miércoles, 5 de mayo de 2010

Otra forma de torear: Rafael Soto Moreno

Miguel Moreno (más paulista aún que yo) me envía un correo con un enlace a un video de YouTube de un tentadero con Rafael de Paula.



Y para comentarios, me permito también publicar los emocionados del propio Miguel en su correo:
Te mando esta maravillosa imperfección de Rafael de Paula. No cabe mayor autenticidad ni desgarro. No poseo mayor sentimiento enamorado que el prendido en ese atisbo de lágrima que, a traición, a poco me traiciona. Su mirada: mitad alegre y la otra mitad como suspendiéndose entre los brazos de la melancolía, como recordando lo que ya seremos para siempre, a veces -incluso- a nuestro pesar. Ese remate de los pases saliendo de la suerte entre un espasmo de trastabilleos y angustias, como si quisiera llamar nuestra atención ante una caida irremediable e indefensa que ya nunca se producirá... Ese cite en la distancia eterna... Ese andar como entre algodones dirigiendose a la cara del animal arrastrando la muleta sobre la arena vulgar. Esa parsimonia tan embriagadora que parece que va apartando con sus vuelos las rosas que jalonan su breve -pero intenso- camino hacia la res. Y en el acto de su cumbre torera, los pétalos que se van quedando apartados dulcemente a ambos lados para marcarnos el camino eterno de su toreo. Ese pase por alto absolutamente lleno de profunda enjundia poética. Y cómo, para que no falte nada en su arte conmovedoramente imperfecto, lleva la camisa anudada en la cintura como yo he visto a muchos artistas de nuestro campo cadalseño.
Es la belleza, su belleza, nuestra belleza... que viene a visitarnos para reivindicar el toreo -y a nosotros con él- con esa dimensión honda de sus muñecas que acarician con dulzura, sus rodillas rotas que le convierten en héroe cuasi divino y su cintura... Esa cintura que embruja y enamora a golpe de sentimiento brutal y violento que sobresalta nuestra alma. Es de esos videos de los que te he hablado, de los que me acompañarán para siempre para recordarme puntualmente que esto fue real, que no lo soñé yo la madrugada de cualquier noche solitaria en Cadalso. Que yo fuí testigo. Y como tal, un ser privilegiado.
Para los que lo desconozcan, revelaré que Miguel ha tenido la fortuna de compartir muchas horas de diálogo con Paula. Es la unión de las gentes raras.

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...