Si algo ha caracterizado a esta primera corrida de la temporada venteña ha sido la desigualdad.
Desigualdad en la densidad de espectadores de sol (lleno) y de sombra (menos de media entrada).
Desigualdad de trapío en los toros. Desde un imponente 4º de 631 kilos, de espectacular cara, a un terciado 5º de 103 kilos menos, feo de cara y cuerpo.
Desigualdad en el comportamiento de los albaserradas. Manso, parado y a la defensiva el 1º, encastado y poderoso el 2º, peligroso el 3º, bueno a menos el 4º, soso el 5º y flojo el devuelto 6º. El sobrero de San Martín, flojo y colaborador.
Desigualdad en los coletas. Desconfiado y sin sitio Iván Fandiño, veterano Alberto Aguilar, y sin recursos el confirmante Gómez del Pilar.
Desiguales los tercios. Inexistente el toreo de capote, con el único atisbo en un quite de Aguilar por chicuelinas movidas al 2º. Aceptable el juego en el caballo, salvo el remiso 1º. Variedad en los rehileteros, sobresaliendo Jarocho en el 4º. Discretas faenas de muleta, más jaleada la de Aguilar al fácil sobrero. Y poca fortuna con los aceros, salvo la media en su sitio de Aguilar al 3º.
Bosquimano se arranca en la segunda entrada
Dicho lo cual, y de forma breve, diré que se guardó un minuto de silencio por Adrián el niño que quiso ser torero, antes de que Gómez del Pilar declarase sus intenciones yéndose a una portagayola frustrada por la mansedumbre defensiva y parada de un primero que no cambió su comportamiento hasta su muerte. A Noé le faltó suplir la mansa condición del victorino, que además se metía por dentro, con un toreo más de pies. Poco enganche tenía con el insípido 5º, el más noble de los albaserradas, pero sin posibilidades de llegar a los tendidos.
El 2º tuvo buena pelea en varas, bien picado por Rafael Agudo, y llegó a la muleta muy humillado y con mucha clase por el pitón izquierdo, desaprovechada por Iván Fandiño, incapaz de quedarse en el sitio y con naturales de tirón, para terminar con estocada baja. El 4º peleó con fijeza en el peto y metió bien la cara en los inicios de la faena de muleta, sin que el de Orduña lo aprovechase antes de que el toro de las 55 arrobas quedase andarín yendo a menos.
El 3º fue un toro que acometió al caballo sin entrega, y evidenció un pitón muy complicado, el derecho, que a punto estuvo de enviar al hule a Alberto Aguilar, pero con un muy potable izquierdo del que no supo beneficiarse el madrileño. Su segundo lo dejó para sexto, por pasar a la enfermería, y salió tan blandito que el usía devolvió en el segundo tercio. El sobrero de San Martín no estaba mucho más sobrado de fuerzas, pero a media altura pudo sostenerse en una faena de muleta estética y sin emoción de Aguilar, con altibajos en colocación y temple. A punto estuvo de sonar un tercer aviso que habría dejado en evidencia el habitual abuso y pesadez de los toreros cuando sale un toro noblote, como este santacolomeño a la mexicana que cerró la tarde.
La sensación final es que, al igual que en la Feria de San Isidro pasada, el gris resultado de la corrida de Victorino podía haber sido distinto con otros matadores. ¡Cómo se echa en falta a los especialistas de este encaste!
Cuadro de puntuación de la corrida de Victorino Martín (5) y San Martín (1)
LA TARDE TRAS EL VISOR
(en construcción)
2 comentarios:
Yo estoy de acuerdo en muchas cosas, a mi el segundo me pareció un buen toro que se fue sin torear y el tercero un manso pero encastado que valdría de prueba para medir al escalafón. El cuarto fue impresentable por hechuras, un Victorino no puede pesar y tener cuerpo de Cuadri. En resumen, la primera parte de la corrida no para tirar cohetes pero en Victorino y la segunda parte muy mala. La terna muy mal, es de las tardes que se te quitan las ganas de ir a las toristas con semejantes carteles... hasta que salga algún toro de bandera que levante la moral.. Pero pensar que todavía nos quedan los Robleños, Castaños etc.. no me da esperanzas.
Saludos¡¡
Así es. Y Robleño por partida doble. Y Dávila y Pinar...
Un cordial saludo.
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