Andaba Luis Bolívar intentando sacarle algo al complicadísimo cuarto, un toro gazapón, pegajoso e incierto. Probablemente, el colombiano no estaba haciendo las cosas todo lo bien que debiera, pero en lo que evidentemente no podía entretenerse era en darle pases y ponerse bonito como si fuera ese borreguito habitual de una tarde sí y otra también. Y en esos afanes andábamos, cuando una voz desde la grada del 3 recrimina al diestro: ¡Picoooooo!
Son lo perniciosos efectos del triunfo de la torerimaquia.
Los papelillos en el 4. La faena, en el extremo opuesto. ¿Para qué los echan?
Le ayudé a bajarse. Se negó a que le acompañara hasta su piso, asegurándome que en cuanto hiciera la llamada, su hijo le llevaría a Urgencias. Me despidió en el portal, emocionado, con los ojos brillantes y la voz quebrada:
-Amigo, ha sido un auténtico placer. Adiós.
Me abrazó unos segundos, apretándome fuertemente. Le vi meterse en el ascensor y me invadió la amarga sensación de que algo se acababa irremesiblemente.
Me apresuré a llegar al "Rincón de César" porque tenía interés en conocer la opinión de don Venteño sobre la corrida. Tanta prisa me di, que hube de esperar un rato hasta que compareció. Me pareció avejentado.
-Buenas tardes. Perdone el retraso pero esta cuestecita me ha fatigado. Hoy prefiero un vaso de agua.
-Tome asiento y descanse. ¡Remi, un vaso de agua especial para el maestro!
-Ya no tengo fuerzas ni para cabrearme. Porque mire que ha habido razones para ello. Empezando con don Joao Folque. Claro, que en el pecado lleva la penitencia, porque ha dado munición a sus enemigos, que tiene muchos y poderosos.
-No ha sido su mejor tarde en Las Ventas, pero tampoco ha sido la peor corrida de la feria.
Se acodó en la barra, limpiándose el sudor de la frente:
-Es igual, mañana leerá usted en el papel y en los medios de internet que ha pegado un petardo, que los presuntos toristas somos unos ignorantes y que todas estas ganaderías no son sino hatos de moruchos. Se les habrá olvidado una buena lista de vacadas que han fracasado, como Samuel Flores, Las Ramblas, El Cortijillo, El Torreón, Parladé, Puerto de San Lorenzo, Núñez del Cuvillo, Vellosino o Valdefresno. Para este atajo de majaderos no habrá habido más petardos que Palha y Partido de Resina, e incluso, alguno de los más estúpidos querrá meter también a José Escolar. Y proclamarán que la auténtica bravura es la de los toritos de las figuras, porque embisten con nobleza y "colaboran", y que eso es lo único que hay que traer a Madrid. Y esto cala en los ignaros espectadores que les siguen y que repiten su matraca como loritos. Y algún jurado acabará dando un premio a "Rodalito", no te jode.
Todo esto lo dijo en voz alta, como queriendo que la concurrencia le escuchase y se abstuviese de decir alguna tontería al uso.
-Sabiendo eso, efectivamente, don Joao Folque debió al menos cuidar la presentación, que ha sido mala. En particular, el avacado tercero no debió ni embarcarlo en la finca.
-¡Claro! Que no estamos en condiciones de perder batallas contra los taurinos, que son los peores enemigos de la Tauromaquia. De lo que no se darán cuenta es que esta tarde pocos se habrán dormido, a diferencia de otras muchas de sonoros bostezos. ¿Eso es lo que quieren estos necios, bostezar? Pues yo no. Ni tampoco ver pegar mil pases a un carretón. Yo quiero ver lidiar a un toro, poderle, someterle y llegar a la creación artística, y no a la falsa pose estética.
Cada vez sudaba más y empeoraba su aspecto, pero hoy parecía dispuesto a defender su verdad con uñas y dientes:
-Mire cadahalseño. Ellos no se conforman con tener el 95% de los carteles de la temporada según su dudoso gusto. Necesitan el 100%, asfixiarnos, no dejarnos ni un festejo con toros de lidia. ¡Coño, que nos dejen vivir! Y así pasa, tanto se ha extendido la torerimaquia, que ni los toreros conocen la técnica de lidiar, ni los públicos saben que hay algo más que el derechazo y el natural. Y sale un toro complicado y en seguida se oye: "No sirve, es manso, mátalo". Y así no sobreviviremos.
-Hablemos algo de la tarde de hoy. Si quiere empezamos por Luis Bolívar.
Volvió a beber agua, mientras se tocaba el pecho con la mano:
-Me ha debido de sentar mal la comida, porque tengo unos gases que casi no me dejan respirar. ¿Luis Bolívar dice usted? Tiene un problema: que luce los toros. Les da distancia y ventajas, y con eso tira piedras contra su propio tejado, puesto que la gente se pone de parte del toro, magnificando sus virtudes. Y si encima no lo aprovecha, peor, como le pasó en el primero, soso, pero que metía la cara. Y con el cuarto, que había que poderle, fue incapaz de meterlo en el canasto.
-Tampoco anduvo muy despierto Salvador Cortés.
Don Venteño se removía en el asiento, como si estuviera incómodo:
-El sevillano lo intentó, pero a ver las condiciones de sus toros: el playero de Carmen Segovia, fue de arrancada, frenazo y derrote, que acabó como uno de Guisando y con el que se puso terco; y con el altísimo y largo quinto, le faltó dar el paso en la faena de muleta, porque se limitó a sobarle y ahí se vio que el toro respondía por abajo. Aunque no estuvo bien, le pitaron injustamente, porque fácil, no era. Un silencio habría bastado.
-Por cierto, que ese quinto fue el único que hizo buena pelea en varas. Los demás, sobreros incluidos, mansearon sin disimulo. Si acaso el cuarto empujó en el peto, pero salió suelto en los dos encuentros.
-Y lo que fueron lanzas del público para el colombiano y el sevillano, se tornaron cañas para el madrileño. Y ya me gustaría saber por qué. David Mora estuvo mal. Así, como le cuento. Al tercero, que, como dicen los taurinos, "se dejó" en las dos primeras series, aunque se colocó bien, le cortó el ritmo con el unipase y sus dudas para no dar el toque y ligar los muletazos, situándose además donde más viento hacía. Y con el sexto de Aurelio Hernando dio un auténtico mitin en la brega, que en otros tiempos habría desencadenado el escándalo en los tendidos. Pero hoy, ya ve, lo único que celebran los tendidos es la resurrección de don Hilarión en la grada del 8. Ese jabonero, que se volvió tres veces a toriles, era abanto y descastado, y lo primero que debió hacer, y no hizo, fue fijarlo con el capote. Hasta que no salió Domingo Navarro por la tronera del burladero del 10 y le citó dos veces desde allí, ese animal fue durante muchos minutos a su libre albedrío. Después, tras permitir demasiadas entradas al caballo, en la muleta dio mil pases a un "charolés" que llegó a quedarse dos veces a medio pase, sin torcer un milímetro el cuello, como buey uncido al yugo. Y mató tan mal como sus compañeros. Si algo hay que poner en su haber, amén de su valentía, es el de realizar el único quite "artístico" de la tarde, al sobrero de Carmen Segovia, aunque las chicuelinas quedaran deslucidas.
-Sí, porque el que se infló a quites fue Domingo Navarro, al que ha mentado antes. Tres, a una mano, en el segundo tercio del tercero, otro más en el del sexto, más otros tres quites echando el capote oportuno desde el callejón: uno, a la salida de un par en el quinto (tendido 10); otro, en el primer tercio del sexto (tendido 2); y el tercero, a David Mora a la salida de la suerte de matar en ese mismo toro (tendido 5). Qué afición tiene este hombre.
-Tampoco anduvo muy despierto Salvador Cortés.
Don Venteño se removía en el asiento, como si estuviera incómodo:
-El sevillano lo intentó, pero a ver las condiciones de sus toros: el playero de Carmen Segovia, fue de arrancada, frenazo y derrote, que acabó como uno de Guisando y con el que se puso terco; y con el altísimo y largo quinto, le faltó dar el paso en la faena de muleta, porque se limitó a sobarle y ahí se vio que el toro respondía por abajo. Aunque no estuvo bien, le pitaron injustamente, porque fácil, no era. Un silencio habría bastado.
-Por cierto, que ese quinto fue el único que hizo buena pelea en varas. Los demás, sobreros incluidos, mansearon sin disimulo. Si acaso el cuarto empujó en el peto, pero salió suelto en los dos encuentros.
-Y lo que fueron lanzas del público para el colombiano y el sevillano, se tornaron cañas para el madrileño. Y ya me gustaría saber por qué. David Mora estuvo mal. Así, como le cuento. Al tercero, que, como dicen los taurinos, "se dejó" en las dos primeras series, aunque se colocó bien, le cortó el ritmo con el unipase y sus dudas para no dar el toque y ligar los muletazos, situándose además donde más viento hacía. Y con el sexto de Aurelio Hernando dio un auténtico mitin en la brega, que en otros tiempos habría desencadenado el escándalo en los tendidos. Pero hoy, ya ve, lo único que celebran los tendidos es la resurrección de don Hilarión en la grada del 8. Ese jabonero, que se volvió tres veces a toriles, era abanto y descastado, y lo primero que debió hacer, y no hizo, fue fijarlo con el capote. Hasta que no salió Domingo Navarro por la tronera del burladero del 10 y le citó dos veces desde allí, ese animal fue durante muchos minutos a su libre albedrío. Después, tras permitir demasiadas entradas al caballo, en la muleta dio mil pases a un "charolés" que llegó a quedarse dos veces a medio pase, sin torcer un milímetro el cuello, como buey uncido al yugo. Y mató tan mal como sus compañeros. Si algo hay que poner en su haber, amén de su valentía, es el de realizar el único quite "artístico" de la tarde, al sobrero de Carmen Segovia, aunque las chicuelinas quedaran deslucidas.
-Sí, porque el que se infló a quites fue Domingo Navarro, al que ha mentado antes. Tres, a una mano, en el segundo tercio del tercero, otro más en el del sexto, más otros tres quites echando el capote oportuno desde el callejón: uno, a la salida de un par en el quinto (tendido 10); otro, en el primer tercio del sexto (tendido 2); y el tercero, a David Mora a la salida de la suerte de matar en ese mismo toro (tendido 5). Qué afición tiene este hombre.
-Así es, mereció saludar, como lo hicieron Juan José Domínguez y Pedro José Mariscal por su gran exposición para clavar en la cara del segundo, a milímetros de ser prendidos.
Se calló de repente e hizo un gesto de dolor, llevándose la mano al pecho.
-¿Le pasa algo?
-No sé, estos gases...
Me alarmé: -Déjeme que llame a un taxi y le llevo al hospital.
-No, déjelo. Iré, pero antes tengo que pasar por casa, para hacer un llamada.
-Tome mi móvil y llama de camino.
-No, necesito unos datos que tengo en casa.
Remi, que parece distraído, pero siempre al loro, me ofreció el coche para acercarlo a su casa. Don Venteño se montó torpemente:
-Qué injustos somos, cadahalseño. Al final, despidideron con pitos a Bolívar y a Cortés, y con aplausos a Mora. Pero si solo con anunciarse con los palhas merecen un respeto. Que piten y exijan a El Juli, a Morante, a Manzanares, a Cayetano, etc., porque estos figuritas nunca se acartelarán con ganaderías así. Ni por hacer un gesto.
Se calló de repente e hizo un gesto de dolor, llevándose la mano al pecho.
-¿Le pasa algo?
-No sé, estos gases...
Me alarmé: -Déjeme que llame a un taxi y le llevo al hospital.
-No, déjelo. Iré, pero antes tengo que pasar por casa, para hacer un llamada.
-Tome mi móvil y llama de camino.
-No, necesito unos datos que tengo en casa.
Remi, que parece distraído, pero siempre al loro, me ofreció el coche para acercarlo a su casa. Don Venteño se montó torpemente:
-Qué injustos somos, cadahalseño. Al final, despidideron con pitos a Bolívar y a Cortés, y con aplausos a Mora. Pero si solo con anunciarse con los palhas merecen un respeto. Que piten y exijan a El Juli, a Morante, a Manzanares, a Cayetano, etc., porque estos figuritas nunca se acartelarán con ganaderías así. Ni por hacer un gesto.
Le ayudé a bajarse. Se negó a que le acompañara hasta su piso, asegurándome que en cuanto hiciera la llamada, su hijo le llevaría a Urgencias. Me despidió en el portal, emocionado, con los ojos brillantes y la voz quebrada:
-Amigo, ha sido un auténtico placer. Adiós.
Me abrazó unos segundos, apretándome fuertemente. Le vi meterse en el ascensor y me invadió la amarga sensación de que algo se acababa irremesiblemente.
Cuadro de puntuación de la corrida de Palha el 01/06/2011 en Las Ventas(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación
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