La apuesta era muy fuerte y Fandiño la ha perdido por no tener cartas. El de Orduña ha perdido la partida, pero ¿ha fracasado? Rotundamente, no. Iván Fandiño ha obtenido un gran éxito con su gesto de lidiar 6 ganaderías duras y ha derrumbado un topicazo de los taurinos: que Las Ventas no se llenan fuera de Feria, y hoy se ha pegado en taquillas el cartel de "No hay Billetes", en el mes de marzo y sin un G-5 en el cartel. No ha sido el único tópico que ha caído: que Las Ventas exige peso y volumen; la corrida ha dado una media en la báscula de 502 kilos y se han ovacionado de salida dos toros de menos de 500: el primero, de Partido de Resina (484), y el segundo, de Adolfo Martín (483). Esto ya ocurrió el año pasado en la parte final de la temporada, pero hoy ha quedado plenamente ratificado.
La plaza a reventar es la verdadera noticia de esta tarde
La tarde empezaba con algunos incidentes protagonizados por ese minúsculo grupo de antitaurinos casposos e intolerantes, que gozan del beneplácito de las autoridades y de los jueces. Hoy los he contado y sumaban 18: 14 fuera de la plaza, que se han ido escoltados por ¡4 furgones de policías y dos agentes a caballo!, más 4 dentro del coso (si han pagado las localidades que ocupaban, al menos han contribuido a financiar el festejo). Cuatro policías lo habrían arreglado en conjunto, si los mandos les dejasen actuar como corresponde contra quienes alteran el orden público. Pero los acomplejados políticos españoles no se atreven a enfrentarse al poderoso lobby europeo. Ya podrían aprender de las autoridades francesas.
Ovación cerrada y de clamor cuando el torero pisó el ruedo, guardándose después un minuto de silencio por las víctimas del siniestro aéreo, interrumpido por 4 mentecatos inoportunos que desconocen lo que es la educación y el respeto.
A partir de ahí, todo se puso ya cuesta arriba. El primer toro de la temporada, un pablorromero de preciosa lámina, salió abanto y adoleció de flojera y de falta de codicia. Lo cuidaron en palos y quedó noblón y sin recorrido. Solo lo aprovechó el diestro al dibujar con cadencia una tanda en redondo. Necesitó del verduguillo para pasaportarlo, tras un pinchazo y estocada rinconera.
Muy cerrado en tablas lanceó por verónicas al segundo de Adolfo Martín, un toro llamativamente cornitrasero, que cumplió en palos y banderillas. Le vio buenas condiciones el vasco, y lo brindó al público, pero no consiguió acoplarse al albaserrada, que aunque de corto recorrido seguía humillado el engaño por el pitón derecho. De nuevo hubo de hacer uso de la cruceta, tras una media atravesada.
El de Cebada Gago fue el más abanto de la corrida. Su mansedumbre imposibilitó cualquier intento de lucimiento. De nuevo no bastó la estocada y hubo de recurrir al descabello.
El cuarto fue el toro de la corrida, un toro levantado de José Escolar, que salió carpintero y al que lanceó el coleta, ceñido a las tablas, por verónicas ajustadas. Lució generosamente al toro en el caballo, y digo generosamente porque no solo el público nunca sabe premiarlo, sino que acaba castigándolo, alzaprimando al toro. "Curioso I" empujó y romaneó en el primero, y acudió de lejos en el segundo. El quite artístico por chicuelinas resultó enganchado y necesitó de una segunda parte para rematar lucido. Embistió bien en el segundo tercio y el torero se empecinó en plantear la faena de muleta en el tercio, a un toro con querencia a tablas, y que embestía, pero punteando y derrotando en la salida del pase, algo que no supo resolver Fandiño, costándole un susto y un desarme. Necesitó de seis golpes de cruceta, tras una media tendenciosa en la que el pitón derecho pudo rebanarle la cabeza.
Con cuatro garapullos fue devuelto por el usía (don Julio, por supuesto), el de Victorino Martín, muy regular de presencia, pero que acometió de bravo al caballo.
El escurrido sobrero era de Adolfo, al que de nuevo recibió muy cerrado en tablas (en una tarde de escaso viento). Empujó con fijeza en el peto, al que acudió a distancia. Era flojo y algo tobillero y Fandiño, que ya había arrojado en el primer tercio la montera al callejón, naufragó definitivamente. Necesitó tres entradas con el estoque.
Cerraba la tarde un feo toro de Palha (por nombre, "Bonito"), al que saludó con una larga cambiada de rodillas y que fue como una flecha tres veces al caballo, pero sin empujar y quedarse en el peto. Después se rajó y quedó fundida la tarde definitivamente.
Las almohadillas y la bronca (inmerecidas ambas con quien tanto había arriesgado), que muchos tratamos de contrarrestar con las palmas, despidieron a un Ivan Fandiño, espeso, inseguro, sin variedad y negado con los aceros.
Sobresalió Javier Ambel bregando, en una buena tarde de subalternos, con notables pares de Jarocho, Miguel Martín, Pedro Lara, Jesús Arruga y Curro Robles, y bien con la puya Israel de Pedro y Juan José Esquivel.
Y por no faltar nada, hubo un intento inoportuno de un espontáneo en el cuarto.
Ya lo decía mi abuela: hijo, no te metas en el barro si no quieres mancharte los zapatos. El consejo lo siguen las figuras a pies juntillas, y sólo pisan la moqueta.
Cuadro de puntuación de la corrida
Tarde de expectación
El cartel
Minuto de silencio
"Azafato", de Adolfo Martín
El intento de un espontáneo, abortado por Jarocho
Galope de "Bonito", de Palha, en su segunda entrada al jaco
Injusta despedida a un gesto
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