miércoles, 30 de diciembre de 2009

La crítica taurina (por una vez) nos trae una buena nueva


Se ha confirmado la noticia: la cátedra de la sección taurina del ABC vuelve a tener -tras un larguísimo paréntesis- catedrático: Andrés Amorós.

Durante varias décadas del siglo XX, el ABC fue la referencia de la crítica taurina, con dos figuras relevantes: el maestro Gregorio Corrochano, hombre de sapiencia taurómaca difícil de igualar, y Antonio Díaz-Cañabate, que a sus grandes conocimientos en la materia agregaba su gran técnica literaria.

Tras ellos, la sección taurina de ABC inició un declive peligroso con Vicente Zabala y su "heredero", al mismo tiempo que surgía la enorme figura de Joaquín Vidal en el periódico de la competencia, "El País".

Gracias al fichaje del hijo de Zabala por "El Mundo", que deseo por el bien de sus lectores no lo sea en menoscabo de Javier Villán, ABC ha vuelto a designar como crítico (por sus méritos, y no por su filiación) a una persona sosegada y sensata, que aúna dotes literarias y un gran conocimiento y experiencia en el mundo de la tauromaquía. Estoy seguro de que con él desaparecerá tanto el ditirambo partidario como el vilipendio arbitrario, con que se topaban los asiduos lectores de ABC, día sí, día también.

Sobre la nueva andadura del ABC taurómaco me queda la duda de si la excesiva proximidad del Sr. Amorós al planeta de los taurinos puede o no tener un efecto negativo en su independencia de criterio y en su libertad de expresión. La incógnita se despejará en 2010.

P.D. Una vez pasado un tiempo prudencial, creo que es hora de desdecirme de la valoración positiva de Andrés Amorós. Pequé de optimista e impulsivo y ahora debo rectificar a la vista, censura a los comentarios críticos en ABC.es, sino sobre todo de sus crónicas de las ferias de Fallas y de Abril. No es que llegue a hacer bueno al hijo de Zabala, pero, con un estilo absolutamente opuesto, casi lo consigue.

Nota: Publicado originalmente en el blog estrapicurciela
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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...