, pero no sale la llama. Yo se lo resumiría en: una, uno y una.

-Me lo explique.

-Muy sencillo, cadahalseño. Una estupenda media verónica en el quite, aunque el toro la siguió con la cara alta; un natural extraordinario; y una tanda suprema con la derecha, que era el pitón del toro. En todo lo demás, por debajo del boyante "Pompito", toro extraordinario para capote, banderillas y muleta. O sea, toro de cante grande. Y mira que además lo lució dándole el sitio que demandaba, pero hubo demasiados alivios.

No podía ni quería llevarle la contraria: -Sí, faltó ajuste en la faena. Aunque me quedo también con la última serie genuflexa en las rayas. Y como en las grandes ocasiones, falló a espadas.

-La pena fue que el toro bajara de nota en el caballo, ¿no le parece?

Asentí: -Así es, aunque empujó en la primera vara, salió suelto y la segunda no pasó de picotazo.

Apuró su vaso, cogió el sombrero y se levantó:
-Bueno, cuando guste, que no quiero quitarle tiempo para que escriba esto. Que luego sus pocos pero fieles lectores me echan la culpa del retraso.

-No haga caso, es por chincharle, que como saben que usted enseguida embiste...

-Por cierto, que hoy le voy yo a destacar al banderillero: Guillermo Barbero, eficaz desviando al toro del caballo de puerta, honrado pasando en falso para no clavar en mal sitio y torero saliendo del par de banderillas. Todo en el sexto. Hubo más, pero en los toros de los que hemos decidido no hablar.

-Anotado queda.

-Y váyase que me quedo a pagar. Ya le dije que me sobra el dinero con tanto ahorro, y no quiero que se lo lleve todo el "impuesto de los ricos".

Metí mis apuntes en el bolsillo y me malicié que era una mera excusa para quedarse en el bar.

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Cuadro de puntuación de la corrida del Puerto de San Lorenzo, el 30/09/2011 en Las Ventas


Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...