Corría el año 1930, primero después del crash del 29. En Escalona Longinos Montero Díaz, un emprendedor vecino del pueblo, estaba terminando la construcción de una nueva plaza de toros y, aún sin concluir, programó su inauguración para el día 29, festividad de San Pedro, con dos novilleros toledanos y una ganadería de la zona, anunciándolo en la prensa toledana.
Diario "El Castellano" de Toledo, 07/06/1930
La ganadería anunciada, del cadalseño Paulino Alcázar, procedía de la famosa colmenareña de Vicente Martínez (jijón-vázquez-ibarra). La animación fue extraordinaria y los novillos fueron grandes, broncos y poderosos. Pedro Montes estuvo superior con el capote y realizó dos faenas temerarias con la muleta, amenizadas con la música, y con el acero estuvo breve. Natalio Sacristán Fuentes, muy artístico con el capote, superior con la muleta y acertadísimo con el acero. Ambos salieron a hombros ("El Imparcial" 30/06/1930).
Pedro Montes Mora era un novillero de 25 años, natural de Portillo, que comenzó su carrera en Gerindote, una tarde en que los toreros anunciados se asustaron del tamaño de los novillos y Pedro se arrojó al redondel y despachó la corrida. Alcanzaría después grandes éxitos, por su valor ciego, en las plazas madrileñas de Tetuán de las Victorias y Vista Alegre, y en las principales capitales de España y varias plazas de Portugal y Francia. Sufrió durante su carrera varias cornadas, algunas de ellas graves. En su pueblo, Portillo, un novillo le rompió una rodilla. En Toledo, en una tienta una vaca le dio una cornada grave. En 1929 fue el primero del escalafón de novilleros con picadores, sumando un total de 36 festejos, obteniendo éxitos rotundos en la plaza madrileña de Tetuán, que al solo anuncio de su nombre se llenó hasta siete tardes seguidas. A últimos de esa temporada fue cogido y estuvo más de un mes en el lecho. En la temporada de 1930 se encontraba más valiente si cabe, pero sin haber encontrado aquel sitio que él necesitaba para lograr los triunfos a que estaba acostumbrado. También fueron novilleros tres de sus hermanos: Luis, que apenas despuntó y trabajó después de banderillero; Mariano, el de más nombre y que había muerto el 13 de junio de 1926 en la plaza de Vista Alegre, donde el toro "Gallego", de Florentino Sotomayor, le seccionó la femoral y le partió el pulmón; y Jerónimo, el más pequeño, que se presentaría en Madrid en 1935 y que no progresó después. En Escalona, Luis actuaba de banderillero con su hermano, y Jerónimo presenciaba la novillada en el tendido.
Pedro Montes Mora. Imagen tomada del blog Gestauro
Natalio Sacristán Fuentes nació en Santa Olalla en el seno de una familia acomodada, hermano de Julián, matador de toros. Había debutado en 1926 y toreó por primera vez en Madrid en 1929, temporada en que sumó 24 corridas.
Portada del semanario "Fiesta Brava" de 31/05/1929
Dado el éxito del festejo del día de San Pedro y la íntima amistad que unía al empresario con los diestros, la empresa repitió el cartel para la festividad de Santiago, el 25 de julio de 1930, anunciándose dos novillos de Paulino Alcázar y otros dos del también ganadero cadalseño Ricardo Sáez, de la misma procedencia de Martínez.
Herradero de la ganadería "Ricardo Saéz". Imagen tomada del blog Sotosalbos Vive
Este festejo del día de Santiago comenzó con un lleno rebosante (según "El Imparcial", aunque para "La Libertad" solo había media entrada) y Pedro Montes obtuvo gran éxito toreando con capote y muleta al primer bicho de Saéz, bravo y de pelo negro, al que después de una gran faena amenizada por la música y entre el entusiasmo del público, despachó de un enorme volapié, cortando una oreja (según "La Libertad", aunque para "ABC" sólo hubo petición) o las dos orejas y el rabo (según "El Imparcial" y "El Siglo Futuro").
Salió el segundo novillo, de la ganadería de Ricardo Sáez, número 31 y de nombre "Español", el mismo del semental vazqueño que Vicente Martínez compró en 1875 a Joaquín Pérez de la Concha (procedencia Concha y Sierra) y que introdujo en la ganadería colmenareña la característica capa de berrendo aparejado o "berrendo Martínez". El de Sáez, sin embargo, era negro, además de hormigón, bravo y pegajoso y Sacristán Fuentes oyó una gran ovación toreando ceñidísimo a la verónica, después de voltear al banderillero Muntaner, lanzándolo a gran altura. En su turno entró Pedro Montes al quite, se echó el capote a la espalda y dio tres lances de frente por detrás enormes y media colosal. Al rematar, el bicho se le quedó debajo y achuchó, obligando al portillano a intentar refugiarse en un burladero, pero antes de entrar fue prendido por el novillo furiosamente contra las tablas, dándole un tremendo hachazo en el muslo derecho. Acudieron todos al quite, entre ellos su hermano Luis, banderillero que se encontraba en el callejón. Pedro, intensamente pálido y sin conocimiento, arrojando un tremendo caño de sangre por la pierna, fue trasladado por su hermano y por los monosabios a la enfermería, donde esperaban los médicos de Escalona y sus colegas de Santa Olalla y de Cadalso que habían acudido a presenciar la corrida. Todos ellos se apresuraron a reconocer al herido, que presentaba un tremendo boquete en el muslo derecho, por encima de la rodilla, con rotura completa de la arteria femoral, penetrando a la cavidad abdominal. Mientras unos intentaban ligarle la arteria y otros contener la hemorragia, se le pusieron varias inyecciones de cafeína, pero la reacción no se operó en el desventurado torero, que falleció a los pocos instantes, sin haber recobrado el conocimiento, ante los ojos de sus hermanos Luis y Jerónimo, en una escena de honda y dolorosa emoción.
El parte médico decía lo siguiente: "Durante la lidia del segundo toro ha ingresado en esta enfermería el diestro Pedro Montes, a consecuencia de una herida por asta de toro, en la región inguinoabdominal derecha penetrante en el vientre, seccionado la femoral y otros vasos importantes, de veintitantos centímetros de profundidad, con dirección de abajo arriba y de dentro afuera. El estado, de profundo shock, falleciendo a los pocos momentos de ingresar".
La cogida del bravo novillero produjo enorme impresión en el público, accidentándose no pocas mujeres y abandonando otros espectadores la plaza. Sacristán Fuentes, después de estoquear con pinchazo y media baja a "Español" y obtener las dos orejas y rabo, se acercó a la enfermería, a la que le negaron el acceso. Muy afectado el de Santa Olalla al conocer el fallecimiento de su compañero, fue a conferenciar con el alcalde de Escalona, que presidía el festejo, quien consultó sobre la suspensión de la novillada. Dado que la mayoría de los espectadores abandonaron el coso al conocer el trágico resultado, se decidió suspender definitivamente la función a la muerte del tercer novillo, este de Paulino Alcázar, al que Sacristán hizo una de aliño, revistiéndose el palco de crespones negros. Hubo de intervenir la Guardia Civil para despejar la enfermería del público que pretendía entrar en ella ("ABC").
Dada cuenta de la noticia a la familia, de Madrid llegó en automóvil el padre y dos hermanas del fallecido, desarrollándose al llegar a Escalona una escena tristísima. La enfermería había sido convertida en capilla ardiente con el cadáver velado por los familiares, todos los toreros que actuaban en la trágica novillada y las autoridades locales. Todo el pueblo desfiló por la capilla ardiente dando muestras de gran sentimiento.
El día siguiente, lunes, tras realizarle la autopsia, y saliendo los vecinos de Escalona a despedirle en masa hasta la salida del pueblo, el cadáver de Pedro Montes fue trasladado en un automóvil a Portillo para su entierro. En la entrada del pueblo esperaban las autoridades, el clero y el vecindario en masa. El féretro fue trasladado a la casa familiar donde se cantó un responso. Centenares de personas desfilaron ante el cadáver. De Madrid se habían recibido centenares de telegramas de pésame y algunas coronas de compañeros y amigos y una del Montepío de Toreros. El cadáver recibió sepultura en el panteón familiar del cementerio de Portillo, donde reposaban también los restos de su hermano Mariano, muerto de forma casi idéntica en 1926, como ya se ha dicho.
La muerte del diestro toledano fue sentidísima en los círculos taurinos de Madrid donde se le quería y se le estimaba por sus excelentes dotes de seriedad, modestía y hombría de bien.
Nota: La ganadería de Paulino Alcázar volvió a anunciarse en Escalona en las fiestas de septiembre de ese mismo año de 1930, ya terminada la plaza de toros, actuando como torero Fuentes Bejarano y como novillero, de nuevo, Natalio Sacristán. Éste sería testigo después de otra cornada mortal, esta vez la de Pedro Vela Mejías el 09/09/1934 en la plaza de toros de Ocaña, por un novillo de Juan Cobaleda. El empresario Longinos Montero Díaz murió asesinado en el kilómetro 17 de la Carretera de Toledo a Ávila (término de Rielves) el 7 de agosto de 1936.
Salió el segundo novillo, de la ganadería de Ricardo Sáez, número 31 y de nombre "Español", el mismo del semental vazqueño que Vicente Martínez compró en 1875 a Joaquín Pérez de la Concha (procedencia Concha y Sierra) y que introdujo en la ganadería colmenareña la característica capa de berrendo aparejado o "berrendo Martínez". El de Sáez, sin embargo, era negro, además de hormigón, bravo y pegajoso y Sacristán Fuentes oyó una gran ovación toreando ceñidísimo a la verónica, después de voltear al banderillero Muntaner, lanzándolo a gran altura. En su turno entró Pedro Montes al quite, se echó el capote a la espalda y dio tres lances de frente por detrás enormes y media colosal. Al rematar, el bicho se le quedó debajo y achuchó, obligando al portillano a intentar refugiarse en un burladero, pero antes de entrar fue prendido por el novillo furiosamente contra las tablas, dándole un tremendo hachazo en el muslo derecho. Acudieron todos al quite, entre ellos su hermano Luis, banderillero que se encontraba en el callejón. Pedro, intensamente pálido y sin conocimiento, arrojando un tremendo caño de sangre por la pierna, fue trasladado por su hermano y por los monosabios a la enfermería, donde esperaban los médicos de Escalona y sus colegas de Santa Olalla y de Cadalso que habían acudido a presenciar la corrida. Todos ellos se apresuraron a reconocer al herido, que presentaba un tremendo boquete en el muslo derecho, por encima de la rodilla, con rotura completa de la arteria femoral, penetrando a la cavidad abdominal. Mientras unos intentaban ligarle la arteria y otros contener la hemorragia, se le pusieron varias inyecciones de cafeína, pero la reacción no se operó en el desventurado torero, que falleció a los pocos instantes, sin haber recobrado el conocimiento, ante los ojos de sus hermanos Luis y Jerónimo, en una escena de honda y dolorosa emoción.
El parte médico decía lo siguiente: "Durante la lidia del segundo toro ha ingresado en esta enfermería el diestro Pedro Montes, a consecuencia de una herida por asta de toro, en la región inguinoabdominal derecha penetrante en el vientre, seccionado la femoral y otros vasos importantes, de veintitantos centímetros de profundidad, con dirección de abajo arriba y de dentro afuera. El estado, de profundo shock, falleciendo a los pocos momentos de ingresar".
La cogida del bravo novillero produjo enorme impresión en el público, accidentándose no pocas mujeres y abandonando otros espectadores la plaza. Sacristán Fuentes, después de estoquear con pinchazo y media baja a "Español" y obtener las dos orejas y rabo, se acercó a la enfermería, a la que le negaron el acceso. Muy afectado el de Santa Olalla al conocer el fallecimiento de su compañero, fue a conferenciar con el alcalde de Escalona, que presidía el festejo, quien consultó sobre la suspensión de la novillada. Dado que la mayoría de los espectadores abandonaron el coso al conocer el trágico resultado, se decidió suspender definitivamente la función a la muerte del tercer novillo, este de Paulino Alcázar, al que Sacristán hizo una de aliño, revistiéndose el palco de crespones negros. Hubo de intervenir la Guardia Civil para despejar la enfermería del público que pretendía entrar en ella ("ABC").
Dada cuenta de la noticia a la familia, de Madrid llegó en automóvil el padre y dos hermanas del fallecido, desarrollándose al llegar a Escalona una escena tristísima. La enfermería había sido convertida en capilla ardiente con el cadáver velado por los familiares, todos los toreros que actuaban en la trágica novillada y las autoridades locales. Todo el pueblo desfiló por la capilla ardiente dando muestras de gran sentimiento.
El día siguiente, lunes, tras realizarle la autopsia, y saliendo los vecinos de Escalona a despedirle en masa hasta la salida del pueblo, el cadáver de Pedro Montes fue trasladado en un automóvil a Portillo para su entierro. En la entrada del pueblo esperaban las autoridades, el clero y el vecindario en masa. El féretro fue trasladado a la casa familiar donde se cantó un responso. Centenares de personas desfilaron ante el cadáver. De Madrid se habían recibido centenares de telegramas de pésame y algunas coronas de compañeros y amigos y una del Montepío de Toreros. El cadáver recibió sepultura en el panteón familiar del cementerio de Portillo, donde reposaban también los restos de su hermano Mariano, muerto de forma casi idéntica en 1926, como ya se ha dicho.
La muerte del diestro toledano fue sentidísima en los círculos taurinos de Madrid donde se le quería y se le estimaba por sus excelentes dotes de seriedad, modestía y hombría de bien.
Nota: La ganadería de Paulino Alcázar volvió a anunciarse en Escalona en las fiestas de septiembre de ese mismo año de 1930, ya terminada la plaza de toros, actuando como torero Fuentes Bejarano y como novillero, de nuevo, Natalio Sacristán. Éste sería testigo después de otra cornada mortal, esta vez la de Pedro Vela Mejías el 09/09/1934 en la plaza de toros de Ocaña, por un novillo de Juan Cobaleda. El empresario Longinos Montero Díaz murió asesinado en el kilómetro 17 de la Carretera de Toledo a Ávila (término de Rielves) el 7 de agosto de 1936.
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