martes, 1 de junio de 2010

Estética taurina. Las Ventas 1 de junio de 2010

Los gustos cambian por la dinámica de la propia evolución social, unas veces de forma efímera, al son de la moda que toca, y otras con vocación de permanencia. El desarrollo de las civilizaciones conlleva un refinamiento tanto más acentuado a medida que su decadencia se aproxima, y ejemplos hay en la historia que por conocidos es ocioso enumerar. Y el espectáculo de los toros no iba a ser una excepción.

El veterano cartel de esta tarde componía un menú donde, al modo de la nueva cocina, la presentación del plato se imponía al fondo y sustancia de la comida. Y el resultado fue acorde con ese cartel veterano de ganado y toreros (veterano, porque los seis toros sumaban 34 años y 3 meses, y 119 y 6 meses los de luces).

Volvía Juan Mora, torero de gusto y valor, aunque en demasiadas ocasiones más pendiente de quedar bonito que en la profundidad del toreo (de ahí su apodo de "espejito", con que algunos le conocemos); y no quiero dejar de anotar que hoy es el único que prescinde del estoquito ese de madera, ideado en un principio para niños y para diestros con alguna lesión en el brazo, y hoy de uso común. Pero no ha tenido mucha suerte con su lote. El primer toro era ofensivo, alto, montado, zancudo y vareado, o sea, con hechuras de no embestir; salió escaso de fuerzas y corretón por el ruedo, entró al caballo con la cara por las nubes, quitándose el palo y Antonio Prieto lo picó trasero y sin rectificar; Mora intentó un quite por verónicas; esperó en palos, siempre echando la cara arriba; a la muleta llegó parado y con la cara alta (¡olé por el picador!) y Mora sólo acertó a dibujar un precioso pase de desprecio; lo de los aceros fue para no contarlo. El cuarto era aleonado y escaso de atrás; blandeó de salida y se arrancó al caballo por los adentros sin que nadie pudiera cortarlo y empujó de dentro a fuera con fijeza sacando al caballo al tercio por esa mala costumbre de los piqueros de hacer la carioca; la segunda vara, por contra, no pasó de picotazo; pareó bien Rafael González, (que había tenido un susto al lado del burladero que llaman de la segunda suerte y por cuya tronera entró reptando), no así Cabas, que rejoneó; la faena no pasará a historia porque el animal llegó blando, calamocheante y sin entregarse en ningún momento; lo cazó Mora sin pasar y se llevó los mayores aplausos ¡por sacar con la mano la espada del cuerpo de un animal amorcillado!, al que liquidó tras dos golpes de verduguillo.

Javier Conde es torero de estética, al que le sobra el toro. Luciría esplendorosamente en salones de toreo, si aún subsistieran. Y si encima le sale un toro alto, montado y veleto de casi 600 kilos, para qué contarlo. Pues lo haré, que seguro que hay algún lector, tan masoquista como la afición de Madrid, que lo leerá. Ese segundo toro salió desplazándose poco en el capote, le dieron trasero en la primera, de la que salió suelto, y un picotazo en la segunda, en la que el picador marró y a punto estuvo de caer por delante; anduvo distraído en palos complicando la brega, y sólo el cuarto par de Oscar Reyes merece ser reseñado; quiso empezar Conde la faena en el 9, pero el toro se vino al 3, donde están los toriles y ayer también los papelillos, y al final, nipatí-nipamí, se encontraron en el 1, donde el toro entraba andando y el torero daba pasitos ridículos, como pisando huevos, para colocarse delante de él; en la suerte de matar no es que Conde se fuera, sino que huía velozmente por la tangente. El quinto toro no era estético precisamente; feo y con una cornamenta recogida y apropiada para echarlo como toro de fuego por las calles; salió sin fijeza y dando arreones; en uno de ellos se fue al caballo, Pepillo hijo no lo paró y del topetazo hizo el latiguillo, se levantó como doliéndose del brazo, pero en menos que se dice un jesús salió escopetado a montar en el caballo, en cuyo peto aún estaba el toro, y ejercer de minero, con puya por barrena, hasta que Guasón -que así se llamaba el burel- salió de naja; volvió a arrancarse de lejos al caballo, volvió el minero, se repuchó y deshizo la reunión el toro, pero Pepillo hijo no estaba por la labor de darle la oportunidad de una tercera vara (o las que hicieran falta), sino que le cerró dos veces la escapada cabalgando por el tercio, endilgándole sendos barrenazos inmisericordes. Se pitó al picapedrero, si bien alguien hubo que ostentosamente le aplaudió como si hubiese conseguido la hazaña de picar a un marrajo huidizo (para estos "sabios" aplaudidores, les extracto el art 72.4 del Reglamento Taurino: Cuando la res acuda al caballo, el picador efectuará la suerte por la derecha, quedando prohibido barrenar, tapar la salida de la res, girar alrededor de la misma, insistir o mantener el castigo incorrectamente aplicado. Si el astado deshace la reunión, queda prohibido terminantemente consumar otro puyazo inmediatamente). Siguió con sus arreoncitos en palos,con buena brega de José A. Trujillo y llegó a la muleta, a pesar de todo, metiendo bien la cara, humillado y noble, quedando en evidencia las dudas de Conde y su incapacidad para aprovechar esa embestida templada que a veces tienen los mansos; de nuevo, mató a la caza.

Curro Díaz venía tras dos tardes recientes de cal y de arena, entiéndase esto sin radicalismos. La estética de Curro se resume en pinturería y pinceladas, pero le falta dibujar un buen cuadro, para lo que creo reúne condiciones. Esta tarde ha tenido material para dar algo más que pinceladas, pues el tercer toro, el de mejores hechuras de la corrida, se prestaba a una obra artística y sólo hubo un boceto y muchos brochazos (léase enganchones, por no poder solventar el continuo punteo de Pesado, que era su único defecto). Este tercero de la tarde permitió lancear a un firme Curro Díaz que, sin embargo, no remató con dos lances enganchados; derribó apretando en su primer encuentro, desarmó a Curro, se estrelló en su segundo encuentro en el peto porque Valle Quinta no acertó (y también salió de latiguillo); no anduvo lucido Juan Mora en su quite por verónicas, y el toro deshizo pronto la reunión en la tercera entrada; pecó de falta de fijeza en palos (que se le pregunten a Javier Crespo) y Montoliú porfió para acabar poniendo un buen tercer par, mas teniendo que tomar el olivo; llegó con movilidad, prontitud y humillando a la muleta, aunque punteando y Curro empezó muy bien en el tanteo sacando al toro a los medios, pero a partir de ahí la faena empezó su declive, primero con una serie de derechas jaleadísima que fue muy centrífuga y después con otras por ambas manos que tuvieron el común denominador de los enganchones y los medios pases. Tras pinchar en lo alto, recetó una estocada rinconera perdiendo la muleta, de efecto fulminante. El sexto de la tarde era alto y zancudo, salió contemplativo y sin pasar en el capote; tras un desconcierto en los preparativos de la pica, robando los capotes a Conde y Montoliú, empujó con la cara alta en su primer encuentro y se repuchó en el segundo picotazo; intentó de nuevo Mora un quite por verónicas pero Rompedor no estaba por la labor y deslució las dos que intentó dar; poca historia tuvo la faena porque el animal llegaba frenado a jurisdicción y Curro anduvo con mucho interés, pero ligando con la pierna descargada, citando muy en corto con la muleta retrasada y sin poder evitar un desarme; en su haber un natural excelente de mano baja; el toro, tras una media en lo alto, acabó de naja paseando por todo el ruedo y terminando de bajonazo en las tablas del 4.

Ha sido la penúltima, porque con la de Beneficencia termino el maratón. El sábado regalo la entrada, el domingo son caballos y las de 3, 4 y 12 las devuelvo, sabiendo que la empresa no perderá un euro, porque las volverá a vender. Estoy seguro de ello porque he mirado el ritmo con que se venden las pocas que se están devolviendo. La afición de Madrid es tan pasota y masoquista como el pueblo español ¿por qué iba a diferenciarse? Cada país tiene el gobierno que se merece y cada plaza el empresario que se ha ganado a pulso. Que luego no me vengan con historias, que los mandaré al lugar adecuado y maloliente que el sagaz lector imaginará.

Cuadro de puntuación de la corrida de Vellosino del 01/06/2010 en Las Ventas


(Cada aspecto está puntuado de 0 a 5, y la nota media es ponderada, al no tener todos los aspectos el mismo peso en la puntuación)


Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...